Capitulo 11 - Campamento parte II

68 3 0
                                        

Una vez llegados al campamento, estabamos todos demasiado cansados, aunque no tuvimos ni 5 minutos de paz que ya los profesores nos empezaron a dar instrucciones: con esto para alla, los bolsos para acá, aca se hace esto, la comida se organiza así, los grupos de trabajo son de esta manera, ahora armen las carpas, después los llevan los bolsos, etc, etc. Demasiada información para retener, y lo único que hacía era cruzar miradas con Benja.... Esperen, ¿Cruzar miradas? Eso significa que él me mira y yo lo miro... él me mira, y yo lo miro. ¿Y eso? No me digan que ahora esta perseguido por mi culpa. Que alguien me mate.

¿Vieron eso de no pensar en Benjamín en el campamento y pasarlo bien? No va a funcionar.

Después de hacer el sinfín de cosas que nos dieron para hacer, todas las de la carpa, Ana, Rocío, Mili y Lucía, obviamente, nos tiramos en el pasto para descanzar 5 minutos y los chicos se nos unieron. Benja incluido. Lo miré, me miró, me sonrió. ¿QUE PASA ACA? El cambio esta bueno, no lo puedo negar pero, ¿Y si lo esta forzando? ¿Y si solo quiere que volvamos a ser amigos por la fuerza? No quiero eso.

Ya era de noche, así que nos hicimos la comida, - si, en este campamento, ya todos con 15 y 16 años teníamos que hacer todo- y nos fuimos a dormir. Mañana será otro día, hay que ver como sigue eso.

---------------------

Ah, me había olvidado de mencionar que, a la noche mientras los profesores dormian, los alumnos hacíamos guardia, cada uno tenía una guardía de 2 a 3 horas uno de los 5 días. A mi, la verdad me tocó de los mejores: el primer día, el turno de 6 a 8, pero ese día nos teníamos que levantar a las 7, así que estaba todo más que bien. A las 6 me despertaron y fui a hacer guardía. 

7a.m.: de repente unos salvajes iban por las carpas con ollas y cacerolas golpeando y haciendo ruido. Si, adivinaron, nosotros. Que buena manera de empezar el día. 

Luego de que todos se levantaran, y aunque parezca imposible (yo no podría), tardaban algunos hasta mas de media hora, desayunamos y nos fuimos a la sierra a hacer la primer excursión, para la cual teníamos que ir a los colectivos y hacer un viaje de unos 40 minutos aproximados, esta vez me iba a sentar con Martín, el cual estaba en el lado de los chicos. Supongo que saben lo que significa eso. Era hora de ver que le pasaba a Benjamín, como actuaba cuando yo estaba por ahí, si seguía siendo hostil, si estaba el ambiente tenso o que. 

Una vez arriba, los chicos empezaron a hacer lio, cantar canciones de la cancha, como siempre... hablar de futbol y todas esas cosas tan divertidas!!1!11! (nótese el sarcasmo). Así que yo, medio mal, medio cortada, medio "y ahora que hago?", me quede sentada mirando por la ventana, total... había re buen paisaje. Eso hasta que se dieron cuenta que estaban muy... insoportables y se empezaron a comportar como personas normales (dentro de todo....) Y es así como empezamos a hablar de cualquier cosa, todos parados, nadie en su lugar y fue ahí cuando pasó...

En todo ese lío, el colectivo agarró un noseque en la ruta y todos saltamos. Y por una de las casualidades de la vida, Benja me metió un dedo en el ojo - parece increíble, pero es totalmente cierto- y yo, desgraciadamente, uso lentillas. 

-Eso dolió. Y mucho. - bien Ema, decí eso, seguro le cae re bien

-Perdón, uh, las lentes, estas bien? - me contestó. No me mandó a la mierda, es algo. Pero... por qué lo haría? Yo que se... son hombres.... bipolares y todo eso.

-Si, si, no hay problema... AY- mierda, eso último se me escapó, porque no estaba todo bien, me ardía el ojo como los mil demonios.

- Mmm, eso no suena muy bien, dejame ver... Nadie más usa lentillas?- Por fin decía algo inteligente

-Si- le respondí, aunque no creo que hayan traído el líquido- me los tenía que sacar para limpiarlos, pero sin ese líquido no podía. Lamentablemente la única de mis compañeras que usaba, no tenía

Luego de eso, se acercó a mi y me miró el ojo - como si fuera a ver algo... no era que iba a tener un pedazo de dedo- y no vió nada, obviamente, así que me pidió perdón otra vez.

Ya está- le dije, no era que podíamos volver el tiempo atrás, ni que me molestara su cercanía- ya se va a ir solo, espero.

Idas y vueltasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora