Capitulo 17 - Arte para jóvenes Parte I

42 3 0
                                    

En mi colegio, hay algo especial que se llama “Arte para jóvenes”, el cual consiste en que los días miércoles, jueves y viernes de el 6to mes de clases no haya las materias que tenemos los días y que todo sean talleres artísticos, obras de teatro, que toquen las bandas de alumnos del colegio o de otros, etc.

Esa semana fue justamente la semana que volvimos del campamento, así que fue perfecto, porque lunes no íbamos (teníamos falta justificada) martes hacíamos nada y los otros tres días de 8 a 5 al colegio haciendo nada, pero, en mi idioma: tres días en el colegio 9 horas con Benja. Esta iba a ser la mejor semana del año.

Para cerrar todo con un broche de oro, como cereza del postre, el viernes era el cumpleaños de 16 de uno de nuestros compañeros y ponía casa antes de ir a una fiesta de los de último grado. Perfección en su estado puro.

El martes fue un día normal de clases: Química, matemática y geografía. Diversión pura. Hubo, como siempre últimamente, miradas  cruzadas con Benja pero nada más, estuvimos ahí un ratito junto pero no solos, si no que con nuestro grupo de amigos y nada más digno de mencionar.

El miércoles… fue un día diferente. Cuando llegamos al colegio a la mañana estuvimos juntos dando vueltas y después, ya que no teníamos ninguna obligación escolar, nos sentamos en una de las ventanas de la biblioteca que dan al patio y estuvo hablando, muriéndonos de risa como siempre. La gente… nos miraba como, ¿Raro? Si, puede ser. Supongo que todo el mundo se estaba preguntando ¿Qué hacen esos dos juntos? Ni yo lo sabía.

De repente, no sé cómo ni por qué pero Benja se acercó y me besó. Me encantaba, ¿Qué quieren que les diga? Es la verdad. Amaba que todo fuese tan fuera de lo común, espontáneo, sin compromisos, ni nada de eso.

Luego de… hace nada en realidad – esos días en el colegio eran lo mejor-, al horario del almuerzo, nos fuimos del colegio y fuimos a una pizzería que hay a unas 5 cuadras que tenía futbol de pesa, ping pong y billar. Solíamos ir de vez en cuando si teníamos un espacio libre antes de las actividades de la tarde, para escapar un poco de la comida del colegio.

La verdad, fue uno de los mejores días. No nos podíamos sacar los ojos de encima. Estaba al lado mío, hablábamos, de vez en cuando me robaba algún que otro beso, y cuando le tocaba a él –estaban jugando al pool/billar- iba, jugaba y volvía. Era demasiado bueno, yo no sé como hacía todo eso.

Una vez que terminaron de jugar, trajeron la comida y almorzamos. Después de eso, los chicos quisieron jugar otra vez antes de volver al colegio pero uno no quería. Y adivinen a quien querían poner: A MI. Fuck, yo les dije que no, que humillación, pero Benja vino y me dijo:

-       Dale juga, jugas conmigo.

-       Soy una porquería jugando a esto, no creo que quieras hacerlo- le contesté

-       Daaale- insistió- va a ser divertido

-       Bueno… si vos decís- le contesté no muy convencida.

Una vez que empezamos a jugar, Benja se dio cuenta de que no le había mentido cuando le decía que no jugaba bien. En realidad no era una total mierda, me faltaba un poco de puntería pero principalmente fuerza, y bueno, comparado con él era la porquería más porquería de todas.

Aunque, parecía que él no se iba a dar por vencido, no solo eso sino que quería que yo metiera las pelotas, entonces no hacía nada, solo me “ayudaba” acercándolas. Y eso solo empeoraba las cosas porque me ponía muy nerviosa porque tenía la presión de que él estaba ahí. En un momento, Benja se cansó de que pusiera tan pocas ganas y cuando fue mi turno me dijo que lo esperara, que todavía no jugara, se acercó a mí, situó cada una de sus manos en las mías y me dijo al oído: dejame que yo te ayude – ahí acomodó bien todo antes de pegarle y me dijo: se hace así.

Y el muy desgraciado metió la puta pelota.

Idas y vueltasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora