03.

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—¿Sólo anemia? ¿Se puede tener anemia durante el embarazo?.—El tono de voz de Shawn delataba lo molesto que estaba. El doctor asintió sin prestarle atención al enfado de Shawn y solo siguió hablando.

—Solo es deficiencia de hierro. Te recetare un suplemento de hierro y te daré una dieta que tendrás que seguir al pie de la letra para reponerte pronto. Una enfermera vendrá a quitar tu intravenosa en un momento.

—Cariño...—Negué cansada al ver el ceño fruncido de mi esposo, no quería alegar con nadie ahora.

—Sólo quiero irme a casa, Shawn.—Él asintió y se quedó callado durante el tiempo que esperamos por la enfermera. 

Firmé los papeles de salida del hospital algo inconforme pero no hice ningún drama. Estaba cansada de las agujas y los sueros que solo se acumulaba en mi cuerpo como retención de líquidos. Me sacaron del hospital en una silla de ruedas y lo agradecía mentalmente, Shawn me ayudó a subir al auto y al cerrar la puerta pude observar como suspiró cansado antes de ocupar el asiento del conductor. 

—¿Crees que ese médico esté en lo correcto?

—No lo sé, quiero creer que sí.  

—Puedo llevarte con los mejores especialistas si así lo deseas.

—Estoy cansada de las agujas, solo déjalo estar. Voy a mejorar.—Él asintió y encendió el auto para después ponerlo en marcha. 

Comencé a juguetear con mis uñas perfectamente arregladas, comencé a despedazar poco a poco el esmalte color durazno de la uña de mi dedo anular dándome cuenta de un color oscuro debajo de mi uña natural. No dije nada, tal vez solo estaba lastimada por algún raspón de la manicura. 

Al llegar a casa solo me limité a acostarme en el sofá, Shawn se quedó frente a mí mirando al suelo algo incómodo y después de unos segundos finalmente habló.

—Iré por el suplemento que el doctor te recetó y de una vez iré a comprar todo lo que dice tu dieta, ¿Necesitas algo más, preciosa?

—Chips con dip de cebolla.—Nunca le pedía nada que no fuera necesario por lo que lo vi sonreír al darse cuenta que no era nada más que un simple antojo. Me besó la frente antes de volver a salir. 

Lo primero que hice después de estar acostada durante un buen rato fue entrar en la ducha, antes de entrar completamente en ésta me miré en el espejo de cuerpo completo que tenía colgado en la puerta y pude notar una mancha morada en mi cadera un poco más grande que las que tenía en mi brazo. Tal vez se debía a la deficiencia de hierro que tanto mencionó el doctor así que no me importó. 

Shawn llegó a casa casi al anochecer a pesar de haber salido desde las diez de la mañana, me entregó el frasco con pastillas y una bolsa gris con mis chips y un pequeño contenedor de vidrio antes de entrar en el armario y sacar su maleta pequeña, la cual usaba cuando tenía vuelos algo cortos. Le miré empacar un par de cosas mientras me concentraba en abrir la bolsa de frituras antes de hablar.

—¿Saldrás?

—Sí, volaré a Nueva York. Volveré mañana por la noche, ¿De acuerdo?.—Solo asentí sin decir nada, ya estaba acostumbrada.—Llamaré a mi madre, ella te hará compañía mientras no estoy.

—No has dormido nada.

—Trabajo es trabajo preciosa.—Me sentí realmente mal al escucharlo. No le había dejado dormir por estar al pendiente de todo lo que me pasaba.

—Puedo quedarme sola, no sería la primera vez.

—No. ¿Que pasaría si te caes en la ducha o algo? Quiero que alguien se quede contigo al tanto de lo que puedan necesitar, tienes que cuidarte ya no eres solo tú.—Asentí dándole la razón, tal vez no me agradaba demasiado la idea de quedarme al cuidado de mi suegra pero no le discutiría. Él estaba lo bastante nervioso como para hacerle pasar por más. 

—Llámame si vuelves a tener malestar. No me importa en donde esté, vendré de inmediato.—Murmuré afirmativamente una vez que él entró en el vestidor para cambiarse la ropa.—Te amo preciosa.—Le sonreí antes de besarle por unos segundos y dejarle ir. 

La señora Mendes fue realmente amable durante el tiempo que estuvo en casa aunque eso no quitó la incomodidad que sentía al verla hacer la mayoría de las tareas que me correspondían a mí. No le dije absolutamente nada de mi embarazo y pareció no notar las pruebas positivas que se encontraban en la basura de mi baño. Me alegré secretamente de eso, no quería que se enterara solo por mí que pronto tendría a su primer nieto.

Desperté tarde con nauseas y cierto picor en la garganta, ésta vez no me molesté en ir a ver a ese doctor que insistiría en que solo estaba enferma de anemia por lo que solo traté de hacer mi mejor intento tomando té casero de miel con limón.

—¿Estás bien, Morgan?.—Levanté la mirada de mi taza favorita para ver el rostro preocupado de mi suegra, solo asentí.—¿Sigues sintiéndote mal? Puedo llamar a Shawn y decirle que...

—No, déjalo tranquilo. Estoy bien, no quiero entorpecer más su trabajo. Sigo sintiéndome mal por lo de ayer.

—No te sientas así, cariño. Es tu esposo, es completamente normal que se preocupe por ti. ¿Quieres almorzar algo?

—Últimamente no tengo mucho apetito.

—¿Que te ha dicho el médico? Shawn no quiso contarme mucho sobre eso. 

—Tengo anemia.—Me debatí unos momentos sobre decirle o no que era lo que pensaba pero mejor me callé, no quería seguir preocupando a las personas.—El médico me ha recetado un suplemento de hierro y me ha dado una dieta especial.

—En ese caso voy a prepararte algo de lo que te han recetado.—Solo la observé moverse por mi cocina con tranquilidad mientras tomaba del almacén alguna de las cosas que supongo Shawn había comprado el día anterior. Ella me tendió una porción de sopa en un bowl de cristal, ésta desprendía un olor realmente agradable pero al tomarlo, mis manos se entumieron de una forma que hizo que el plato cayera y se derramara todo sobre el mesón.

—¿Que sucedió linda?.—Quise llorar, tal vez por vergüenza o por ser tan estúpida.—¿Cómo se cayó? 

—No lo sé, lo siento.—No dijo nada, solo me sonrió con algo de lástima y limpió el desastre que había ocasionado. 

Me encerré en mi habitación antes de las diez de la noche después de un día lleno de inactividad. Daba vueltas entre las sábanas sin poder conciliar el sueño de ninguna manera, miraba constantemente el reloj y me cubría la cabeza con tantas almohadas alcanzaba a tomar. A partir de la una de la madrugada comencé a escuchar la voz de Shawn en el pasillo, pude escuchar como tomó el pomo de la puerta pero se detuvo cuando su madre le habló.

—¿Cómo se siente Morgan?.—Su voz sonaba cansada y algo ansiosa.

—No ha comido mucho, creo que sigue sintiéndose algo mal.—Solo pude escuchar su suspiro cansado.—Mañana puedo llevarla con mi doctor, puede darle una respuesta diferente.

—Creo que será lo mejor.

Me cubrí con las sábanas cuando lo escuché entrar en la habitación. Le escuché comenzar a desvestirse y abrió las sábanas para poder acostarse a mi lado. Sentí sus brazos rodearme y como me apegó un poco al calor de su pecho descubierto.

—Sé que estás despierta.—Me dí la vuelta con cuidado y le encaré. Le acaricié el brazo y me apegué a su pecho.—¿Que haremos con ustedes?.—Suspiró posando su mano suavemente en mi vientre.

—Ya se te ocurrirá algo.

En colaboración con ZxoShawnbae

Mercy {Shawn Mendes Fan Fiction}*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora