Mientras los chicos Bhaer pasaban en su casa los contratiempos y disgustos que acabamos de referir, Josie disfrutaba en Rocky Nook lo indecible; porque los Laurence sabían ya por experiencia que para pasar el verano divertido, sin sentir mucho el calor, lo mejor de todo era la playa.
Bess quería mucho a su prima, y la señora Amy comprendía que, aunque su sobrina fuera un día actriz, o dejara de serlo, sería siempre una señorita distinguida y guapa; y se esmeraba más y más en darle una buena educación para que pudiera distinguirse en todas partes; pero el tío Laurie, en cambio, nunca era tan feliz como cuando se veía remando en bote, paseando a caballo, o corriendo a pie, seguido de su familia por las montañas próximas al mar. Josie y Bess se divertían también mucho con las amigas de las villas inmediatas a la suya, situadas en las laderas de los montes de la costa, y ganando en buenos colores y alegría.
Un acontecimiento vino de pronto a turbar la paz y tranquilidad de Josie, que de la noche a la mañana se convirtió en el policía secreto, que no descansaba un momento en ningún lado. La célebre actriz señorita Cameron alquiló una villa inmediata a la de ellos, para descansar los meses de verano y estudiar algunos papeles para la temporada de invierno. Se había encerrado en su villa, que tenía un trozo de playa propia, y no recibía a nadie. Los Laurence la conocían, pero respetaban su aislamiento y no querían molestarla.Josie no descansaba ni de día ni de noche, pensando que estaba tan cerquita de su ídolo, y no podía verla ni hablarle. Aquella mujer que por su talento, hermosura y habilidad en las tablas se había conquistado una fortuna y la admiración de tantos y, tantos más de personas, tenía a Josie trastornada. Una actriz así era lo que ella quería ser, que ennoblecen y purifican la escena. Si la amable señorita Cameron hubiera sabido el ardiente deseo de aquella jovenzuela, que ella veía saltando por las rocas próximas a su casa, corriendo otras veces en un caballejo a lo largo de la playa, o remando en el bote, a buen seguro que se hubiera dejado ver y hasta le hubiera dirigido la palabra.
-Yo ya no sé qué hacer -decía Josie a su prima una tarde que se preparaban para salir a pasear en el bote; -como no me suba a aquel pino que hay allí cerca de su jardín, no sé ya qué hacer para poderla ver, porque ya no me atrevo a acercarme por la playa, pues el otro día mandó a un criado para que me marchara de donde yo estaba esperando que saliera a tomar su baño.
-No pierdas el tiempo de ese modo, mujer; ten un poquito más de calma y no te impacientes, que ya tendrás ocasión de verla. Ya sabes que papá ha dicho que antes de que termine la temporada de baños hablaremos un día con ella -contestó Bess mientras se recogía el pelo y se preparaba para la pesca.
-Es que soy enemiga de esperar, me carga soberanamente; pero, en fin, qué remedio me queda; esperaré hasta que se presente la oportunidad.
Las dos se fueron con sus trajes de baño puestos, a aquella hora de la mañana, en la que no se veía casi ningún bañista por la playa; eran nadadoras resistentes y sabían hacer muchos ejercicios en el agua. Poco rato hacía que andaban remando, tratando de pescar algún pececito con la caña y zambulléndose y jugueteando con las olas, cuando de pronto exclamó Josie:
-¡Mírala, mírala, Bess! ¡Ella es! ¡Ay, qué lástima, si saliera un poquito más!
-No mires así, mujer; haz como si no la viéramos, o como si no nos importara nada, y entonces se estará más tiempo donde está y la contemplaremos mejor, aunque sea mirando con disimulo -contestó Bess sonriéndose.
-Bueno, pero acerquémonos más, como quien va a arrancar algas, y así la veremos mejor; luego nos retiramos, y así comprenderá que no intentamos curiosear - propuso Josie, que no cesaba de imaginar situaciones dramáticas.
En el momento preciso que se disponían a acercarse donde estaba la señorita Cameron vieron con sorpresa que ésta les hacía señas para que vinieran. Llamó también a su criada y las dos miraban el agua como buscando alguna cosa.
ESTÁS LEYENDO
Los muchachos de Jo/los chicos de Jo
Teen FictionEscrito por Luisa May Alcott; este libro sigue después de hombrecitos y con este se termina la saga de mujercitas.