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A eso de media mañana Scott me mando un mensaje.

Scott: Lucy estas bien?,¿ por que no viniste hoy?

Le explique que hoy no iríamos con centro madres.

El funeral de mamá tuvo lugar a eso de las 3 de la tarde. Solo mis hermanos, papá y mis amigas estuvimos presente, fue algo muy intimido y corto, y aun que no fue una excelente persona ni mucho menos una madre ejemplar le dimos la despedida que todos ser merece.

Al otro día todo fluyo con normalidad, me puse al día con mis materias.

Cuando iba saliendo alguien me grito, su tono se me hizo familiar y supe de inmediato quien era. Me gire comprobando que era Scott.

—Ey Lucy.-Me saludo y paso una mano por su brazo, claro señal de nerviosismo-.

—¿Me estas acosando?.-Le pregunte entre risas-.

—Ja, muy chistosa.-Me dijo con un semblante de molestia que me la creí completamente, hasta que mostró una hermosa sonrisa que me hizo suspirar internamente.-No es solo que me gusta irme contigo.

El resto del camino como siempre me hizo reír, o yo lo hacia por inercia o este muchacho era demasiado encantador y perfecto.

Hay veces en las que pienso que algo oculta, no es posible que sea tan perfecto. Estoy segura que algo tiene, pero con centro de madres no podemos descifrar que es. Pero es cosa de tiempo para que Kaysy la detective junior lo haga.

(...)

La luz de todos los días se asomaba por mi ventana, lo que significaba que otro día comenzaba, me levanto de forma rápida y el mareo de siempre surge en mi cabeza.

Me pongo mis pantuflas de conejo, y me dirijo al baño sin antes chocar con la pared de siempre, me miro en el espejo y la cabellera despeinada de todos los días no me deja ver mi pálido rostro, tomo el cepillo y trato de desenredarlo. Luego tomo una toalla, me saco mi pijama y me introduzco en la ducha y como siempre al final un chorro de agua fría me atraviesa el cuerpo, termino de arreglarme vistiéndome con un pantalón ajustado blanco, un poleron de color burdeo junto a mis fieles zapatillas del mismo color.

Tomo mi mochila y bajo sin antes tomar mi celular que como siempre se cargo durante toda la noche.

Pero no es cuando llego al ultimo peldaño de la escalera que me percato que hoy es viernes y que nos dijeron ayer que no habría clases por una jornada de reflexión que tendrían los maestros, o mejor dicho "Jornada de preparación  de la tortura diaria".

Me doy un golpe mental y me dirijo al comedor comprobando que están todos en pie ya, como siempre soy yo la última.

Me desayune media hora de burlas y apodos por el numerito que me acababa de mandar. En esta familia si no soy la sobreprotejida soy el blanco de sus burlas.

Al parecer todos tenían planes para hoy desde temprano así que estaría sola en casa nuevamente.

Puse musica en el equipo y lo subí hasta un volumen moderado, ya que lo que menos quería ahora era un regaño por parte de los vecinos.

El repertorio corta vena de Jessy & Joy comenzó a sonar por los parlantes y empecé con el aseo. No era algo que me molestaba pero no me encantaba hacerlo.

La canción Adiós sonaba por mis odios y se podía  escuchar por toda la casa.

Esa canción me hacia transportarme a mis queridos 6 años, cuando mi inocencia se me escapaba por los poros y le repartía una flor a cada ser humano que veía por la calle.

Pero un episodio en particular era el que me hacia recordar tal época.

Un día muy otoñal mi padre nos llevo a mis hermanos y a mi al parque que voy siempre. Era un día mas cálido que frío. Estábamos jugando a las escondidas cuando yo me adentre en el bosque para poder esconderme mejor, los Owens siempre me encontraban y yo quería ganar esta vez así fue como conocí el "lugar"  en donde voy a despejarme hoy en día.

Es algo así como un mirador natural oculto entre la maleza.

Estuve un rato hay riendome de los inteligente que había sido.

Cuando me di cuenta que no estaba sola, había otro niño hay escondido.
Me sorprendió el echo de que no tuviera una sonrisa en su cara mas bien parecía asustado. Me acerque al pequeño y entable una conversación con el , logre que se calmara y que se riera. Estuvimos jugando un momento hasta que una voz sonó a lo lejos. Era una voz rasposa y dura, parecía enojado. Con mi nuevo amigo nos asustamos, y él me dijo que debía irse pero que iba a estar aquí todos los sábados para que jugáramos. Se despidió de mi con un beso en la mejilla y sentí a mis cortos 6 años un cosquilleo cuando lo hizo.

Pasaron los meses y cada sábado lo veía, jugábamos y reíamos como solo 2 niños pequeños saben hacerlo. Yo para verlo me escapaba de casa.

Ese fue mi primer amor, aun recuerdo el día en que nos dimos un beso, solo fue un topon pero creanme que se sintió tan bien.

Pero el de un día para otro dejo de ir, sin previo aviso, el sábado anterior a ese me dijo que me tenia un regaló y que la próxima vez que nos viéramos me lo daría.

Lo espere toda la tarde pero jamás llegó, seguí llendo por mas de un año, esperando por el. Ya no solo iba los días sábados iba todos los días y lo esperaba tardes enteras pero el jamas llegaba.

¿Se habrá aburrido de mi?, ¿Sera que no soy tan bonita? Esas preguntas se repetían en mi cabeza una y otra vez.

El tiempo paso y yo sigo yendo al parque siempre que puedo, me siento en una roca del "lugar de siempre" ya no con la esperanza de verlo si no con la esperanza de saber que fue lo que paso con el. Fue como si se lo tragara la tierra.

Recuerdo igual que una vez llego con un ojo morado, me asuste muchísimo, y al preguntarle inocentemente que le había ocurrido, me dijo que se había pegado con el borde de la mesa o algo así.

Semanas antes de su repentina huida llegaba siempre con algún golpe visible o quejándose que le dolía alguna parte de su pequeño cuerpo.

En ese momento yo no lo entendí, pero ahora de grande todo se aclaraba en mi mente.

Era obvio que sufría algún tipo de abuso por parte de un familiar. Quizá su padre, su madre o quien sabe.

De todos modos lo conocí asustado, por eso no me sorprendía cuando aveces llegaba todo sudoroso y pálido, como si alguien le persiguiera.

¡Ya deja de mirarme!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora