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Capítulo 9

Shane Parker.

Tres meses más tarde.

Las cosas no habían cambiado mucho en este tiempo, Emma tenía 8 meses de edad, había crecido, pero sabía que siempre la vería cómo la bebita rosa que conocí en el hospital, no podría verla de otra manera que no fuera la una bebé frágil y hermosa.

Por otro lado, con Emily, nuestra relación había avanzado, siempre que podía se quedaba en casa, la visite muchas veces en su estudio, verla trabajar y demostrar tanta pasión a lo que hacía, me enamoraba más de ella, sus ojos se iluminaban con ese brillo tan especial que solo ella podía tener, era muy apasionada en todo.

Camille, siempre fue un tema aparte, me vi obligado a salir con ella muchas veces, cada vez con más regularidad, incluso llego a dormir en el departamento una noche con una tormenta impresionante, la obligue a hacerlo en la habitación que se convertiría en la de Emma, y cerré con seguro la mía, para mi pesar esa misma noche mi hija lloraba como nunca antes, estaba asustada, sabía que Emily igual lo estaba pero trataría de calmar a mi hija, en la madrugada salí de mi hogar, crucé el pasillo y llamé a la puerta de la vecina, cuando abrió tenía los ojos enrojecidos y mecía a la bebé en sus brazos.

-Tranquilas- las abracé, fui con Emily a la habitación, tome a la niña en brazos y la arrullé hasta que se quedó dormida, dormimos los tres juntos.

Ahora estaba en la oficina de mi padre, él me había citado hace unos minutos diciendo que tenía cosas importantes que tratar, no esperaba lo que había en su escritorio, una caja aterciopelada color negro, que en su interior conservaba un anillo plateado con una brillante, enorme y costosa piedra, por el diseño, algo anticuado del anillo y por verlo en el dedo de mi madre incontables veces, sabía que era la joya familiar más preciada, la sortija de compromiso de mi bisabuela, que fue heredada a mi abuelo, después a papá, cada uno la entrego a sus esposas en su debido tiempo, ahora era mi turno de entregarla, sentí mi garganta secarse cuando me senté frente al escritorio.

-Llegó la hora de comprometerte con Camille, hijo- su sonrisa denotaba orgullo, uno que no sentía en lo absoluto, yo no quería esto, no podía aceptarlo, yo no la amaba, ¡Dios! Ni siquiera toleraba a esa mujer tan parlanchina.

-No- susurré, no podía despegar los ojos de la ostentosa joya que descansaba a escasos centímetros de mí- no puedo, papá- alcé la vista tenía las manos en los bolsillos de su pantalón, su ceño fruncido y la fuerza que ejercía en el maxilar me alertaron... lo hice enojar.

-¿No puedes hacerlo?- negué lentamente- ¿o no quieres hacerlo?

-Querer, poder, ¿no es lo mismo?- golpeo con sus dos puños el escritorio de caoba de su oficina, ocasionando que respingara.

-¡No!- alzó la vos- no lo haces, porqué puedes casarte con Camille y lo harás, no importa si es lo quieres o no- la sangre me hirvió en las venas, me puse de pie, me apoye en el escritorio y me incline al frente, imitando su acción.

-No pienso casarme sin amor- sisee.

-¿Estas esperando por Emily?- apreté los puños- una jovencita como ella no tiene nada que ofrecer- estaba por responder cuando la puerta de la oficina se abrió, revelando tras ella a cierta pelinegra, llevaba un vestido que se ajustaba a sus curvas, zapatos altos y llevaba el cabello recogido, sus labios rojos relucían en contraste con su pálida piel y su vestimenta negra.

-Yo no estaría tan segura de eso, señor Parker- llevaba entre sus brazos un sobre, camino con paso firme, me miró por una fracción de segundo, después sus ojos llegaron hasta el anillo, cerré la caja, sus ojos viajaron hasta mi padre- necesito que escuche mi propuesta- le sonrió de lado, ella estaba adoptando esa actitud fría con la que trataba a sus empleados- tengo algo que podría interesarle.

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