Capítulo 15

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Ya era sábado por la tarde, yo todavía seguía metida en mi cama. Ni salí a desayunar, ni a comer...
Solo moví los músculos para retorcerme y encontrar una postura cómoda.
¿Cómo pude confiar en él? Nunca creí que fuese así.
<<Ring Ring>> Ya era la cuarta vez que mi móvil sonaba, sus vibraciones hacían retumbar el escritorio. Pero yo no lo cogía.
-¡Amie! ¡Amie! ¡Asómate! Dime que te he hecho. -Gritaba Danny.
Suspiré y cerré los ojos.
-Amie por favor. Te quiero ¿Sabes?
Repetía el "Te quiero" tres veces por segundo.
Me bajé de la cama, bajé al salón y abrí la puerta de la entrada.
-Eres un estúpido, deberías de saber perfectamente lo que me has hecho. Confiaba en ti.
-Amie... Te juro que no se que te he hecho.
-¿A no? Entonces que es eso de que estás saliendo con Elisabeth a mis espaldas?
-¿Elisabeth? Ni siquiera se quién es.
-Mira, déjalo. No quiero discutir más. -Me di media vuelta y di un paso hacia adelante cuando Danny me agarró de mi brazo y me besó. -Danny...
-Nunca te engañaría con nadie. -Se dio la vuelta y se marchó.
Me quedé viendo como se marchaba. Subí a mi habitación y me tumbé de nuevo en la cama.
¿Qué acaba de pasar? Mi mente estaba rayada, no me podía explicar nada de lo sucedido.
<<Toc toc>> Alguien llamaba a la puerta.
-¿Sí? -Pregunté.
-Soy Becky. ¿Puedo pasar?
-Sí...
-Me he enterado de lo tuyo con Danny y quería saber como estabas.
-Hecha un desastre. Confundida. Dolorida. Agobiada. Triste. ¿Te digo más?
-Eh... No, gracias, ya... Ya se como te sientes. -Miró al suelo. -¿Y por qué no intentas hablar con él sin discutir? A lo mejor... El tiene razón sobre lo de que no conoce a Elisabeth.
-No se. Cambiemos de tema por favor. ¿Qué tal con tu novio?
-Bien.
-¿Está en casa?
-Sí, en la habitación con el portátil.
-Ah...
-Esto Amie, te dejo solita, así piensas ¿Vale?
-De acuerdo. -Becky abrió la puerta y se fue.
Ahora no tenía ganas de hablar con Danny, no tenía ganas de estar con él, no tenía ganas de ver a Elisabeth... No tenía ganas de...
-¡Amie, hija! ¡Ha venido Danny! ¿Le abro?-Me llamaba mamá desde la cocina.
¡No! Contra antes lo digo antes aparece.
Me negaba a bajar.
-¡Dile que estoy ocupada!
Los días pasaban volando, ya era lunes. El domingo no pasó nada importante, tan solo repetí lo que hice el sábado.
Al entrar al instituto estaba Danny abriendo su taquilla y al lado estaba Elisabeth acariciando su pelo. Al pasar por delante de ellos Danny clavó su mirada en mi, lo que hizo que yo la apartara.
Al adentrarme en clase estaba Ryan sentado en mi mesa.
-Ryan ¿Qué se supone que haces en mi sitio?
-Estaba esperándote.
-Ah que bien. -Mi cara estaba seria, y el ceño fruncido.
-Ei ei, conozco esa cara ¿Qué te ha pasado esta vez? Espera espera, adivino. ¿Algo de la tal Elisabeth, verdad?
-Cierto. -Saqué mis libros de la mochila y los coloqué debajo del pupitre.
-¿Qué te ha hecho esa pulga?
-Quitarme una parte de mi.
-¿Y esa parte de ti es... Danny?
-Cierto. Es divertido como puedes deducir eso con tan solo mis expresiones.
-Es fácil. Siempre me fijo en tus mofletes. Cuando te dicen algo bonito los mofletes se te quedan como un color rosa. Cuando estás enfadada son rojos. Cuando estás contenta te salen hoyuelos, cosa que me encanta cuando sonríes. Y si hablamos de sonrisas... Te las cuento. Oye, pero no pienses que soy un acosador que te observa todo el rato eh... Solo eres mi mejor amiga o como así decirlo.
-Eres muy buen amigo, de veras, no se que haría sin ti. -Le abracé.
Danny nos miraba desde su sitio, bajando la mirada cada dos por tres al suelo. Elisabeth, a su lado sonreía con una de sus mejores sonrisas, recibiendo al profesor de literatura.
-Ryan, siéntate en tu sitio, y Danny, mira hacia delante. -Mandaba el profesor.
Al terminar la clase, tocaba educación física, a si que nos dirigimos al gimnasio. Corríamos para calentar, estirábamos y luego teníamos tiempo libre para jugar a cualquier deporte.

Al terminar la clase fuimos a los vestuarios, saqué una camiseta limpia de mi mochila y me quité la sucia.

-Bonito sujetador. -Se empezó a reír Elisabeth. La miré y bajé la mirada de nuevo. -¿Por qué no hablas? ¿Te ha comido la legua el gato? -Me levanté y salí por la puerta.

Mis pasos iban rápido, con mi mirada en el suelo. <<Plof>>

-Ups. Perdón Amie. ¿Estás bien? -Me preguntó Ryan al chocarme con él.

-Sí sí, perdóname a mi, no se en que iba pensando. -Le eché una sonrisa algo falsa.

-¿Seguro que estás bien?

-Eh... Sí, puede que tenga algo de fiebre. Mejor... Mejor llamaré a mi madre para que venga a recogerme. Nos vemos. -Me fui y le dejé con palabras en la boca.

Me acerqué a conserjería y la señora pudo llamar a mi madre, me senté en el banco y esperé. Por mi mala, malísima suerte, se acercó Danny.

-Hm... Hola. ¿Qué haces ahí? -Me preguntó mientras se metía una mano en el bolsillo de su sudadera.

-Esperar.

-¿A qué?

-¿En serio te tengo que dar explicaciones? -Me levanté y me cambié de banco.

-Amie... Venga. Por favor. No te hice nada. Créeme.

Le miré.

-Amie... -Se me acercó lentamente y me acarició mi mano. -Por favor...

En este mismo momento apareció mi madre por la puerta.

-Hola mamá.

-Hola hija, hola Danny. -Le sonrió.

-Hola. -Él respondió.

-Vámonos a casa si no te quieres poner peor.

-Adiós... -Le miré y me despedí, él me lo devolvió con una sonrisa.

El diario de Amie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora