Capítulo 2

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Ya ha pasado un año de lo ocurrido, y ayer mi padre me dio la noticia de mudarnos a San Francisco, Los ángeles. Le contrataron en un nuevo trabajo, él trabaja en la televisión, informando de lo que ocurre día a día. Mi madre le apoyaba en todo y quería que mi hermana y yo le acompañásemos. Sería una larga temporada, a sique por una parte me alegro de no volver a pisar esta horrible ciudad.

Creo que me vendrá bien un cambio de aires.

Me dirigí a mi habitación a prepararme la mochila, el avión salía en unas cuantas horas. -¡Amie! -Gritaba mi hermana desde su cuarto- ¿Tienes mi blusa azul? ¡No la encuentro! -Becky y su ropa... Yo creo que ella es una de las mejores personas que viste, para mí es un ejemplo a seguir. -Amie ¿Me escuchas? -Seguía insistiendo.

-Hms si, perdón, aquí está. -La respondí.

Cuando terminamos de meter todo en cajas y dejar la casa vacía, nos montamos en el coche y nos dirigimos al aeropuerto. Durante el trayecto iba escuchando una canción que iba al ritmo del movimiento de las nubes, hasta que no aguanté más y me quedé dormida.

Luego se oían murmullos y mi madre despertándome. -Hija ya hemos llegado. -Abrí un ojo y pude contemplar su sonrisa de oreja a oreja.

-Mamá ¿Tú crees que aquí podré encontrar un novio decente? -Preguntaba Becky a la vez que cogía su maleta.

-Puede ser cielo. -La sonreía.

Cogí mi mochila y nos metimos en el taxi que mi padre había contratado. A través de las ventanas podía contemplar los edificios altos, muchos coches por la carretera y grandes carteles llenos de luces.

El taxi paró enfrente de una casita preciosa, con un grande jardín. Mi padre pagó al hombre, y cogimos nuestro equipaje, nos adentramos en la casa y cada uno nos fuimos a elegir un cuarto.

Cuando ya terminé de deshacer el equipaje salí al jardín y me senté en uno de los escalones de la entrada. La vecina de al lado, una señora mayor, se me quedó mirando. -Hola chica ¿Eres mi nueva vecina? -Me sonrió.

-Sí. -La respondí.

-Encantada, yo soy Rita y este es mi pequeño. -Se presentó la mujer, pero... ¿Quién era su pequeño? No podía verlo por la vaya que nos separaba ¿Sería su nieto? De repente se le oía a un perro ladrar. -Calla Nelson. -Le mandó la mujer callar. -Si quieres algún día podéis pasar tú y tus padres a tomar el té con pastas. Estaré súper encantada, ya que aquí los demás vecinos nos son muy amables...

-Muchas gracias Rita, algún día nos pasaremos. -La sonreí.

-Bueno... Debo irme pequeña. -Se despidió la mujer haciendo un gesto con la mano.

Ya estaba anocheciendo y mi madre me llamó para poner la mesa antes de cenar. -Hija, pasado mañana empiezas el instituto, espero que ahora primero de bachillerato te vaya mejor que en los otros cursos. -Me repuso mi madre mientras pelaba una patata.

-Seguro que me irá mejor, y sino... lo intentaré. -La contesté.

Cuando todos nos sentamos en la mesa, levanté la mirada y dije -Por cierto, la vecina de al lado es majísima. -Mis padres y mi hermana me miraron raro por ser una de las primeras veces que hablaba con alguien sin ser ellos.

-¿Y quién es? -Preguntó mi madre.

-Una señora mayor que vive con su perro, me dijo que los vecinos de esta zona no son muy amables y que si algún día nos pasamos a tomar té con pastas.

-De momento vamos a conformarnos con lo que tenemos y cuando tengamos más confianza con este barrio, nos vamos a conocer a los vecinos. -Dijo mi padre.

Al terminar de cenar, subí a mi cuarto y me puse a mirar por la ventana, el barrio es bonito y puede que los vecinos sean majos, pero la señora los mire con otros ojos.

Forcé la vista y vi a un chico que iba con un perro grande y muy peludo, él se agacho y le acarició. Luego se quedó quieto mirando la casa, me eché para atrás para que no me viese, me asomé para ver si se había ido, y cierto, ya no estaba. Era rubio y de una estatura normal, delgadito y guapo. Me recordaba a alguien, pero no me acordaba de quién.

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