Enero 25, 2013.

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  Últimamente he sentido tantas cosas, que me siento segura al decir que si alguna vez antes dije que sentí algo inigualable no sabía lo que estaba diciendo

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  Últimamente he sentido tantas cosas, que me siento segura al decir que si alguna vez antes dije que sentí algo inigualable no sabía lo que estaba diciendo.
¿Cuántos sentimientos encontrados pueden existir al mismo tiempo, sin provocarle a uno heridas internas por el amontonamiento? Se siente como si te llenaras por dentro, hasta el punto de querer explotar para dejarlo salir. Es que, ¿sabes? Ahí está el problema. No he dejado salir nada, nunca. Pero no te preocupes, la mayoría de aquellas cosas, son buenas; a decir verdad solo hay una cosa que me incomoda, y es esto mismo, el no decir todo lo que siento, lo nuevo, lo viejo, lo bueno e incluso lo extraño, todo lo que he descubierto de mi estos últimos meses.
Todo eso; sentimientos encontrados, nuevas esperanzas, y millones de cosas más, obviamente tienen su raíz, un orígen, un porqué.
Comenzaré contándote que creo que tal vez, quizás, sólo quzás, haberte dicho "no" aquella primera vez que me invitaste a salir, fue nada más y nada menos que lo que debía hacer. De lo contrario, ¿qué habría sido de nuestra primera cita en el London Eye? ¡Hemos salido! Oficialmente una cita. ¿Quién lo diría?
Se que no fui muy comunicativa acerca de aquella noche, pero aquí, escribiendo con toda la libertad del mundo, sin presiones ni ansiedades, te cuento que fue lo más bonito que alguien ha hecho por mi en toda mi vida. Debió de haberte costado fortuna, simplemente de pensar en el precio del taxi me duele el bolsillo, así que trato de no imaginar cuánto saldría alquilar una cápsula del London Eye por unas horas fuera del horario normal.
El punto es que, la cena, la vista, la atención, el baile, tu preocupación. Todo, cada detalle, desde los cientos de miles de edificios con sus luces prendidas y focos de luz en las calles funcionando como velas para nuestra única noche; hasta tu perfume de siempre, aquel que sólo se puede sentir del todo cuando estás muy cerca, como yo lo estuve aquella noche escondiéndome en aquel lugar infinito en tu pecho. ¿Te confieso algo? Me siento segura allí, en aquel lugar. Protegida e incluso a prueba de balas. Cómoda y feliz. Sobretodo feliz.
El punto es, no se cómo hiciste, o cuándo lo preparaste todo, pero fueran cuales fueran tus esfuerzos (que bien sé han sido enormes), todo valió la pena. No se si ha ido tal cual pensabas que iba a ir aquella noche, pero si te sirve de algo saberlo, lo disfruté muchísimo y ha ido directo a mis recuerdos de noches inolvidables. 

Te confieso, que he mirado más allá de aquellos detalles de la cápsula. Y es que dudo haberte visto vestido formal alguna vez, no pienso que alguna vez leas esto, por eso mismo es que lo escribo, así que aprovecharé a desahogarme. ¿Alguna vez te has fijado en lo bien que te sientan las camisas blancas? Si a eso le sumas un pantalón formal y un buen perfume, obtienes el resultado de aquella noche. Matarías a cualquiera pero jamás pareces darte cuenta. Vas por el mundo derritiendo personas sin siquiera notarlo, como si fuera lo más natural del mundo. A veces te envidio, y es que eres muy despreocupado y haces tantas cosas que a mi jamás se me ocurrirían, pero por el otro lado agradezco tenerte siempre.

Por algún motivo que desconozco, o tal vez no tanto, no te cansas de mi y me compartes tus ocurrencias. De otro modo no habría hecho todo lo que hemos hecho hasta ahora.
Hemos tenido un millón de charlas. Todas muy diferentes. Últimamente hemos hecho cosas de otro mundo, o al menos desconocidas para mi. Has dormido conmigo por que tenía frío, y he dormido contigo por que te dolía el estómago. Es otra sensación bonita, despertar y no encontrar espacios vacíos a tu alrededor. Un tanto extraña de manera peculiar; como cuando algo te parece hermosamente desconocido, una piedra preciosa, un arcoíris invertido, un nuevo escondite, un secreto inesperado. Te he servido café cada vez, negro y sin azúcar como sueles tomarlo, y me he despedido antes de que fueras a la universidad.
No voy a mentir, mi madre me ha preguntado unas cuántas veces qué he hecho en toda la noche. Cree que hicimos maratones de películas. Cualquiera diría que no dormimos e insinuaría cualquier cosa, pero es por que no conocen lo lindo de dormir tranquilo tras noches y noches de insomnio, de volteretas en la cama buscando un cambio en el sueño, de pesadillas espantosas. Es que no conocen el poder de una buena compañía en el momento indicado. Tal vez pienses que soy media idiota, pero la verdad es que dejando de lado la vergüenza, la incomodidad primaria y la falta de costumbre, dormir así, en aquel espacio entre tu brazo y tu pecho, o rodeando tu espalda como la otra noche, hundiendo mi rostro en el huequito entre tus hombros, eso era justo lo que necesitaba. Ni más ni menos.

Me has pedido una cosa. Bueno, más que "pedido" fue "preguntado", pero.. no lo se. Es que.. Ni siquiera se si.. ¿Ya ves? No estoy segura de qué pensar al respecto. Te confieso que me aterré cuando lo preguntaste. Es que hay que tener en cuenta tantas cosas.. Tu te has casado una vez, pero yo jamás fui ni seré como Alena, está en mi pensarlo todo millones de veces, buscarle el lado bueno al asunto, ese punto perfecto en el que nadie sale herido. Existe, ¿sabías? Sucede cuando encuentras la respuesta que no lastima ni incomoda, esa que logra que todos sean felices. A veces es una broma que ni siquiera responde a la pregunta, pero saca una sonrisa a quien sea. Otras veces es un simple "si", o un "no", dependiendo la situación. Siempre encuentro una respuesta, una que no hiera a nadie en lo posible, sino, busco aquella que sólo me hiera a mi. Así por lo menos no me pesa la conciencia. Suena un poco egoísta si lo digo así, y es que lo es. Pero el punto aquí, es que últimamente me has dicho cosas a las que no tengo ni idea de cómo responder.
Es bastante frustrante, lo admito. A veces me limito a ruborizarme y mirar a otro lado, tratando de no sonreír como estúpida, por que se que simplemente con mi cambio de colores he dicho demasiado. Otras veces contraataco, sucede pocas veces pero da igual, diga lo que diga, haga lo que haga, termino sintiéndome como una quinceañera con mejillas rojas.
Esta vez, ni siquiera eso me ha salido. Tal vez si, seguro me hervía la cara, pero no encontré ningún tipo de respuesta en el momento, entonces supe que algo iba mal. ¿No se supone que una mujer sabe siempre con seguridad qué responder a eso? Las chicas vamos por la vida soñando con el día en que un tipo guapo y educado, o no, tal vez un alguien que cumpla todas o gran parte de nuestras expectativas, haga la gran pregunta. Siempre imaginamos respuestas, y la mayoría de la gente normal ya sabe qué responderá incluso antes de que le hagan la pregunta. ¡Pero yo no! Y es tan frustrante.
He dicho que había que tener en cuenta muchas cosas, pero no te he dicho cuales. ¿Sabes por qué? Ni siquiera yo lo se. Mira, por esto se me complica:
Si tengo en cuenta mi edad, apenas tengo 20 años, recién cumplidos, comenzaré a estudiar y aún vivo con mis padres. Pero luego pienso en que el tiempo y los años para mi son diferentes, que posiblemente hasta ahora ya haya pasado toda mi vida; no la mitad, ni un tercio. Entonces me pregunto si de verdad importa mi edad o mis planes a futuro y me doy cuenta de que no. No tiene ni un gramo de importancia.
Si tengo en cuenta mi carrera, que es lo que muchas veces me ha impedido salir con alguien más, se que no vale la pena pensarlo, por que ya no tengo.
Si tengo en cuenta a mis padres, se que te adoran. Se que te comprenderían, se que no les importaría en lo más mínimo verme de blanco, si yo estoy sonriendo de camino al altar. Creo que no les importaría porque no solo a mí me han arrebatado esas oportunidades. ¿Qué padre no querría bailar el vals con su hija en el día de su boda? ¿Qué madre no moriría por organizarlo todo? El resultado en el hospital les arrebató aquello, más otras cosas como premios de patinaje con más peso, nuevas vivencias como un título universitario e incluso nietos. Pero si les dijera, si supieran que aún hay tiempo para eso y me vieran feliz, también lo serían.
Si me tengo en cuenta a mi misma, creo que pienso demasiado.
Si te tengo en cuenta a ti, y no te ofendas por favor, no se si lo haces por que sabes y eres consciente de todas mis limitaciones y oportunidades recortadas. Se que me quieres, me lo has dicho, y supongo que si no me quisieras hace rato ya habríamos dejado de ser amigos. ¿Pero hasta qué punto? Seré honesta, la verdad es que no se si me lo has preguntado por lástima y la simple idea de que así fuera, me rompe el alma. Si alguien me pide matrimonio, quisiera que fuera por amor, no por mi enfermedad.
Nunca hemos hablado de eso, ¿verdad? de hasta qué punto nos queremos el uno al otro. He ignorado el asunto tantas veces, que se me ha vuelto costumbre. En estos días he intentado ponerme en tu lugar, y me ha dolido demasiado siquiera pensar en cómo te sientes cada vez que ignoro el asunto. Pero ojalá puedas ponerte en el mío, por que sigo pensando que no puedo darte algo que te será arrebatado. Te lo he dicho, te dije que sería cruel y me has respondido que yo jamás podría ser cruel. Te he dicho que no puedo darte un "para siempre".. "El tiempo es relativo", me respondiste. Me has dicho que quieres correr el riesgo, aún sabiendo que sería una dura caída, pero te he hecho prometer que suceda lo que suceda, cuando sea que suceda y donde sea, estarás bien.

Dicen que cuando uno se va, deja una huella, y yo quiero que la mía sea bonita. Nada de lágrimas, ni locuras estúpidas. Me tranquiliza tu promesa, por que se que jamás has roto una.
Te he preguntado si alguna vez volverás a pedírmelo, con la esperanza de que para la siguiente vez, tenga una respuesta clara. Tal vez deba pensar menos las cosas, no lo se.

Me da nervios, todo este asunto. ¿Sabes que nunca he estado con alguien? Es toda una cosa seria.
Gracias por salvarme de hundirme y sacarme del agua con flotadores de patito.  

No es tan fácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora