04.

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Tres meses. 

Han pasado tres meses desde que todos mis problemas comenzaron, han pasado tres meses desde que me diagnosticaron una anemia que parece incurable y esta situación comenzaba a preocuparme cada vez mas.  Admitó que comencé a sentirme un poco mejor después de unas semanas pero volví a recaer.

Shawn trataba de no pasar tantos días fuera de casa pero le era realmente difícil quedarse por lo que la mayoría de las veces recurría a Andrew en busca de compañía. En lugar de comenzar a ganar peso por el embarazo, el cual se había convertido en uno de alto riesgo, comencé a adelgazar de una manera considerable. Los manchones purpuras en mi piel comenzaron a hacerse aun más notorios. A pesar de haber llegado a la mitad de mi embarazo, las nauseas no disminuían, estaba sintiéndome de la mierda y ya no sabía que más hacer.

 —Deberías salir más al sol, estás demasiado pálida.— Andrew dejó sobre mi estómago un plato de fresas jugosas y frescas para después tomar el control remoto de la televisión, tomó una almohada y se acostó boca abajo en el lado izquierdo de mi cama.—¿Te has sentido mejor?

—No.—Andrew hizo una mueca preocupada.—Sigo con los suplementos al pie de la letra, no sé porque no hacen efecto.

Andrew ya no dijo nada a pesar de que su mueca reflejaba lo contrario. Se quedó conmigo viendo el reality show de las hermanas Kardashian durante toda la tarde sin despegar ni un solo minuto sus manos de mi estómago hasta escuchar el sonido de la puerta principal ser abierta. Sabíamos perfectamente que se trataba de Shawn así que no hicimos esfuerzo alguno por ponernos de pie.

—¿Cómo te sientes, preciosa?.—Besé los labios de mi esposo cuando este estuvo lo suficientemente cerca. Le observé quitarse el saco de su traje y quitarse la corbata con ligeros jalones.—¿Sigues sintiendo el dolor en las costillas?.—Negué sin darle suficiente importancia al asunto, observé a Andrew salir de la habitación sin decir nada con su teléfono en mano dándole a Shawn la oportunidad que quitarse el resto del traje y acostarse en su lado de la cama únicamente en calzoncillos.

—Tengo algo de jaqueca.—Él me miró por unos instantes antes de apagar las luces y bajar considerablemente el sonido del televisor. Se recostó sobre su brazo izquierdo y posó su mano derecha en mi barriguita.—Me han recomendado a un médico, dicen que es muy bueno.

—Mañana por la mañana te sacaré una cita.—Asentí y miré el reloj que descansaba sobre la mesita de noche, eran las nueve pero la cabeza comenzaba a darme vueltas por lo que decidí cobijarme y refugiarme en el cálido pecho de mi esposo para dormir con un poco más de calidez.

Desperté unas horas más tarde sintiendo un frío realmente infernal que comenzaba a hacerme temblar, busqué la calidez que emanaba del cuerpo de Shawn solo para sentir como éste se retiró casi al instante algo asustado.

—Morgan.

—Me siento mal.—Mi voz se cortó al instante y me eché a llorar casi de inmediato. Él me descobijó y ajusto la temperatura de la habitación para dejarla algo cálida pero seguía sin sentir nada de calor,aun así no me quejé hasta que encendió la lampara en su mesa de noche.—Vas a reventarme la cabeza con esa luz.

—¿Puedes ponerte de pie?

—No puedo ni siquiera abrir los ojos.—Me ayudó a sentarme en la cama y tomó la camisa que había dejado sobre el pequeño sofá ubicado en una esquina. Me vistió con ella y me recostó nuevamente. Era vagamente consciente de las llamadas que hacía y sus torpes movimientos tratando de vestirse. Me tomó en brazos y bajó las escaleras conmigo mientras intercambiaba un par de palabras con Andrew, me subió al auto y comenzó a conducir como loco. No se dirigía al hospital central de Portland, ésta vez se dirigió a la interestatal con planes de dirigirnos a Seattle. 

—¿Sigues con dolor, linda?.—Solo asentí ante su pregunta.—Pronto llegaremos, solo unos minutos mas.

Apenas podía mantenerme consciente y responder con movimientos de cabeza a los médicos que inmediatamente comenzaron a atenderme. Shawn no se separó de mi en ningún momento y el se encargaba de complementar mis respuestas.

—Señora Mendes, vamos a trasladarla a una habitación privada después de hacerle estudios. ¿Está de acuerdo?

Asentí cansada, solo quería dormir. Sentí como Shawn soltaba mi mano y se iba dejándome completamente sola a merced de los internos que eran monitoreados por un supervisor. Los escuchaba parlotear sobre cualquier cosa a excepción de lo que realmente me pasaba, que idiotas. Me quejé enormemente cuando una practicante enterró una aguja en mi brazo, la retiró sin cuidado y volvió a introducirla con la misma fuerza que antes. 

—Si vuelves a hacer eso puedes reventar su vena, debes ser más cuidadosa.—Escuché al mentor de esa chica, ¿No pudo habérselo dicho desde la primera vez? 

Respiré algo aliviada cuando me cambiaron de camilla y comenzaron a trasladarme en ella por un buen tramo del hospital hasta los elevadores, me asignaron una habitación y una amable enfermera me ayudó a sustituir la camisa y el camisón de seda marrón que estaba utilizando esa noche para dormir por una bata de hospital. 

—Su esposo subirá en unos minutos.—Si me dieran una moneda por cada vez que he escuchado eso.

Shawn entró a la habitación unos minutos después y tomó asiento en el sofá que se encontraba a un lado de mi cama, suspiró cansado y sacó su teléfono del bolsillo cuando este comenzó a timbrar con la melodía que indicaba mensajes. No tardó mucho en guardar ese aparato y tomarme la mano.

—¿El doctor te ha dicho algo?

—No. Vendrá en unos minutos a hablar con nosotros. ¿Te sientes mejor?

—Algo. Esa estúpida practicante casi me hace un hoyo en el brazo.—Él acaricio el lugar amoratado en mi antebrazo y me sonrió a medias.—Deberías dormir. ¿Porque no te recuestas a mi lado?

—No quiero incomodarte.

—No pasará nada, ven aquí.—Shawn se levantó del sofá y dejó su teléfono en una mesa algo alejada de la cama. Me recorrí un poco teniendo cuidado con la intravenosa en mi brazo y me dejé envolver por sus brazos cuando éste se recostó. Descansé un par de horas hasta que el doctor que me había recibido entró a la habitación.

—Señora Mendes, sus resultados han salido y lamento decirle que no tengo buenas noticias.—Shawn se levantó de la cama y me tomó la mano con algo de fuerza.—Su conteo de glóbulos blancos es peligrosamente elevado. Su médula osea presenta un rápido crecimiento de linfoblastos inmaduros, las cuales no dejan que los glóbulos rojos se produzcan a una velocidad normal.

—¿Y eso que quiere decir?.—Tragué sonoramente pensando en lo peor.

—Presentas un avanzado caso de Leucemia Linfocítica Aguda.


En colaboración con ZxoShawnbae.

Mercy {Shawn Mendes Fan Fiction}*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora