《Perfecto Desastre》

Quién es Emily?

Es posible enamorarnos de una persona totalmente diferente a nosotros? Que a penas sepa que vives al lado de su casa y que quizás vayan a la misma escuela? Es posible enamorarnos de alguien que solía ser todo para nosotros y de pronto se volvió un total desconocido? 

Creía que no.

Hasta que conocí a Emily. 

Emily Anderson era la típica chica que le importa todo poco y nada, que a penas se preocupaba en si misma. Una chica que muchos de ustedes quizás conozcan, el tipo de persona que no nota tu presencia jamás, pero por alguna extraña razón por un momento te hace creer que sí lo hace. Emily era así, y yo...era totalmente diferente. 

Su sonrisa podía iluminar toda una casa en oscuridad, iluminó mi corazón pero luego volvió a oscurecer. Fue como si sólo fue uno de esos chasquidos que haces con las manos y todo se torna de color rosa apasible, y de pronto te das cuenta que ya te duelen los dedos de tanto chasquearlos. Es en ese momento cuando prefieres quedarte a oscuras porque supones que has tenido demasiada felicidad, pero no te das cuenta que en realidad estás acostumbrado a esa felicidad de chasquear tus dedos, y es entonces cuando te quieres poner a pensar y miras a tu alrededor. 

Está todo oscuro. No logras ver nada más que recuerdos de cuando tus dedos solían chasquearse y todo estaba bien, eran unos minutos solamente pero eran lo suficiente para cualquiera que se dignara a saber lo que se sentía la felicidad. 

Entonces piensas y al fin y al cabo, está oscuro y sabes qué sucedió? 

Te has cansado de hacer un esfuerzo para ser feliz y preferiste estar a oscuras porque creías que alguien volvería a iluminarte. Esperas minutos, quizás días o incluso meses pero esa persona nunca aparece. Y es en ese momento en el que te das cuenta de que has vuelto a caer en el mismo agujero oscuro y profundo del que tanto te costó salir y esta vez un simple chasquido de dedos no te sacará afuera de él. Te toca lastimarte y esforzarte mucho más. 

Todo esto porque te "cansaste" de "chasquear los dedos". 

Así fue mi historia junto a Emily, un nombre tan diminutivo y tierno para una persona tan extraordinariamente increíble y fugaz. Que podía encender las luces de cualquiera, pero decidió hacerlo en sólo una persona. 

En mí.