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Caminaba de regreso a casa y no, no estaba sola, Sam venía conmigo.

—En estas vacaciones iré a Hawaii —este sonrió y rodé mis ojos.

—¡Puedes callarte! Mis padres quieren mandarme a un estúpido internado para chicas solo por haber reprobado historia y lenguaje. Oh, también por... Eso —le susurré lo último y este negó.

—Te pasaste en serio Val —este rió y solté un gruñido.

—Se lo merecía el jodido profesor —me crucé de brazos, ya estaba empezando a enojarme con tan solo recordarlo.

— No, Valerie. En serio, te pasaste —este dijo y dejé de caminar para golpear su hombro.

—Sigues hablando de eso y te golpearé más fuerte —reí y este sonrió alejándose un poco.

—¡Solo quiero que te arrepientas! —este alzó sus manos y bufé.

—Pues eso será nunca —suspiré y seguimos caminando.











Hace unos meses

Faltaban unos cuantos minutos para que el descanso acabara, todavía seguía en la biblioteca ya que el profesor me había ordenado a recoger unos libros. Ya estaba cansada y tenía mucha hambre.

—El último —la bibliotecaria me entregó otro libro y asentí.

—Adiós —suspiré y salí de allí con los libros en brazos.

Solo contaré algo: mi paciencia tiene límites.

Entré al salon de clases y el profesor ya estaba allí, mi miraba con enojo.

—¿Donde estaba señorita Johnson? —este habló mientras sus brazos permanecían cruzados, todos los de la clase estaban en silencio y mirándome, me sentía muy intimidada.

—Me mandaste a recoger unos libros —respondí, lo sé, debí responder formal pero... Eso se salió solo.

Recuerden, tengo una corta paciencia.

—No me hable así, soy mayor. Si la mandé, pero para que regresara antes de clase, y ahora viene cinco minutos tarde. ¡Detención! —este dijo y fruncí el ceño.

—¿Solo por cinco minutos? ¡Eso es ridículo! Lo peor fue que perdí mi descanso, no comí nada por estos malditos libros, ¡no ire a detención! — lancé los libros al suelo y me crucé de brazos, ahora todos estaban riéndose.

—Tiene razón, no ira a detención. ¡Irá con el director! —este exclamó y todos abuchearon en broma.











Sam entró a su casa y yo seguí caminando a la mía. Al llegar abrí con mis llaves y encontré a mis padres en el sofá, estaban de espalda y había un hombre en frente de ellos, era muy alto y no se veía tan viejo, le pondría unos treinta.

—¿Hola? —aclaré mi garganta y deje mi bolsa en el perchero.

—Oh, ella es —mi madre añadió y fruncí el ceño.

—Valerie, el es Ashton, el director del internado —mi padre hizo una seña para que me sentara al lado de el.

Me senté al lado de mi padre y lo mire.

—Introdúcete —este me susurró y rodé mis ojos.

—Soy Valerie Jonhson, tengo 17 —le di una falsa sonrisa y este sonrió.

—Mucho gusto Valerie, yo soy Ashton Irwin, pero me puedes decir Sr. Irwin —este se cruzó de brazos y asentí sin darle importancia.

—Iré por unas bebidas —mi madre se dirigió a la cocina y papá la siguió.

—Y yo me iré po— ¡No espera! —el Sr. Irwin me detuvo y me voltee.

—¿Qué pasa? — suspiré y el sonrió.

—Tus padres han aceptado en llevarte, nos veremos cariño —este susurró y agitó su mano. Bueno, eso fue algo escalofriante.

Corrí subiendo las escaleras y llegué a mi habitación. Prefería estar muerta que llegar a ese internado.

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