Capítulo Trece.

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Desde hace pocos días he dejado de ir a fiestas con Grant y me he quedado en casa con Till. A veces siento que con cada hora que pasamos juntos empiezo a sentir una especie de chispa en mi corazón. Y eso me tiene confundido.

Es que desde aquella noche, hace dos días, en la que le pregunté a Till sobre si me acompañaba con una copa de vino, empezamos a conocernos más. A pesar de los años que hemos estado en el mismo hogar.
De ahí lo miré de distinta manera, una manera que provoca cosas en mí.

Incluso Till un poco ha cambiado. Sigue siendo culto y misterioso, pero, cuando conversamos sobre varios temas no puedo evitar sonreír al escucharlo hablar más en tono amigable de lo que lo ha hecho desde que nos conocimos.

Ahora me gustan más sus ojos, me interesa más su mirada. Hay algo en mí que al ver su rostro no quiera dejar de mirarlo, no quiera despegar mi mirada de su cuerpo.

"Necesito pensar con claridad." Pienso, viendo el cielo oscuro desde mi ventana. Puede que sienta una especie de amistad muy unida con Till y eso me gusta, pero siento que hay algo que siento por él. Decir que estoy confundido es poco.

¿Qué clase de amigo pensaría por mucho tiempo en los ojos de su amigo? Su mirada, que se filtra por la oscuridad de mi visión, hace que quiera ver sus ojos en persona... "De acuerdo Jack. Creo que me alegra hablar más a menudo con Till desde que lo conocí que no dejo de pensar en ello."

Suelto un suspiro y cierro los ojos. El sueño me invade.

Abro mis ojos cuando escucho el sonido de unos pasos. Mi teléfono marca las 4:37 am. Seguramente Till camina a su habitación después de haberse dado una ducha... Cierro los ojos rápidamente cuando pasa cerca de mi habitación, nunca cierro la puerta, así que lo escucho dejar de caminar.

Como la persona curiosa que soy, abro los ojos y me encuentro con el gris de sus ojos. Aquellos ojos que son como niebla en mi campo de visión por las noches, cuando aparecen en medio de mis pensamientos.

Till está enfrente de mi habitación, me observa, sin su habitual rostro inexpresivo... Su mirada es de curiosidad, inocente; la misma mirada, los mismos ojos que tenía cuando lo vi por primera vez.

Mira a otra parte y sigue su camino hasta que escucho la puerta de su habitación cerrarse. Supongo que me vio despierto. Vuelvo a suspirar y a tratar de dormir, pero no puedo. De nueva cuenta esa duda surge, ¿por qué siento algo en mi interior cuando lo veo? Sé que no es lo que se siente así cuando se mira a un amigo. Es diferente. ¿Qué es?

Me levanto, necesito un vaso con agua o hacer cualquier cosa con tal de despejar esta sensación confusa que hace que tenga dudas.

Termino de tomar agua y el ruido de alguien entrando a la cocina capta mi atención.

---Jack ---me saluda Till.

---Till, hey ---le observo agarrar una barra de granola---. Las barras nunca me quitan el hambre, ¿a tí?

---Supongo ---se acomoda su mochila mientras abre el empaque. Y entonces se me ocurrre algo.

---Amm... Oye Till ---hace un movimiento con su rostro para que le diga mientras le miro comer la barra de granola---. ¿Necesitas compañía para ir al instituto? ---siento algo de pena al preguntarle. Eso salió de la nada.

---¿Me quieres acompañar Jack? ---su tono es amable, igual que el destello que hay en su mirada. ¿He visto antes ese destello plateado en sus ojos antes?

---Sí, creo que sí.

---Caminando ---sonrío a su petición.

Al llegar a mi habitación, me quito la ropa de dormir y me coloco un pantalón azul oscuro algo desgastado que era de Grant y una playera color blanco en conjunto con una sudadera oscura y mis botas favoritas como calzado.

Lado oscuro, mirada perdida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora