Capítulo 3

116 6 1
                                    

Al levantarme por la mañana, oí a Nelson ladrar, me asomé por la ventana y había venido el cartero. Bajé corriendo por las escaleras de la casa y salí a la calle en pijama a recoger el correo. Cuando iba atravesando el jardín me tropecé, alguien se acercó. -¿Estás bien? -Me preguntó, era una voz de chico.

-Hms... Sí sí. -Me levanté y me encontré con el chico rubio.

-¿Te has hecho algo? -Me miraba sin quitarme la vista de encima. Me levanté el pantalón hasta la rodilla y tenía una herida. -Déjame verla. -Se agachó y de su mochila sacó su botella de agua y un clínex. -No es nada. -Me sonreía mientras me curaba la herida.

-Gracias... -Le agradecí, no podía quitar mi mirada de sus ojos verdes.

-¿Eres nueva? -Se colocaba su mochila de nuevo en su espalda.

-Sí...

-Ah genial, entonces aquí ya tienes a alguien conocido. -Me sonrió.

-Si... Menudo alivio. -Dije en voz baja mientras me sacudía la tierra de mis pantalones.

-Bueno... Debo irme al instituto, ten cuidado no te vuelvas a caer. Y por cierto, bonito pijama. -Se despidió.

-Oh... Gracias. -Le sonreí. Cogí el correo y me metí en casa, subí a mi habitación y analicé todo lo que sucedió. Que suerte haberme caído. Me estaba desnudando para irme directamente a la ducha.

Ya era la hora de comer, y pusimos la tele para ver a mi padre, hoy era su primer día de trabajo. Mi madre, Becky y yo, intercambiábamos conversaciones sobre la noticia que estaba dando papá, cuando de repente el timbre sonó, mi madre se levantó a abrir la puerta.

-Ui, hola ¿Y tú quién eres? -Dijo mamá intrigada.

-Soy el vecino de enfrente, vengo a hablar con tu hija si no es molestia.

-Oh claro. -Mi madre le sonrió. -¡Amie! Vienen a verte. -Me acerqué a la puerta y era él, el chico del pelo rubio.

-Ho-hola. -Mi corazón iba a 100 por hora y mi cara más roja que un tomate.

-Bueno, mejor os dejo chicos. -Se dispuso mamá a dejarnos solos.

-Quería saber si más tarde tienes algo que hacer... Amie. -Me sacó una sonrisa burlona. ¿Ahora qué le digo? Mi nerviosismo creo que solo lo notaba yo.

-Esto... No... No tengo nada que hacer ¿Por qué?

-Estaba pensando en enseñarte un poco el barrio y eso.

-Me parece buena idea. -Le sonreí. Dios mío que ojos tiene...

-¿Te parece bien a las seis?

-Sí...Sí... Perfecto perfecto...

-Genial. -Se dio la vuelta y llenando el segundo se volvió hacia a mí. -A por cierto, me llamo Danny. -Mi cabeza se paró por varios segundos. -¿Amie? -Movía su mano de lado a lado por enfrente de mi cara. -Llamando al mundo de Amie...

-Perdón, se me fue la cabeza, ya, ya estoy. Bueno pues a esa hora nos vemos. -Sonreí y cerré la puerta.

Santo de mi vida y de mi corazón. ¡Danny! Subí corriendo a mi habitación y cogí el álbum de fotos del fondo del cajón. Lo abrí y allí se encontraba una foto de Danny, su misma sonrisa, sus mismos ojos y su mismo pelo, pero... Está demasiado guapo, no parece ni él.

Me senté en el suelo mientras se me escapaba una carcajada. Entró Becky en mi habitación -Amie ¿De qué te ríes? Estoy intentado rellenar la hoja esa para la universidad.

-Becky... ¡Becky! ¡He visto a Danny! -Exclamé muy sorprendida.

-Pero que dices loca, anda, no digas tonterías.

El diario de Amie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora