Prefacio

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Seguramente reconocerás mi letra a la primera; bien sabes que desde siempre me he esforzado en que el maldito palito de la "d" quede inclinado con una ligera curva, y la "y" cuente con un final retorcido bastante pronunciado. Sabes tanto de mí que no te das idea. Tal vez sea porque tengo la capacidad de ser un libro abierto sin mi permiso, porque cada ligera expresión se me nota; porque suelo sacar ligeramente la lengua para concentrarme, porque me ruborizo ante cualquier comentario al que no esté acostumbrada, porque cuando me enojo no hay manera de pasarlo por alto, o porque mi risa puede oírse a kilómetro y medio de distancia; o tal vez sea por aquel talento natural que tienes, ese mismo que te deja ver las personas como son, con el que puedes leer cada gesto y comentario entre-líneas. ¿Por qué te digo esto? ¿Por qué debo recordarte que eres el único que puede leerme frente a frente? Porque necesito decir cosas que posiblemente jamás diré, pero no puedo decírselas a cualquiera. Así que, te escogí a ti.
Me está costando expresarme, seguro también se nota. Pero es que tengo que decirte tanto y no se bien por dónde comenzar.
Primero lo primero, ¿por qué a ti?

Además del lío y enredo verbal que acabo de hacer más atrás, decido que tú seas quien lea esto por una simple y sencilla razón, muy fácil de comprender. Eres mi amigo.
Eres quien intentó reparar mi celular luego de partirlo literalmente en dos. ¿Sabes? Amaba ese celular, colgar cerrándolo de golpe era como añadir un plus de carácter a la personalidad. Volviendo, eres quien se encargó personalmente de, en un completo estado de ebriedad, molestar toda la noche, sin descanso alguno en casa de Miles. Quien pidió mi número, el cual tuve que recordarte que no serviría para nada ahora que mi celular se había dividido por mitosis. Eres posiblemente, la única persona que me ha visto enfadada e intentó remediarlo. Quien contestó cada llamada a larga distancia, fuera cual fuera la hora y el día. Quien escuchó mis problemas y secó mis lágrimas. Eres quien me ha hecho reír, siempre, sin excepción. Haz cuidado de mí, en muchos sentidos, así que por ti y para ti escribo todo esto con la necesidad de decirte cosas que tal vez no sabes de mí, los pequeños detalles.

Espero no abrumarte, ni cansarte. Seguramente leerás cosas que quizás no son agradables, cosas que ni yo creí decir jamás; pero espero darte pistas claras sobre mí, un registro de nuestras innumerables aventuras y cada historia que fuimos escribiendo sin darnos cuenta.

Gracias, Tarik, por estar siempre ahí.


No es tan fácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora