-Damian-, repito. Me daba pavor pensar todo lo que venía a mi mente, sentimientos encontrados aparecieron cuando lo tuve en frente mío. Inmensas ganas de llorar abundan todo mi cuerpo, ¿por qué me sentía así?
Él había desgraciado mi vida.
Quería volver y verlo, ver esos hermosos ojos que habían captado toda mi atención. Paro de inmediato y me dispongo a regresar, pero ¿qué rayos estaba haciendo?
Mejor era olvidarlo, ese momento y a ese imbécil. Todo era una locura.
Y ahora que me acordaba, ¿quién cojones era esa Alysa? Su puta barata, seguro.
-¿En dónde estabas?-, me pregunta Berit cuando entro a la casa.
-Por ahí-, vacilo y la escucho carcajearse.
-¿Qué tal estuvo?-, veo una pizca de picardía en su mirada, si supiera todo lo había pasado.
-Bien y mal-, digo pensativa.
-¿Qué pasó?-, levanta una ceja.
-Probé sangre..-. Vacilé y me mordí el labio. Se me hacía agua la boca con solo imaginármelo.
-¿Pero no te gustó el buen polvo que tuviste contra los arbustos?-, rió burlonamente.
-¡No!-, grité desesperada, no entendía.
-O sea que sí te gustó-, sonríe.
-No lo hice, solo probé su sangre, pero el idiota me tocó-.
-¿Y?-
-Me tocó por todos lados-, enfatizo y ella se carcajea.
-Está bien, te creo-, ríe-, vamos a dormir que mañana continuamos... nos espera un largo día-.
-Espera-, se detiene-, en verdad fue algo extraño-, me rasco la nuca-, porque hubo un momento en que luego él había olvidado todo-, frunce el ceño.
-¿Tú deseaste eso?-
-Sí, o sea yo lo pensé y de la nada ocurrió eso-.
-Ay querida, ¿no sabías que los vampiros tienen la capacidad de hipnotización?-, ahora todo tenía sentido.
-No-, ríe al ver mi cara de asombro.
-Ya vamos a dormir-.
***
-Sabina-, me llaman, pero decido ignorarlo, tal vez, si no respondía, esa persona se iría-, lo siento, tú me obligas a hacer esto-, escucho pasos alejarse y sonrío, me tapo y cuando me dispongo a seguir durmiendo, alguien me tira agua helada.
-¡¿Estás loca?!-, grito molesta.
-Buenos días-, rueda los ojos y me tira ropa-, cámbiate, no tenemos tiempo-, y se va dejándome mojada en la cama, mierda.
-No quiero esto-, lloriqueo viéndome en el espejo con ropa de gimnasio. Hace unos cuantos días, mi vida era normal y estaba bien con eso, no puedo decir que estaba feliz porque sentía que me faltaba algo, había una necesidad de por medio, pero ahora, ahora todo estaba arruinado; oficialmente era una loca empedernida por sangre.
-¡Sabina!-
-¡Ya voy!-, bufo y ruedo los ojos, Berit era bastante molesta cuando quería algo, demasiado caprichosa para mi gusto.
-¿Lista?-, me encojo de hombros, no quería hacer nada hoy, pero no tenía opción-, bien, vamos-, me toma de la mano.
***