C A R A M E L O

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Luhan jura que hay días en que está cansado de encontrar envoltorios de caramelos en los lugares más insospechados.

Maldito crío adicto a los azúcares, suele murmurar mientras, con ceño fruncido, recoge otro envoltorio dorado de lo que parece ser la bolsa interminable de caramelos de Navidad que trajo Minseok. Quiere mucho a su amigo, pero le odia un poco por ese detalle.

En un punto del apartamento se escucha un ladrido, y Luhan suplica un poco a los dioses que la casera no lo haya oído. Sobre todo porque la mujer está insoportable con los calores del verano y no para de llamar al timbre cada dos por tres, siempre con una excusa que no cuaja. Luhan no es tonto y Yixing ha empezado su temporada de caminar desnudo por el apartamento porque no soporta la ropa.

Lay Han vuelve a emitir otro ladrido y Luhan rueda los ojos y hace una bola con el envoltorio dorado. Suelta un suspiro y sale de la habitación arrastrando los pies.

Escudriña el reloj de la cocina. 8:45 de la mañana.

-¿Qué hace Lay Han en casa? -pregunta tirándole la bola a Yixing que, sentado en el sofá, juega con el perro.

-¡Ey! -se queja cuando le da en la cara-. Yifan tenía una cosa que hacer y nos lo ha dejado esta mañana. Podía habernos dado un vibrador como soborno, al menos.

Luhan enarca un ceja. El nombre incomoda por un momento, pero la sensación pasa rápida.

-Como si no tuvieras ya una colección -replica.

-Con la que te encanta jugar -sonríe burlón. Lay Han ladra y se acerca a Luhan. Le lame los dedos de la mano y le acaricia la cabeza peluda a cambio.

Está precioso. Nada que ver con la bola de pelo enmarañado y lleno de barro de aquel primer día dejado muy atrás. Luce saludable, y es agradable pasar los dedos por el pelo suave, brillante, limpio y recortado.

-Son mi principal instrumento de tortura -comenta.

Se deja caer en el sofá al lado de Yixing y se lleva las rodillas al pecho. Por una de las ventanas que da a la calle, entra un haz de luz del sol que cae sobre una montaña desordenada de facturas.

-¿Cuándo dejarás que sea yo el que torture? -pregunta Yixing, apoyándose sobre él. -Vamos, disfrutarías mucho -añade poniendo morritos.

Luhan le aparta la cara con una mano.

-Atrás, pervertido.

-Lo dice quien me mete cosas por el culo.

Luhan se muerde el labio y empuja con una pierna a Yixing, quien ha empezado a encaramarse sobre él.

-Lo que te voy a meter son tus condenados caramelos como encuentre un solo envoltorio más -dice, palpando la bolita bajo él. Se la tira de nuevo y le acierta en todo el ojo.

Lay Han ladra y, por un momento, Luhan sólo ve pelo. Una lengua babosa le lame la cara mientras una risa suena de fondo.

-Lay Han al rescate. Sí, ya sé que tú también quieres caramelos.

-Yixing -aparta un poco al perro de él y consigue respirar de nuevo-, no le des dulces. ¿Quieres que se quede ciego?

-Es sólo un caramelo.

-Seguro que le has dado más de uno.

Yixing pone cara de inocente pero no cuela.

-Voy a tirarlos por el váter ahora mismo, antes de que le produzcas una sobredosis al perro.

-Al final te preocupes por él -comenta Yixing. Una sonrisa con hoyuelos se abre paso en su rostro varonil.

Luhan traga saliva y maldice un poco por dentro.

[layhan] 21 daysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora