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Capítulo 18

Emily Salvatore.

Acostada en mi cama viendo el techo blanco de mi habitación me di cuenta de lo rápido y fácil que perdone a Shane, fue demasiado estúpido de mi parte besarlo de esa manera y no apartarme cuando él me beso de nuevo, pero lo hecho, hecho está, así que no podría cambiar ese suceso, tampoco podría cambiar el haber huido de él como cobarde, resulta que después de ese beso, la razón entre en mi cuerpo, me separé de él y le supliqué por regresar, así lo hicimos lo deje en el colegio para que recogiera su auto y fui a mi entrenamiento con Ricky, pero me llevé una sorpresa al llegar.

Mi entrenador estaba hablando con una chica rubia, ella me daba la espalda por lo que no sabía quién era, pero en cuanto Ricky me vio le dijo algo y ella se fue en la misma dirección en la que iba, así que jamás sabré quien era ella, al acercarme lo suficiente a mi entrenador me dedico una mirada bastante molesta.

-¿Por qué no me lo dijiste?- dijo, sabía que estaba molesto, pero no sabía el porqué.

-Hola, Emily, me da mucho gusto verte, ¿cómo estuvo tu día?- respondí tratando de imitar su voz lo mejor que podía.

-No juegues, niña- me reprendió.

-¿Qué mosca te picó Ricky?- me senté en una de las gradas que estaba cerca.

-¿Desde cuándo?- se paró frente a mí.

-Desde cuándo... ¿Qué?, se más específico, no comprendo lo que tratas de decir- me crucé de brazos, él me mostro un frasco, lo tome y leí la etiqueta, esteroides.

Oh, no.

-Ricky... esto no es mío- lo miré, se sentó a mi lado- lo prometo.

-No sé qué creer, Emily- suspiró- esto ya no está en mis manos.

-¿De qué hablas?- mis nervios estaban a flor de piel.

-Los jueces lo saben- me puse de pie en un salto- ellos decidirán qué hacer y...

-Está fuera de la competencia, señorita Salvatore- me giré lentamente, el dueño de la pista, jefe de mi entrenador y uno de los jueces más importantes estaba ahí, con su mirada severa, de brazos cruzados y dictando mí sentencia.

-No- me acerque a él- eso no es mío, yo nunca tomaría eso.

-Lo encontraron en tu taquilla y una de tus amigas nos confirmó que en realidad lo tomas, que fue esa razón lo que te hizo salir del equipo de animadoras del colegio.

-¡Es mentira!- grité, miré Ricky esperando que me apoyara.

-Él no te salvara de esto, ya no trabajará para ti, ahora tiene una nueva patinadora.

-¿Qué?

-Quien, querrás decir- de nuevo el juez Evans habló, esta vez una sonrisa se formó en su rostro- Samanta Evans tomará tu lugar, mi corazón se quedó helado, no podía creer lo que estaba pasando.

-Ella no es patinadora- susurré.

-Te sorprendería saber lo buena que es- entonces, como si todo fuese planeado Sam salió por detrás de su padre, una sonrisa de victoria se dibujaba en sus labios, negué lentamente.

-Sorpresa- dijo ella, yo solo sequé mis lágrimas y me fui de ese lugar.

(...)

Me encerré en mi habitación, ignorando los llamados de mis familiares, ahora que todos estaban en casa no pasó desapercibida la carrera que di hasta llegar a mi habitación hecha un mar de lágrimas, no me quede mucho tiempo sola ya que mi a mi hermano no le importó mucho que mi puerta tuviese seguro, él se las ingenió para entrar.

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