Llegamos a la sala común a cenar, Mauro me esperaba puesto que le había dicho que en la cena hablaríamos, al verme a parecer con Josh miró hacía el suelo y volvió a su mesa con cara de decepción sin apenas mirarme, yo aparté la mirada y cogí sitio, Josh repetió la operación de cada día.
Cuando llegó con la cena le volví a formular la pregunta, a la cual Josh respondió amablemente, me gustaba esta faceta suya, ójala y siempre fuera así.
-No se puede acercar a ti y al revés por qué solo se puede acercar el ángel que más contacto mantenga con dicha elegida, y en este caso también es por la diferencia de color- Yo asentí pensativa.
- Supongamos que a mi el color me da igual, y me enamoro de él y no de ti, ¿qué sucedería?-
-Pues que si acabases con él, tanto tú como él os saltaís la regla más básica, y desapareceriaís del cielo para ir a ese lugar intermedio que ya te comenté- Satisfecha ante sus explicaciones decidí no presionarle más hoy.
- Por hoy está bien Josh, pero mañana no te libras- Dije sonriendo, Josh rió también y se acercó a mi.
-Mañana las reglas las pongo yo pequeña traviesa- Me dijo al oído. Su voz y su cálido aliento me causaron escalofríos por todo el cuerpo, él se dió cuenta y una leve sonrisa se formó en su cara.
Cuando por fin terminamos de cenar y ya nos disponíamos a irnos un fuerte golpe llamó nuestra atención.
-¡ELLA ES MIA!- Miramos al frente intentando averiguar de dónde venía aquel grito que dejó a todo el comedor en silencio. Vimos como unas hermosas alas negras volaban, y unos instantes más tarde las pusimos cara, Mauro. Josh levantó el vuelo para parar a su contrario, o hermano como le llamaba el.
-Mauro, para- Le dijo acercándose a él, Mauro le miró con rabia a los ojos, los ojos de Mauro brillaban de forma sobrenatural.
-¿TÚ ME DICES QUE PARE HERMANITO? ¡¿TU!?- Mauro le propinó un fuerte empujón a Josh tirándole al suelo, Mauro se acercó a mi decidido, yo intenté huir pero mi fuerza era inútil al lado de la suya, me cogió del brazo obligándome a volar y con un hechizo nos hizó desaparecer a los dos de allí.
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Plumas negras
Roman pour AdolescentsNo sabía que existía el cielo, ni tenia ni idea de lo que me esperaba después de morir,ni si quiera entraba en mis planes morirme.