Capítulo 10 Reliquia

24 6 0
                                    

Al día siguiente, me dirigí hacia la universidad, lo primero que vi al llegar fue a mi profesor de publicidad, Thomas Soriano. Seguí caminando hacia delante cuando de pronto me choqué con el personaje anteriormente mencionado.

-Perdona no me he fijado! Exclamó mientras recogiamos mis utensilios, los cuales se habían caído cuando chocamos.

-Tranquilo no pasa nada, yo también venía algo distraída!

-Pero eres Ángela! -Exclamó -Ni siquiera me había fijado en tu rostro...ya que estás aquí me gustaría saber por qué no has venido a las sesiones últimamente, no es que te esté reclamando, sólo es que eres una muy buena estudiante y se me hace raro el hecho de que hayas faltado tanto estos últimos días. -Quedé sorprendida ante lo que había dicho...si estaba consciente de he había faltado una que otra vez a mis clases pero nunca pensé que habían sido tantas como para que mi maestro lo notara.

-Aaammm si es que he tenido unos cuantos problemas últimamente... -Dije cabizbaja.

-Espero que esos problemas ya se hayan resuelto, porque si sigues así tendré que reprobarte por inasistencia.

-Esta bien Maestro Soriano, creo que ya no pasará más, que pase buen día!

-Gracias y recuerda, es un consejo para tu bien! -Dijo despidiéndose.

Tras la partida de mi profesor sólo me quedé parada en el mismo sitio donde  me había dejado, mirando al vacío con la mirada pérdida. Quedé atónita, esas palabra me hicieron asentar pie y darme cuenta de que estaba descuidando mis estudios. Todo de a poco iba cambiando y sentía la necesidad de pararlo ya, por eso decidí luego de clases ir a visitar a mi madre al hospital en busca de algunas respuestas.

Varios segundos después salí de mis pensamiento y fui al salón de clases que me correspondía. Para mí sorpresa, habían dejado una práctica de contabilidad, de la cual no estaba enterada por no haber asistido. Por suerte, quien había llegado a impartir la clase ese día sólo había sido el monitor, el cual no es tan exigente como el maestro encargado. Le pedí una prórroga para entregárselo en una próxima sesión y después de varios minutos de ruegos accedió, debo admitir que fue un gran alivio.

Concluida la clase, tomé rumbo hacía el hospital, nuevamente me encontré a mi madre durmiendo, sólo me quedó darle un beso en la frente y quedarme mirándola durante 30 minutos de larga espera hasta que ésta se despertara, pero eso no pasó, así que mi plan no resultó como esperaba. De pronto, se me entró en la cabeza la rara idea de volver a la casa de aquella dirección...se que no fue una idea muy coherente porque la última vez que estuve allí no había nada, pero algo me decía que fuera hasta allá.

Tras darme por vencida, me dirigí hacía aquella casa de color rosado pálido. Nuevamente me acerqué hacia sus ventanas y miré a través de ellas, lo que pude notar esta vez es que ya no habían muebles dentro de ella, al parecer ya se los habían llevado. Fue decepcionante ya que no había esperanza de que hubiese algo que me sacara un poco de dudas, o al menos eso pensaba hasta que miré al suelo y vi que al lado de mis pies se encontraba un paquete lleno de papeles, busqué dentro de él, pero ninguno era de importancia, la mayoría eran recibos del servicio de electricidad y otros. Busqué y busqué hasta que encontré una carta, que cabe resaltar, era bastante vieja, no sólo por cómo lucía, sino por la fecha que registraba, tanto así que se le podría llamar reliquia. Sólo tomé la carta y me regresé a casa, no me sentía muy cómoda estando allí.

Justo antes de atravesar las puertas de mi vivienda, sentí que alguien estaba tras mis espaldas, me preocupé y me asusté ya que por qué alguien habría de estar tras de mi sin avisarmelo. No habían pasado ni dos segundos cuando sentí una mano tocando mi hombro, no aguantaba los nervios por saber quién era el personaje que tenía detrás. Con temor giré para descubrir al sospechoso, de inmediato mis ojos se agrandaron al saber de quien se trataba...

-Buuu! Te he asustado?

-Muy gracioso Neizan, casi me he hecho encima! -Debo admitir que aquí exageré.

-Tampoco es para tanto Ángela. -Dijo mientras me fijaba en que tenía una mano detrás de él como si escondiera algo.

-Que llevas ahí detrás? -Pregunté curiosa.

-Cierra los ojos!

-Sólo si me prometes que no me irás a disparar o algo así cuando lo haga. -Dije sarcástica mientras soltaba una leve risa.

-Sólo cierralos -Dijo y atendí a su solicitud. Sentí un pequeño rose en mis labios y entendí que con esto se me pedía que le llevará la corriente. Así fue como nuestros labios empezaron a deleitarse en un beso delicado pero profundo.

-Sólo era para eso? Podías haberlo hecho mientras tenía los ojos abiertos! -Dije sarcástica al término del beso.

-Realmente no era sólo para eso, Acá es que no me aguante! Acá está la verdadera razón. -Afirmó pasando a mostrarme lo que llevaba escondido. Era una pequeña pintura de un ángel sentado en una roca, la pintura tenía un fondo blanco con un tono de azul gastado, algo como al estilo vintage, las alas del ángel brillaban y la roca me hizo recordar a nuestra "cita" en la cueva, algo muy peculiar, realmente quedé sorprendida, no me lo esperaba, fue un hermoso detalle de su parte.

-Waooo, está hermosa, no tengo palabras, no se como agradecerte este bello gesto! -Exclamé emocionada tomando de la pintura en mis manos y apreciando aún más cada detalle de ella.

-Quizás con un beso, no pido mucho! - Dijo mirándome con picardía. Sin dudarlo, me lancé a sus brazos y tomando de su rostro le devolví el beso anterior, con la diferencia de que éste fue más largo y apasionado. Estaba en puntillas mientras él tomaba de mi cintura para sostenerme y elevarme aún más a su altura. Había descubierto una nueva manera de disfrutar y vivir entre las dificultades, cada momento que pasaba con el era como el dulzor después de un trago amargo. Con Neizan todo era tan distinto, mi corazón se agitaba cuando lo tenía cerca, cosa que no pasaba con los demás, y ni mencionar su profesionalismo en el arte de besar.

-Suficiente por hoy, debo entrar a terminar algunas que otras tareas. -Dije separandome de su agarre. -Pero antes, quisiera saber dónde has conseguido esta reliquia?

-Pués pronto lo descubrirás querida! -Dejó un suave beso en mi mano y caminó hacia su auto.

Estando ya en la sala de mi casa busque rápidamente dentro de mi bolso aquella carta. Estaba ansiosa por leerla...

Detrás de MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora