Capítulo 12 Pintura

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Neizan

Desperté emocionado con la sensación de que sería un buen día, era un grato presentimiento, además de que hoy me vería con mi ángel. Cada vez me sentía más cercano a ella; no quería alejarme. En tan pocos días había sentido una gran conexión entre los dos. Nunca me había ilusionado tan rápido con ninguna otra persona. Ángela era diferente, tenía esa chispa de chica extrovertida dentro de un capullo de inocencia. Sus ojos, la ventana de su alma, me transmitían la más grande confianza. Ella estaba volviéndose una parte de mi.

Sin más preámbulo, me paré de la cama y entré a darme un baño refrescante para luego comenzar a alistarme para reunirme con Ángela, habíamos quedado en reunirnos por la mañana y así pasarnos el día juntos. Luego de estar cambiado y con la ropa puesta, me paré frente al espejo para apreciar a aquel joven que se reflejaba; un joven lleno de vida, lleno de alegría, lleno de metas, de ilusión, de recuerdos, de cicatrices, de historias...Pero lleno de amor para dar. Apreciaba la diferencia que existía entre el antiguo y el nuevo yo. Estaba feliz por lo que era y por lo que ya no.

Me sacó de mis pensamientos el hecho de que mi celular estaba sonando a causa de que recibía una llamada. Fui a chequear de quien se trataba y era nada mas y nada menos que mi madre. Desde que me mudé sólo y partí de casa, nuestra comunicación ha sido un poco fallida. A veces sólo hablamos dos veces por mes.

-Hola María, como estás? -Siempre me he acostumbrado a llamar a Mamá por su nombre.

-Estoy bien hijo y me alegro de que tu también lo estés, llamo para decirte que estoy en el país. Quisiera verte y que pasemos un día juntos como antes. Te extraño.

-Esta bien, eso lo planificados luego porque ahora estoy ocupado y digamos que un poco apresurado.

-María: De acuerdo, te dejaré pero si quieres llamarme en cualquier momento estaré disponible. Te amo.

Con esto terminó nuestra pequeña y desabrida conversación.

Luego de un buen rato, me dirigí hacía mi jardín en el que había tenido un momento muy especial con mi querida Ángela. Estando allí empecé a organizar todo; le tenía preparada una gran sorpresa. Luego de varios minutos de espera, pude ver como llegaba resplandeciente...llevaba puesta una blusa suelta color blanco y unos jeans del mismo color junto con unas zapatillas cristalizadas.

-Waoo me has dejado impresionado. -Dije boquiabierto, mientras la miraba de pies a cabeza, era algo encantador.

-Supongo que debo darte las gracias. -Dijo con una pizca de sarcasmo. -Ahora ven a saludarme y abrazame!

-Sólo un abrazo? -Pregunté mientras me acercaba a su rostro para besar aquellos labios que tanto me gustaban. Tomé de su barbilla esperando su respuesta.

-Me gustaría algo más...Pero aún hay mucho tiempo, tranquilo viejo galán. -Dijo dándome una palmada en el pecho dando un paso hacia atrás. Me contuvé y tomé de su mano para llevarla hacía la sorpresa. Tape sus ojos con mis manos y la ayudaba a caminar. Había traído todos mis utensilios de pintura y un lienzo en blanco para plasmar su belleza. -Qué se supone que es? -Preguntó un poco confusa.

-Bueno...Te Dije que sabrías dónde conseguí aquella pintura...La encontré en mi mente y la plasmé con mis manos.

-Espera...Fuiste tu quien hizo...Te tomaste tiempo para hacer una pintura para mi? -Preguntó sorprendida mirándome fijamente a los ojos en busca de una respuesta.

-Por ti derrocharía todo mi tiempo. -Dije sonriendo, tras esto se aventó hacía mis brazos dejando un suave y cálido beso en mis labios.

-Uummm nuestro primer beso en el jardín. -Dije saboreando mis labios. -Hoy me tomaré otro tiempo para hacerte otra pintura. Pero esta vez quiero que seas la protagonista de mi arte.

-Posaré para ti como en el Titanic? -Preguntó con picardía.

-No tenía eso en mente...Pero  si así lo quieres...

Dio tres pasos hacia atrás, y cuatro segundos más tarde su blusa blanca y delicada se encontraba en el frío y mondo piso, no pude despegar mis ojos de su bello abdomen donde se encontraba un pozo profundo y misterioso. Su mirada no se despegaba de la mía mientras retiraba su pantalón de su fina y hermosa piel blanca. Sentí un gran escalofrío al pensar que seguiría quitando otra pieza más de su ropa, sólo había quedado en una lencería negra, la cual dejaba notar sus atributos, los cuales eran perfectos. Sus glúteos eran firmes y sus senos encajados hacían delirar a cualquier hombre.

-Bueno hasta aquí Señor Jack -Dijo con una sonrisa tímida y sus cachetes sonrojados, parecía intimidada pero a la vez muy cómoda al estar delante de mi. -Donde me coloco?

-Puedes recostarte de aquel mueble que está al fondo. -Dio media vuelta y no podía dejar de mirar su hermosa silueta dar pequeños y delicados pasos hacia delante.

Después de estar sobre el mueble, tomé de mis utensilios para realizar mi mejor obra, para plasmar al ser más bello que ha pisado este planeta. Fui a acomodarla y a darle una pose mejor. Tomé de su acendrado brazo posándolo sobre su fina y delgada cintura y eleve su mentón dando a relucir su inmarcesible cuello.

Mis nervios estaban de punta pero las ganas de que este momento nunca acabase eran múltiples. Mi corazón se encontraba agitado pero no era más fuerte que mi deseo por estar a su lado.

Empecé a pintar cada espacio de su piel y cada detalle de su ser. Esto superaba lo regular, superaba todas las veces que me había inspirado para tomar el pincel. Mi mano se deslizaba con facilidad sobre aquel lienzo, su presencia en el papel brillaba como una estrella en el cielo. Precisé de mucho cuidado para pintar aquel delineado y esbelto cuerpo.

Ángela permanecía intacta, sus dedos rosaban la comisura de su boca, sus piernas estaban estiradas como el cuello de una jirafa, su cuerpo reposaba como si durmiera sobre el sofá, su mirada no se despegaba de la mía, podía escuchar sus latidos y nuestro sentir era unísono.

Tras el término de media hora, tenía todo casi completo y finalizado. Pude notar que su boca se quedaba seca y agrietada, así que fui en búsqueda de agua para mi modelo preferido. Cuando volví se encontraba en una posición más cómoda que la anterior pero aún así se veía hermosa. La atrajé hacía mi y tomando de su boca le di a beber, tomó ansiosa, luego de terminarse todo el vaso de agua nuestras miradas se encontraron nuevamente mientras nuestros rostros se acercaban más y más hasta quedar nuestras frentes y narices juntas sólo esperando a que nuestros impulsos actuarán en resultado de un beso apasionante. Nueva vez nuestros labios se fusionaron en un compás de amor. Su mano se encontraba sobre mis pómulos y mi brazo abrazaba su cintura. Poderla sentir tan cerca y en tan pocas ropas hacía que mis pelos se erizaran. Nuestras almas se liberarán a través de aquel beso; nuestros cuerpos caían en un abismo de cariño.

Detrás de MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora