Doce

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21 de octubre. 18:00 hrs

Hoy no saldría de mi cuarto. Lo había decidido. En este momento mis únicos dos acompañantes: las botellas de trago.

¡Gran fecha!

¡Salud!

Refunfuño mientras no dejo de moverme de un lado al otro, estoy nervioso, más que nervioso. No paraba de tocar el collar con el dije que tenía en el cuello, ¡gran fecha!

A un día para lo que se suponía que debía ser el mejor día de mi vida, en realidad lo era, pero solo si ella estuviera aquí. Solo si la tuviera a mi lado.

Pero no era así, tristemente era una maldita realidad.

¿La vida era fácil? No quería hablar de eso, ya había pasado casi un año y aún no tenía ni idea de dónde podía estar ella. ¿Tendrá novio? O peor, ¿se habrá casado? ¡No! Eso era imposible. Me rehusaba a creerlo, que estupidez. Ella no podía dejarme, es más, se lo prohibía.

No paraba de dar vueltas en la casa. Miraba de un lado a otro, tratando de buscar algo que no sabía, ¡genial! Me estaba volviendo loco. Gruño molesto y me siento en la cama, miro a mi alrededor y solo veo paredes blancas que me provocan nauseas, un vago recuerdo viene a mi mente sobre mi... nuestra casa anterior, en donde, ella había arreglado todo a su estilo. A cada lugar que ibas, la casa gritaba un "propiedad de Alysa, no tocar".

Reí ante eso y negué molesto. ¡Genial! ¿Ahora era bipolar? Ya ni siquiera sabía, no sabía nada de hecho. ¿Mi nombre? Bueno eso sí, soy Damian el idiota y solitario. Que frustrante estar así, ya quería olvidarme de ella, me había abandonado, debía superarlo, ni siquiera sabía porqué me dolía. Era Damian, al que no me importa nada... Pero con ella es diferente, desde que la conocí fue así. ¡No puede ser!

¡Supéralo, Damian! ¡Se fue para siempre!

Ruedo los ojos y agarro otra vez la cadena, si quiero comenzar de nuevo debo quitarme esto... a la cuenta de tres: uno... dos... y tres... pero no puedo, no puedo, simplemente no puedo hacerlo. Me siento frustrado en el suelo y la maldigo por tenerme así, yo debería tenerla así. La odio tanto como la amo, es mi vida, no puedo evitarlo.

¿Por qué no volvía? ¿Porque no la había ido a buscar? Era mentira, yo sí lo había hecho. Literalmente con April fui a buscar a cada rincón del mundo, pero no apareció, lo hacía a propósito para que sufriera... y lo había logrado.

Me acuerdo que la fui a buscar y en mi desesperación no podía rastrearla, estaba demasiado alterado como para calmarme y poder pensar algo coherente. Lo único que quería hacer era encontrarla y tenerla otra vez en mis brazos, pero no fue así, no la encontré.

No pude encontrarla, de repente si me hubiera quedado más tiempo ahí la tendría a mi lado. Pero he aprendido que lo que sucede es la única cosa que pudo haber sucedido. Nada, pero absolutamente nada de lo que me sucedió podría haber sido de otra manera, ni siquiera el detalle más insignificante. Pero sobretodo, no existe el: "Si hubiera hecho tal cosa hubiera pasado tal otra..." No.

No.

Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendiera la lección y tenga que seguir adelante. Todos y cada una de los segundos de ese día son perfectos para que mi mente y mi ego pudieran haber sido machacados y triturados hasta que no quedara nada.

Tengo que aceptarlo, ella se llevó todo de mí.

Mi felicidad era... es ella.

Adicto A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora