Capítulo 5 Trauma

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Mientras sentía la decepción hacer latir más rápidos los latidos de mi corazón, la mente se me nublaba de pensamientos absurdos de cómo hacer para aclarar todas las dudas que tenía y resolver este suceso.
Aún seguía ahí, buscando por todos los lados para ver si hallaba algo que me indicará una respuesta o al menos una pista para llegar hacia ella. Me senté en un banco rendida, no había encontrado nada, absolutamente nada.

Sin más nada que hacer en aquella vivienda decidí regresar hasta la Universidad, ya que tenía clases a partir del medio día, no podía permitirme perder otra clase más. Subí al auto, abroché mi cinturón de seguridad, tomé del timón y empecé mi ruta...Estaba a dos casas más adelante cuando de pronto escuché a alguien gritar mi nombre. Miré por el retrovisor y ahí estaba él, sí, ahí estaba Neizan, sabía que esa voz se me hacía conocida. Me estacione para esperar a que se acercara.

-Hola Angelito, como estás? -dijo con una sonrisa reluciente.

-Creo que te debes de estar juntando con Yusy, lo digo por el apodo...-dije con un tono un poco burlón.

-Esa no es la razón precisamente, -dijo riendo a causa de el comentario que he hecho. -La razón por la cual te llamé angelito es porque eso es lo que veo en ti, toda inocente y tierna. -No pude evitar sonreír.

-Supongo que debo darte las gracias por el halago. -Por un momento nuestras miradas se cruzaron y fue ahí cuando por una nueva vez pude perderme en sus ojos, los cuales contenían aquella mirada oscura y llena de intriga, pero esta vez en medio de esa oscuridad había algo que brillaba al mirarme, era como si tuviera algún toque de hipnotizado -Aaammm y...que haces por aquí? -Pregunte para salir de aquel momento incómodo pero hermoso.

-Acabo de llegar, vine a hacer unas cuantas diligencias de familía.

-Bien, entonces nos vemos, yo también tengo cosas que resolver. -dije despidiendome y girando las llaves del auto.

-Pero espera, no te vas a ir tan rápido, no sin antes darme una fecha de cuando será nuestra próxima cita.

-Y por curiosidad...cuando fue la primera? -dije riendome.

-Pues...aquella vez en las... Mon..Montañas Rocosas?

-Colinas Enrroscadas querrás decir. -replique corrigiendo lo anterior.

-Ese era el nombre que buscaba. Pero bien, no quiero hacerte perder más tiempo, te espero el jueves en la noche en SouthDown. -se dio media vuelta y se fue sin despedirse para así no darme oportunidad de negarme.

Retomé camino y al cabo de una hora ya había llegado a la Universidad. Entré a la clase correspondiente pero durante las 2 horas completas que está tenía de duración no pude concentrarme, todo rondaba por mi cabeza, Neizan, mis padres, las dudas...

Cuando por fin terminó la sesión, regresé a mi casa, está vez esperaba no encontrarme con ninguna discusión o algo parecido, quería descansar, hoy había sido un día muy largo.

Estacioné en frente de casa el auto de Papá, salí de el y me dirigí hacía la puerta, cuando logré abrirla, lo primero que pude notar fue aquella escena que me dejara pasmada para toda la vida, creo que nunca ni mis ojos ni mi memoria borrarán lo visto, esa escena fue de las que te causan traumas difíciles de superar por más tiempo que haya pasado. Mamá tenía un arma apuntando directamente a su propia cabeza, no pude contener mis lágrimas y exploté en llantos mientras corría hacia ella. Desde que notó que estaba presenciando aquella pesadilla soltó el arma y la dejó caer al suelo escapandose así una bala. Mis ojos se cerraron instantáneamente. Mi corazón se agitó y se aceleró cuál nunca lo había hecho. Sudores recorrían mi espalda. Mis sentidos se distorsionaron. No quería abrir los ojos, no quería arriesgarme a ver la posible triste realidad.

Con temor logré mirar en toda la sala, hasta que bajé la mirada y encontré a Mamá en el suelo. Sólo puse mis manos sobre mi cabeza, por un momento quedé en shock, cuando pude salir de él, me acerqué al teléfono y marque al 911. Esto había empeorado cada vez más.

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