Aparecimos en un sitio terrorífico, si hubiese tenido que describir el infierno de alguna forma habría sido así. Estábamos rodeados de volcanes que erupcionaban levemente constantemente, la única luz que había a nuestro al rededor provenía de la lava que formaba lagos y ríos. Busqué a Mauro con la mirada, ví que estaba tumbado en el suelo de espaldas a mi, asi que intenté huir volando, pero cuando levanté el vuelo descubrí que una de mis alas estaba dañada y caí al suelo en el acto.
Me giré y vi como Mauro se dirigía hacía mi, yo retrocedí asustada y con lágrimas en los ojos.-Mauro, ¿dónde estamos?-Dije medio llorando.
-El cielo no se basa solo en los rangos Alice- Dijo con trizteza acercándose- Lo siento, se me fué de las manos, bebí demasiado- Entonces se echó a llorar arrepentido, poniéndose las manos en la cara, y a causa de un impulso me acerqué a él y le abracé, aquello pareció reconfortarle.
-Mauro deja de llorar, lo único que tenemos que hacer es hallar la forma de salir de aquí, este sitio da escalofríos- Me miró con los ojos tristes.
-Alice tus alas se convertirán en negras si no volvemos pronto-
-Mauro hay una cosa que no entiendo. ¿Sí tu quieres que este contigo y el color nos lo impide por que te preocupan mis alas?-
-Por que que quiera estar contigo, no significa que quiera corromperte Alice-
Aquí es donde me dí cuenta de que todo lo malo tiene su parte buena, y de que todo lo bueno tiene su parte mala, de que no todo era tan radical como nos hacían creer, de que el color de transición, el gris, era el equilibro entre una cosa y otra. Así que desde ese momento pensaba hacer lo que quisiese basándome en mis propios principios y no en los impuestos por un señor que se hacía llamar "Dios".
-Esta bien Mauro, busquemos una salida- Dije decidida recogiéndome el pelo. Mauro me miró desconcertado y asintió despacio.
-Alice puedo arreglarte el ala- Yo asentí.
Tras unos minutos mi ala estaba como nueva.
-Mauro ,¿no podrías repetir el hechizo?-
- Alice no se como hice aquello- Yo suspiré.
-Volemos entonces-
Alcé el vuelo y volé todo lo alto que pude seguida por Mauro y a lo lejos vi una hermosa nube blanca, suspuse que aquello sería la ciudad.
-Mauro mira allí- Dije señalando al oeste.- Volemos en esa dirección, debe ser allí-Mauro asintió satisfecho.
- Tus alas empiezan a oscurecerse Alice, debemos darnos prisa-Le miré.
-Mauro el color de mis alas me da igual, vamos- Mauro sonrió y volamos juntos hacía aquella nube.
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Plumas negras
Ficção AdolescenteNo sabía que existía el cielo, ni tenia ni idea de lo que me esperaba después de morir,ni si quiera entraba en mis planes morirme.