Capítulo 16

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Al llegar a casa me subí a mi habitación, tiré la mochila al suelo y me tumbé en la cama a descansar.

-Hija, te he traído un Ibuprofeno. -Me dio un vaso de agua acompañado de una pastilla blanca.

-Gracias mamá. -Me lo tomé de un sorbo.

-Si te sigues encontrando mal me llamas ¿Vale?

-Vale. -Me acurruqué de nuevo bajo las sábanas y cerré los ojos.

Pasaron tres horas, no pude creer todo lo que había dormido. Por lo menos mi cabeza ya había descansado algo.

Estaba despeinada y con cara de sueño cuando... 

<<Toc toc>>

Bajé abajo y abrí la puerta, cerré los ojos y bostecé.

-Eh... Hola Amie...

-¿Ryan? ¿Qué haces aquí? -Me repeiné un poco los pelos de loca que tenía. -¿Cómo supiste donde vivo? -Mi cara estaba roja. Estaba pasando por un ataque de vergüenza, sinceramente.

-Bueno, estoy aquí para saber como estabas. Y supe donde vives porque... me lo dijiste el otro día.

-Oh... Esto... ¿Quieres pasar? No... No hay nadie en casa.

-Sí, gracias. -Me sonrió.

-¿Quieres comer algo o beber algo?

-No, no, gracias. -Sonreía y estaba un poco rojo. -Me gusta tu casa, es acogedora y bonita.

-Gracias. Bueno... Creo que me subiré a vestir, no ha sido buena idea recibir a un invitado en pijama y con pelos de psicópata.

-Pues... A mi me gustas en pijama. Quédate a sí.

Esta conversación se estaba volviendo algo complicada, ya no sabía que hacer.

-De acuerdo, pero al menos me dejas hacerme bien la coleta ¿No?

-Sí. -Se empezó a reír. -Y una cosa...

-Dime.

-¿Vas a volver con Danny?

-No lo se. -Íbamos subiendo por las escaleras para llegar a mi cuarto.

-A lo mejor le puedes dar una oportunidad...

Me giré brutalmente hacia él, no calculé bien y me choqué.

-Perdón. -Me empecé a reír. Me tenía entre sus brazos.

-No hace falta que pidas perdón.

-Bu... Bueno... -Me separé y nos metimos en la habitación.

-¿Quieres que le llamemos para que venga? Y así habláis...

-Eres muy cabezón. -Le dije entre sonrisas.

-Se que lo estás deseando.

-Cállate y llámale, anda. -Me tiré a la cama. -Pon el altavoz por favor.

-Vale.

<<Piii piii>>

-¿Sí? -Preguntó Danny.

-Hola Danny, soy Ryan. Te iba a preguntar si estás en casa.

-Claro que estoy en casa. -Unos susurros de chica venían de atrás de él. -Cállate, Eli. -Susurraba Danny. -Que... ¿Qué querías tío? Me pillabas en un momento... Algo ocupado.

-¿Algo ocupado? -Pregunté yo. -Eres un estúpido que no sabe valerse por si mismo, eres un egoísta insensato, asqueroso y mentiroso. Y sobre todo un falso.

-Amie... Yo...

-Déjame. No me mires, ni me hables. -En ese momento colgué. -¿Por qué a mi? -La lágrimas me venían de vuelta.

-Lo siento Amie, yo no quería que pasara esto... -Ryan me abrazó.

-No te preocupes Ryan, por lo menos ya se que Danny no merece la pena.

-Vamos hacer una cosa ¿Vale?

-¿Qué cosa?

-Vamos hacer unas palomitas y ver una película. Vamos. -Me cogió de la mano y bajamos a la cocina.

Mientras se hacían las palomitas, empezamos a charlar sobre la clase y nuestros compañeros.

-¿Y tu amiga Alex? Hace tiempo que no la veo contigo.

-Ah sí... Lleva varios días enferma, hablamos por WhatsApp, pero los días sin ella en el insti son aburridos. -Le miré. -Ya están las palomitas.

Ryan cogió el bol y lo llevó al sofá, nos sentamos los dos y pusimos una película de risa, para animar un poco el momento.

<<Toc toc>> 

Miré a Ryan sorprendida, no me esperaba otra visita. Me levanté y abrí la puerta. 

-Amie, déjame explicarte, por favor. 

Cerré la puerta y me dirigí a donde Ryan, me senté y no dije nada, me quedé mirando a un punto fijo mientras que otra de las lágrimas encerrada en mí salía hacia afuera. 

-Amie... -Me abrazó sin hacerme preguntas. 

Eran las ocho de la tarde, nadie estaba en casa, solo nosotros dos.

Puse mi cabeza en el hombro de Ryan y cerré los ojos, él me agarró de la mano. Una sonrisa me creció en mi rostro, en ese momento me sentía segura. Con él.

No se que estoy diciendo la verdad... 

¿Qué me pasa? 

<<Toc Toc>> 

Me hice la dormida y Ryan se levantó a abrir la puerta. 

-Am... Hola Ryan ¿Qué haces aquí? -Se quedó pasmado Danny. 

-Estoy aquí porque necesita a alguien que la anime, ya que el desgraciado que tengo delante la ha roto el corazón. No nos imaginábamos que fueses a ser así. Déjala ya, Danny, la has perdido. 

-Déjame pedirla perdón... Por favor. ¡Amie! Ya se que he sido un estúpido. Por favor perdóname. 

-Cierra la boca, está dormida. Fuera. -Volvió a repetir Ryan.

-¡Amie! 

Cerró la puerta y le dejó con las palabras en la boca.

Se sentó en el sofá y me miraba mientras sonreía, abrí un ojo y él apartó la vista, volví a cerrar el ojo y me volvió a mirar.

-Ryan... Se que me estás mirando. -Se me creaba otra sonrisa sin desearlo. 

-Es que... -Llevó su mano a mi pelo. -Tienes un trocito de palomita. -Se empezó a reír, al igual que yo. -Me acariciaba el pelo lentamente. 

Alguien abrió la puerta. 

-Hola chicos. -Llegó mamá, papá y Becky. 

Ryan apartó su mano de mi cabello y la puso encima de su pierna. 

-Hola. -Respondimos los dos.

-¿Qué tal la tarde? -Nos preguntó papá.

La verdad es que no me apetecía contestarle. 

-Pues no se. -Al final, le respondí.

-Amie, ya debo de irme, mi madre me estará esperando. Mañana nos vemos en el instituto ¿De acuerdo? -Me dio un besito en la frente.

-De acuerdo. -Sonreí.

Subí a mi cuarto y me metí en la cama. 

-Hija ¿No quieres cenar? 

-No... No... No quiero, gracias. 

Mi madre se me acercó y me dio un beso en el moflete. 




El diario de Amie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora