(Regina)
Mi boda con Emma tuvo lugar en marzo. En un hermoso domingo soleado. Hacía calor y todos nuestros amigos estaban presentes. Llenamos un pedazo de la playa. Toda la decoración era blanca y las flores eran rosas rojas. Por una alfombra roja mi padre me llevó hacia el altar, donde yo, con el corazón disparado, esperaba a Emma que llegó del brazo de David.
Emma llevaba un hermoso y sencillo vestido, sin tirantes. Sus cabellos estaban recogidos en una trenza y adornados con una diadema de bellas flores. Dos mechones caían por los laterales de su rostro y estaba usando un maquillaje suave, que realzaba sus angelicales rasgos. Me sonreía todo el rato, nuestras miradas estaban clavadas, la una en la otra, y habían lágrimas en sus ojos.
Nuestra ceremonia fue sencilla. Como no conseguimos encontrar un juez de paz a tiempo, quien acabó oficiando la ceremonia fue Geppeto, que casualmente era el propietario de nuestra casita amarilla. Cuando se enteró de nuestro problema, quiso realizar la ceremonia, y con hermosas palabras, bendijo nuestro amor.
Algo inusitado sucedió en mitad de la boda, cuando ya estábamos festejando: mi madre apareció. Aun sabiendo que estaba en contra de mi unión con Emma, había cumplido mi papel y le había enviado una invitación, pero nunca me respondió. Pero por increíble que parezca, apareció.
Cora Mills apareció en mi boda para felicitarnos a mí y a mi esposa por nuestra unión y para desearnos suerte. No, no parecía estar siendo irónica. Definitivamente desaprobaba mi elección por diferentes razones, pero rezaba para que fuese feliz al lado de Emma y eso me conmovió bastante.
Nuestra fiesta recordaba mucho a las fiestas irlandesas. Todos los invitados bailaban juntos, hicimos un grupo y no había sensación más placentera que bailar descalza sobre la arena con mi esposa, que me giraba de un lado al otro.
«Te amo» susurraba con sus manos en las mías, mientras girábamos hasta quedar mareadas.
Bailamos mucho, sacamos varias fotos y recibimos besos y abrazos todo el rato. El Dr. Archie y otros psicólogos del hospital estaban presentes e incluso trajeron a algunos pacientes de los que seguían internados, que eran amigos de Emma. Todos se estaban divirtiendo mucho y nada se salió de control.
Al final del día, cuando la fiesta acabó y nos fuimos a la cabaña donde tendríamos nuestra noche de bodas, Emma quiso saltar olas diciendo que nos daría suerte, pero el resultado fue dos vestidos de novias encharcados que tuvimos que quitarnos deprisa.
«¡Loca!» dije, bromeando, y a ella no le importó que la llamara así, aun teniendo ese enfermedad que la caracterizaba como loca «Has mojado nuestros vestidos...»
«Es mejor quedarnos sin ellos» susurró, pegando los labios a los míos y abrazándome. Estábamos solo con la ropa interior, con los cuerpos húmedos «Lo que vamos a hacer es más divertido sin ropa»
«Pervertida...» abracé su cuello y la besé apasionadamente «¿Cómo te sientes ahora que eres una mujer casada?» pregunté, al caer sobre su cuerpo.
«Me siento feliz, muy feliz» selló mis labios varias veces, apretándome con fuerza «Me siento feliz como nunca pensé que lo pudiera ser en toda mi vida»
«¡Entonces ya somos dos!»
Volvimos a besarnos con ímpetu y Emma se libró de mi sujetador con rapidez, sentándome en su regazo y prestándole atención especial a mis pechos, masajeándolos con las manos y jugueteando con mis pezones entre sus dientes.
Después, volvió a recostarme y se colocó encima de mí, besándome de cabeza a los pies, quitándome mis bragas, dejándome desnuda. Emma besó mi pie y fue subiendo despacio por la pierna, mientras me sonreía, una sonrisa maliciosa e infantil que también me hacía sonreír a mí.
ESTÁS LEYENDO
Tintas y sombras
FanfictionTRADUCCIÓN del fin portugués Titas e sombras de Françoso. Regina Mills e una estudiante de Psicología retraída y tímida que conoce a la romántica y visceral Emma Swan, una pintora que estudia en la misma Universidad. Las dos se enamorarán, pero su a...