Parte sin título 14

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Cuando supe la enfermedad de Emma, tuve una conversación seria con mi padre y Zelena. Como era de esperar, ambos se quedaron tan sorprendidos como yo, pero me dieron apoyo total en lo que decidiera hacer, y por supuesto que mi decisión fue quedarme a su lado, eso ni tenía que pensarlo. Amaba a Emma y una enfermedad no cambiaría eso.

El gran problema en todo eso era mi madre, por eso fue la última en saberlo y aunque sabía que su reacción sería la peor posible, tuve que contárselo. Era algo que no podía esconder. Era algo demasiado grave.

Ni preciso decir que el día que tuvimos esa conversación, sus gritos pudieron oírse en todo el vecindario. Entre amenazas de desheredarme hasta los chantajes emocionales más abyectos, Cora era quien parecía necesitar internamiento psiquiátrico, pues se pasó gritando y llorando horas. Sus argumentos eran los peores posibles: «Vas a acabar con tu vida», «No vas a poder trabajar cuando todos sepan que tu novia está loca» o incluso «Vas a acabar loca también»

La ignorancia de mi madre no tenía límites, pero mi paciencia sí. Sin rebajarme a su nivel, simplemente di por terminada la discusión cerrando la puerta de casa con un golpe y saliendo a la calle. Mi decisión estaba tomada y nada de lo que ella o cualquier otro me dijera podría cambiarla.

Así las cosas, readapté mi rutina durante los meses en que Emma estuvo internada. Por la mañana, iba a la facultad y cuando salía iba a visitarla al hospital. Conseguía quedarme más tiempo a su lado porque al Dr. Archie le caía bien y nos facilitaba las cosas. Le pasé mi número y le pedí que me informase de absolutamente todo lo que le ocurriera a Emma.

Fueron tres meses difíciles y agotadores. Fue un proceso lento hasta que mi Emma volvió, y así todo, cuando "volvió", Emma a veces tenía comportamientos extraños, se quedaba en silencio repentinamente por mucho tiempo, caminaba de una manera diferente, estaba más ansiosa, pero seguía siento mi Emma.

Belle y los compañeros de mi clase, así como los de la clase de arte de Emma se enteraron de su enfermedad y todos, sin excepción, fueron muy solidarios, siempre me preguntaban cómo estaba y me daban palabras de apoyo.

Era un viernes bastante adentrada la tarde, y yo estaba estudiando en mi cuarto. Mamá había salido de viaje para Boston a hacer Dios sabe qué, Zelena había ido a dormir a casa de alguna con la que estaba saliendo y papá se fue al club donde adoraba jugar y beber con los amigos, y yo acabé quedándome sola para variar.

Estaba leyendo un libro que precisamente trataba de la esquizofrenia, pues desde que supe el diagnostico de Emma dediqué todo mi tiempo libre a investigar más a fondo su enfermedad para saber cómo lidiar mejor con ella.

Estaba tan atenta a la lectura que ignoré los primeros ruidos, pero se hicieron constantes, acabé cerrando el libro y me di cuenta de que el ruido venía del balcón, era un ruido extraño, como si alguien estuviera golpeando la puerta de cristal, que estaba cerrada, pero no podía ver quién era, porque las cortinas estaban echadas.

Cuando las abrí, me llevé el susto más maravilloso de mi vida.

Lonely float got in the way

You are the feel, and knew it anyway

Take a chance, it wasn't what you know

Take my hand, and don't let go

«¡Emma!» exclamé asustada, abrí la puerta y ella me abrazó con fuerza, sin darme tiempo a pensar «¿Qué estás haciendo aquí? ¿No tienes que estar en el hospital? No comprendo...»

«¡Me han dado el alta hoy!» dijo toda contenta, apretándome y yo me permití cerrar los ojos, con el rostro encajado en su perfumado cuello.

«¡No me lo puedo creer! ¡Qué maravillosa noticia!
¿Por qué no me dijiste nada?» apreté sus brazos y la atraje hacia el cuarto, cerrando inmediatamente la puerta de cristal «El Dr. Archie tampoco me avisó»

Tintas y sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora