Los siguientes días fueron mierda y mucha más mierda. Aunque no fueron muchos... porque la pesadilla fue el lunes y el miércoles nos ibamos de campamento 5 días. Era nuestro último campamento todo juntos y no iba a dejar que él me lo arruinara. O eso creía.
El maldito martes fue interminable. Eran miradas que mataban, muchas que se cruzaban. Era un "trágame tierra" constante. Como si no tuviera cosas que organizar, que pensar, listas enormes armadas de cosas que no me tengo que olvidar para irme de campamento. Y en lo único que puedo pensar es en él. Bravo otra vez, un aplauso para mi.
La verdad, es que me podía quejar todo lo que quisiera, pero más que nada me sentía mal. Eso es algo raro en mi pero a la vez no lo es. ¿Por qué? Porque yo soy la típica chica que disfruta estar muchísimos con sus amigos varones, que dice muchas malas palabras, que es bastante zarpada (siempre teóricamente, obvio) y que se puede matar de la risa con ellos y pasar toda una tarde sola con sus amigos varones y ser la persona más feliz. Como soy así, lógicamente tengo que ser algo fría, o "fuerte", cosa que lo soy. Cuando quiero -casi siempre- soy una piedra, nada tierno, no dejo que las cosas me afecten. Pero... hay un problema.
Todo eso es como una clase de máscara. Martín lo sabe más que nadie. No es que es completamente falso porque obvio que no. Soy fría, no me gusta mucho el contacto físico, los abrazos o eso, puedo ganar una pelea verbal fácilmente, ya que soy directa y digo las cosas sin filtro. Pero soy así porque estoy cansada de que me lastimen. Cansada de que me mientan. Y cansada de creerlo.
Hasta que dejé de hacerlo. Empecé a confiar. Y luego van a ver como eso terminó.
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Idas y vueltas
Teen FictionVieron cuando leen un libro sin prestar atención y de repente pasa algo increíble y uno se queda como WOW, ¿Qué es esto? ¿De dónde salió? Y tienen que volver a releer para ver como llegaron hasta ahí... Bueno, así era él, solo que si volves a leer...