13.

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El resto de las vacaciones estuvieron increíbles, aunque aquella estupidez mía no salía de mi mente ni un segundo. Morgan estaba completamente feliz aunque podía notar perfectamente su cansancio. No sabía cuando sería el día en el que ella se fuera, por esas razones no quise causar ningún tipo de conflicto entre nosotros, incluyendo el tema de la infidelidad. De regreso a casa, Morgan descansó como bien se lo tenía merecido, no quiso parar durante toda nuestra estancia en Maui. Al llegar me sentí aliviado y ansioso de estar en casa para descansar junto a mi esposa.

—¿Cansado?.—Preguntó Morgan entrelazando su mano con la mía. La miré rápidamente y sonreí triste al verla pálida y con bolsas amoratadas bajo los ojos.

—Estoy bien, cielo. Me duele un poco el cuello, es todo.—Sonreí para tranquilizarla y monté las maletas en el auto.—Tú si estás cansada. Llegando comerás algo e irás directo a la cama. ¿De acuerdo

—Siempre cuidando de mí.—Sonrió y se hizo a un lado para que yo pudiera cerrar el portaequipaje.

—Te lo prometí y no pienso romper esa promesa, Morgan.—Besé su mano y sonreí a medias.—En la salud y en la enfermedad.

—No falta mucho para que descanses de mí.—Bromeó pero no me dio nada de gracia.

—Morgan, no hagas esos comentarios.—Abrí la puerta del lado del pasajero y la ayudé a entrar, luego rodeé el auto y ocupé el asiento del conductor.

—Es la verdad.—Se encogió de brazos y metió sus manos débiles por debajo de sus piernas en señal de nerviosismo.

—Sólo estás atormentándote.

—Estoy siendo honesta conmigo misma. Sabes que pasará.—Concluyó como si todo lo tuviese ensayado. No dije ni una sola palabra más y me dediqué solamente a conducir . Al llegar a casa, bajé las maletas y las coloqué en la entrada de la casa. Cerré el auto con alarma y entré a la casa soltando un fuerte suspiro.

—Morgan.—La llamé mientras caminé detrás de ella.

—Dime.—Al darse la vuelta, noté que sus ojos estaban tristes. A nada de inundarse y formar una gran corriente de agua dulce.

—Ven aquí.—Dije abriendo mis brazos. Caminé hasta ella y la escondí entre mis brazos. No tardó en sollozar y romperse poco a poco entre mis brazos. Mis ganas de hacer lo mismo aumentaban cada vez que una de sus lágrimas caían en mi camiseta pero no podía demostrárselo. Tenía que ser fuerte por ambos.

—No quiero irme.—Sollozó mientras apretaba mi camiseta.

—Escucha cariño.—Tomé su rostro entre mis manos y aparté las lágrimas que bajaban por sus mejillas.—Todo va a estar bien. Yo estaré contigo en todo momento.

—Igual me iré y no quiero dejarte solo. –prosiguió.

—Todos nos iremos, Morgan. Yo estaré bien.—Las palabras se me terminaban al igual que las ganas de seguir en este mundo. ¿De qué me servía vivir si el amor de mi vida no estaría a mi lado?

—Creo que iré a dormir.—Asintió y me abrazó por un rato.

—Ve, yo te alcanzaré en unos minutos.—Besé sus labios ligeramente secos y observé como de alejaba.

Había sido un vuelo largo y, a pesar de estar cansado, decidí a la barra de nuestra propia casa. Tomé una botella a medio terminar y me serví en una vaso de vidrio pequeño. Lo tomé de un trago entero sin importar que mi garganta comenzara a arder ante la falta de hielo. Y así se pasaron los tragos hasta que la botella se acabó. Rápidamente tomé un último trago de otra botella y me senté frente a la barra. Ladee mi vaso con alcohol adentro y observé como este se movía de un lado a otro. 

Comencé a imaginarme una vida sin Morgan. Fue horrible hacerlo, pero tarde o temprano sucedería y me las tendría que arreglar yo solo. Tal vez recrearía mi vida con otra persona y tuviéramos hijos, y simplemente no podría olvidar a Morgan. Me terminé el trago y dejé el vaso sobre la barra. Me levanté y subí las escaleras un tanto mareado. No entré a la habitación para ir directamente a dormir, entré al baño y cerré con seguro. Me despojé de toda mi ropa y me miré al espejo. Mis ojos estaban rojos, tenía bolsas bajo los ojos, mi cabello era un desastre y lucía adormilado. Abrí la llave de agua fría de la ducha y me adentré poco a poco.

Apreté los ojos y abrí la boca para respirar profundamente. Sentía que me ahogaba en un vaso de agua fría. Tallé mi rostro rápido al igual que mi cabello, cerré la llave de un movimiento rápido y me quedé adentro durante minutos. Suspiré profundamente y me senté con los brazos recargados sobre mis rodillas. Abrí la llave del agua caliente y me calmé por un rato. O simplemente quería que mis lágrimas se cubrieran con el agua tibia. Odiaba llorar cuando no podía hacer nada. En este caso no podía salvar a Morgan. A mí Morgan. Cubrí mi rostro con mis manos y solté un pequeño sollozo. Cerré la llave y tomé una toalla de las que estaban colgadas. La enrollé en mi cintura y comencé a secarme. Me coloqué simplemente unos boxers y salí del baño con un poco de frío. Abrí la puerta de la habitación lentamente para no despertar a mi esposa. A lo que pude notar ella estaba de espaldas hacia mí. Suspiré y me adentré a la habitación. Cerré la puerta tras de mí y caminé hasta la cama, donde me recosté a su lado y pasé mi brazo por su cintura.

—Shawn.–Dijo en cuanto la pegué suavemente a mi cuerpo.

—¿Qué sucede? –pregunté tranquilo.

—¿Vas a olvidarme?.—Preguntó en casi un susurro. Respiré profundo y negué levemente aunque ella no estuviera viéndome.

—No lo haré, Morgan.—Dije seguro. Más seguro que nunca.

—¿Cómo lo sabes?.—Preguntó entrelazando su mano con la mía. La soltó y suspiró.—¿Cómo puedes estar tan seguro, Shawn?.—La respuesta era tan corta pero tan sencilla. Podría repetírsela todo el tiempo y no me cansaría.

—Porque eres y serás el amor de mi vida, Morgan.  

Ya no soportaba esta situación, necesitaba desahogarme lo más pronto posible. Era tanto que volví a caer en el mismo error. 

iMessager 
Camille
Online

Te necesito ahora mismo.

Ya sabes donde estoy♡


   Perdóname por esto, Morgan.

En colaboración con maloleyftlxh

Mercy {Shawn Mendes Fan Fiction}*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora