Veintiuno

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¿Por qué?

Esa es la misma pregunta que me hago a cada rato, ¿por qué me dejé llevar por el momento? ¿Por qué creí que era lo que yo quería? Ahora sé que no debí dejarme llevar por la locura.

-Sabina-, me llaman desde atrás. Levanto los ojos y miro por el espejo.

-¿Qué quieres?-

-¿Podemos hablar?-, no.

-¿Por qué quieres hablar con una zorra?-, vuelvo mis ojos a mis manos.

-Lo siento-.

-No-. Contesto seca y paso a su lado-.

-Fui un idiota-, más que eso.

-Sí-, ruedo los ojos.

-¿Podemos hablar?-

-¿Puedes callarte? No podemos hablar, supéralo-.

-¿Por qué te pones así?-

-¿Así cómo?-

-Olvídalo-.

-¡No! Me vas a decir ahora "cómo me pongo"-, hago comillas con los dedos-, ¿me hago la difícil? ¿Solo quiero jugar contigo? ¿Soy una zorra? ¡Sí, seguro!-

-Cálmate y escúchame-, me acorrala contra la pared.

-¡Suéltame, imbécil!-, frunzo el ceño-, ¡voy a gritar si no me sueltas!-

-Fui un idiota al haberte dicho eso-, habla ignorándome-, me dejé llevar por el momento-, desvía la mirada.

-¿Y?-

-¿Y? Pensé que tú también querías conmigo, pensé que lo querías tanto como yo-, ¿ahora era mi culpa?

-¡Ah ya! ¡Es mi culpa!-, río. Cínico de mierda.

-¡No! ¿Puedes escucharme?-, ruedo los ojos-, se me fue de las manos. Me gustas, ¿okay?-, mierda-, solo, me dejé llevar por el momento y no sé, al parecer todo salió mal-.

-Pero igual no puedes venir y decirme puta porque "todo salió mal"-, ruedo los ojos.

-¡Mierda! ¡¿Qué más quieres que haga?!-, grita desesperado y se va tirando un portazo.

-Maldito inmaduro-.

***

Luego de haber tenido esa estúpida pelea con Lucas, trato de hacer algo productivo, pero mi mente solo está pendiente de aquello. Y lo peor es que mientras más pienso en eso, más me duele el cuerpo, ¿por qué pasaba está mierda?

-¿Me perdonas?-, veo a alguien hablar detrás de un ramo de rosas. ¿Que tan cliché podía ser? Que estúpido era si pensaba que lo iba a perdonar, me había llamado zorra.

-Qué tonto eres-, niego y lo abrazo-, solo, no lo vuelvas a decir-, asiente y posa su cabeza sobre la mía. Era más divertido ser hipócrita con él.

Cierro los ojos, pero al instante los abro cuando escucho a mi celular sonar.

-Toma, es Berit-, dice Lucas cuando me lo da.

-Gracias-, le sonrío y él hace lo mismo-, ¿hola?-

-¡Sabina!-, escucho un grito ensordecedor-, ¡Cuéntame todo con lujo y detalles!-

Adicto A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora