R E L I G I Ó N

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Su madre siempre le ha inculcado la religión desde pequeño, el amor hacia Dios, hacia las personas que le rodean.

Respétalas, siempre, aun cuando sospeches que guardan un puñal en la manga.

No tiene dos pelos de tonta. Sabe que la vida no es todo amor, flores y buenas personas, y así se lo ha enseñado siempre. Sí, existe todo eso, pero también existe el dolor, las decepciones y las malas personas.

Yixing se siente una mala persona últimamente a cada cajetilla que tabaco que termina y a cada escapada de la realidad, cada vez más frecuentes. No puede evitarlo, ha entrado en un círculo vicioso sin darse cuenta, uno del que, de repente, no se ve capaz de salir a pesar de que cada sonrisa que le dedica Luhan hace que algo le duela en el pecho. A pesar de las palabras que le dice Yifan cuando le encuentra en el piso a oscuras.

Para, Yixing. Eres más que esto. Eres fuerte. Recuérdalo.

Sin embargo, las palabras caen en saco roto y su espalda contra las sábanas frías de una cama que ya conoce demasiado bien.

A pesar de que Luhan le trata con normalidad, ve la decepción reflejada en sus ojos, que no brillan de la misma manera.

¿Qué estoy haciendo?, se pregunta al salir por la puerta del apartamento con una última mirada a Luhan, ocupado viendo un partido de fútbol en la televisión con Minseok de compañía.

Mientras baja por las escaleras, recapitula los últimos meses. Las sonrisas, las aventuras en moto, los besos robados, y las noches en la azotea. Todo iba bien, equilibrado. Sus cosas malas, su cosas buenas. Pero ahora es como si estuvieran en una espiral de caos, cuyo epicentro es él mismo.

Dicen que, por cada cosa buena, ocurre algo malo. ¿Es el karma equilibrando la balanza de manera cruel?

No, es él. Él tiene la culpa. El trabajo, las rencillas familiares, esa ciudad que le asfixia cada día un poco más. Luhan es la única luz que tiene y la está apagando poco a poco con su comportamiento. Se ha dejado llevar por la espiral y se ha olvidado de respirar, de vaciar la mente, de disfrutar de las pequeñas cosas que de verdad importan. Está atrapado por la corriente y no se ha esforzado por nadar para salir de ella.

Desde pequeño, se prometió que nunca se convertiría en un adulto amargado, en una persona gris que va todos los días al trabajo, que se lleva las preocupaciones a casa. Se prometió que brillaría, que amaría, que haría sonreír todos los días a la persona que compartiera la vida con él.

Ama a esa persona especial, Yixing. Cuídala, protégela. Será lo más preciado que tengas.

Abre la puerta del portal del edificio y mira hacia el cielo despejado de Pekín. Respira profundamente y se permite sonreír. Saca el móvil del bolsillo, pulsa sobre el contacto de Luhan, y se lleva el aparato a la oreja.

-¿Sí? -contesta al otro lado de la línea. De fondo, se oyen los comentarios en inglés del partido de fútbol.

-Te quiero, Lu -dice simplemente.

Te amo, por siempre.

[layhan] 21 daysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora