Capítulo 10: Corazón, ¿por qué lates tan rápido?

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Habían pasado dos semanas, dos semanas desde que los cinco chicos se habían enterado que vivirían bajo el mismo techo. Los primeros días fueron difíciles, pero al pasar de los días se hacía más habitual verse los rostros los unos con los otros.

Después de la gran conmoción el día en que se habían enterado de que vivirían juntos, en realidad no había pasado nada más drástico. O al menos eso pensaban Yuta y Jaehyun, quienes, por un pedido de pasteles que tenían en la cafetería, estaban muy ocupados y solían llegar a altas horas de la noche, incluso a veces dormían en la cafetería; porque sí, Ten no había conseguido aquel trabajo en la cafetería Nakamoto porque Jaehyun se le había adelantado.

Esas dos semanas para los otros tres chicos habían sido horribles, bueno... Al menos para Ten lo eran; después de aquel día en el que se encontró con Johnny en la calle su mundo estaba completamente de cabeza, y no precisamente porque se hubiera enamorado sino porque...

FLASH BACK

Ten continuaba caminando, después de haber salido de la casa con mil pensamientos en su cabeza, por fin  había podido despejar su mente. Después de darse cuenta que Johnny causaba problemas en su interior, había tomado una decisión... se alejaría de él lo más que pudiera, después de todo sólo le traería problemas con Taeyong, porque desde que lo había conocido le había quedado claro de que era un celoso en extremo y no lo quería hacer enojar.

Adentrado en sus pensamientos chocó con alguien, se disculpó de inmediato y siguió con su camino sin si quiera darse cuenta de con quien había chocado. Nunca se hubiera enterado de quién era, pero el destino hizo de las suyas y a unos cuantos metros de distancia del pequeño incidente, Ten se tropezó con una pequeña piedra, haciendo que cayera al suelo.

- ¿Estás bien?, ¿no te hiciste daño? - preguntó el chico con voz preocupada ayudando a levantar al tailandés.

- Sí, estoy bien, gracias por ayu... - Ten quedó sin habla cuando vió que era Johnny.

- ¿Qué pasa?... ¿viste un fantasma? - rió un poco el alto.

- Algo así... - se ruborizó el chaparrito y sonrió.

Al ver su sonrisa Johnny quedó paralizado, "¿acaso había en este munda sonrisa más hermosa?", eso fue lo único en lo que pudo pensar.

Pero esa radiante sonrisa desapareció tan rápido que el estadounidense no pudo evitar hablar:

- ¿Pasa algo? -

- No, sólo creo que debo regresar a casa, ya es tarde... Nos vemos allá - trató de sonreír y de irse, pero el alto tomó la mano del chaparrito.

- Espera, voy al minisúper... ¿me acompañas ? - rogó, Ten se quedó un poco pensativo, hace un rato había dicho que se alejaría de él... pero sólo lo acompañaría a la tienda, además iban al mismo lugar y ya estaba oscureciendo... sólo por esta vez aceptaría...

- Bueno, vamos... ya puedes soltar mi mano - sonrío Ten.

- ¡Ah! Sí, claro - se sonrojó Johnny, - gracias, será rápido -

Caminaron unas cuantas calles en completo silencio, para los dos el silencio era perfecto. Los dos estaban muy cómodos juntos, desprendían un ambiente de amor, algo que uno se negaba a creer y el otro no quería acepta. Tan hermoso ambiente  que al llegar al minisúper:

- Que tenemos aquí, si es el jóven Johnny - dijo dulcemente una señora algo anciana que atendía el minisúper, la señora observó que Johnny venía acompañado - y ya traes modelo nuevo - le sonrió a Ten.

- ¿Modelo nuevo? - dijo extrañado Ten.

Johnny comenzó a reírse, entró a la zona de refrigeradores y compró un helado de a litro de café, una soda de frambuesa, un pan de chocolate y unas papas grandes. Puso todo en la caja y le sonrió a la anciana contestándole.

Amar es... estar locoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora