"A veces no hay peor enemigo, que tu propio corazón "
Un corazón perverso y ambicioso, lo destruyo todo a su alrededor, dejando muchas cuentas pendientes. Para enfrentarlo, ahora, será necesario un corazón sin miedo a nada, pero este corazón tend...
Sus labios era la cosa más maravillosa que había probado nunca. Vale me esta besando y tengo que separarme de él, ¡Pero se siente tan bien!
Al principio no correspondí su beso, no porque no quisiera sino porque me tomo desprevenida.
Poco a poco fui correspondiéndole. Sus labios encajaban perfectamente con los míos, es como si hubieran nacidos para estar juntos.
El beso que al principio fue un simple roce, se estaba convirtiendo en un beso más animado.
No era pasional, pero es como si nuestros labios se estuvieran reencontrando.
Su mano que al principio estaba en mi cintura, tomo paso hasta mi mejilla, donde quito el pelo que estorbaba. Llevo la mano, y la enredo en mis pelos, detrás de la oreja. Su otra mano, reafirmo el agarre en mi cintura.
El beso fue subiendo de tono y para entonces podía sentir como mis mejillas estaban rojas como un tomate, pero no solo eso ¡Me estaba faltando el aire! Y Evan no tenía ninguna intención de separarse, así que hice lo que más convenía.
Cogí su labio inferior y le di un pequeño mordisco.
Bruscamente conseguí que Evan se separe de mí.
-¡¿Qué te pasa?!
Levante la mano, como era ya costumbre, para darle una cachetada, pero se quedó en el aire.
Evan atrapo mi brazo con su mano, consiguiendo que me acercara más a él.
-¡Ni una más, fierecilla!
Nuestras frentes se rozaron por un momento, y nuestros ojos se encontraron.
Cuando me miraba así, conseguía que no pensara en nada más. Tan solo en él y yo.
Pero como algo del destino, Jane se apareció de nuevo en la sala.
-Suéltame... lárgate de aquí –le dije en un susurro.
Mi voz salió muy ahogada.
-Espero que te haya quedado claro, que no eres la única que puede hacer escándalos en casas ajenas.
Evan se rozó conmigo y me dio un brusco beso en la mejilla.
-¡Imbécil! –le grite antes de abandonara la casa.
Estaba muy agitada y maldiciendo en voz alta.
-¡Animal! ¡Idiota! ¡Lo viste Jane! ¡Patán!
-¿Qué pasa hija? ¿Por qué esos gritos? –pregunto mi nana que acaba de entrar en la casa.
-Doña Emily está bien enojada, porque le robaron un beso
-¿Cómo, pero quién? –pregunto mi nana interesada.
-El joven Evan –le dijo Jane
-¿Evan te beso? –me miro con una sonrisa pícara.
-¡Si, se metió a la casa! Diciendo que con el beso se cobraba todas las cachetas que le di a Damián y a él.
-Pues saliste ganando.
-¡Sue!
Salí del salón, mientras que oía como Sue y Jane hablaban del beso.
-Qué pena que me lo perdí –dijo mi nana.
¡Chismosas!
Víctor P.O.V
Creo que ya va siendo hora, de regresar a la ciudad. Echo de menos a mi niña y a mi madre. Es hora de enfrentar el pasado. No se puede estar huyendo toda la vida.
El pasado, pasado esta y nunca va a cambiar.
Mi Lucia nunca regresará, y ya es hora de ser feliz de nuevo.
Les voy dar una sorpresa a mi madre y a Emily, esta tarde vuelvo al pueblo.
Evan P.O.V
Estoy en uno de los bancos del jardín pensando en el beso que le di a Emily, pero me veo interrumpido por Renata.
-¿En qué piensas?
-Nada, tonterías, ¿Necesitas algo?
-Mm... ¿Es que hay unas bicis por ahí, y quería preguntarte si podía tomarlas prestadas?
-Claro, sí, ¿Te gusta andar en bici?
-Me encanta, pero como todavía no conozco la ciudad no sé qué tan seguro sea.
-Si quieres un día de estos te acompaño y te lo enseño. No es tan peligroso.
-Bueno ¿Te parece si vamos ahora?
-Nose, ¿No es tu fiesta después?
-Si pero no te preocupes por eso. Tengo el tiempo perfectamente calculado.
-Pues vamos, me cambio y ya.
-Yo también.
Estamos en uno de los parques de la ciudad que está cerca de la casa, dando un paseo con las bicis. Nos paramos a descasar.
-¿Estas cansada?
-Un poquito.
-Pues vas a tener que recuperarte pronto, aún nos queda camino.
Nos sentamos en el césped, y cuando miro a lo lejos veo a Emily. Está escondiéndose detrás de unos arbustos, así que decido molestarla un poco.
-Adonde tú quieras llegamos –me dice Renata con coquetería.
Nos acercamos un poco, y al ver que Emily no nos quita los ojos de encima, decido acercarme a Renata y la beso.
Dura más de lo que yo quise, así que me alejo de ella poco a poco.
Emily esta igual que un tigre enjaulado. Me rio por dentro.
Nos levantamos y nos vamos a seguir dando una vuelta.
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