P A I S A J E

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Cuando los astros se alinean, la carretera es su hogar. Millas y millas que recorren en un coche viejo, atravesando un paisaje que cambia a cada hora. Las estrechas calles del barrio en el que residen, dan paso a las grandes avenidas de la ciudad, para difuminarse en un horizonte lleno de polución que da lugar al cielo azul plagado de nubes cuando se sale de la gran urbe. El coche, con el depósito lleno y Yixing al volante, deja atrás ese lugar caótico de ruido y modernidad, de edificios que parecen arañar el cielo y luces que impiden ver las estrellas.

Es como cuando monta en la moto y se aleja de todo, salvo que, en esta ocasión, la soledad no es la que le acompaña. Mientras suena una canción pop en la radio, le llega al oído la voz de Baekhyun en el asiento de atrás, chapurreando un inglés que no sabe pronunciar. Por la ventanilla, se asoman unos pies grandes cuyo dueño se queja en mandarín, a veces en cantonés, y a veces en inglés, durante la mayor parte del viaje, mientras que por la otra, una cabeza peluda ladra a los coches que pasan.

Cuando salta una canción en mandarín, es la voz de Luhan, sentado en el asiento del copiloto, la que canta los versos de memoria y se lleva el cansancio de las horas al volante.

A veces, viajan hasta el pueblo de al lado, otras hasta Changsha, y otras, simplemente se dejan guiar por el asfalto acabando en sitios inesperados llenos de misterio y emoción. Lugares abandonados, parques de atracciones en medio de ninguna parte, extensiones enorme de campos en los que la gente trabaja de sol a sol.

Con el calor y la humedad del verano, Yixing coge de la mano a Luhan, y se internan por bosques de bambú y selvas perdidas, por campos de arroz y prados segados, mientras que detrás de ellos, Baekhyun grita y tira de un Yifan patoso que se tropieza con la primera piedra que se topa en el camino.

Saludan a los árboles, se bañan desnudos en los ríos y observan el mar de estrellas que se abre ante ellos por la noche. Susurran historias de fantasmas y leyendas olvidadas, se besan entrecortadamente bajo el cielo y duermen abrazados unos con otros en la protección de una tienda de campaña.

Lay Han corre con sus cuatro patas por la arena de las playas que visitan, el olor del mar los envuelve, el salitre les impregna la piel. Se hacen fotos, se tiran al agua, y el aire se llena de risas infantiles de adultos que todavía son niños por dentro, llenos de sueños todavía por cumplir.

Hay tardes de guitarra, una pequeña hoguera crepitando en medio y las notas viajando por el aire a la vez que la voz grave de Yifan canta para sorpresa de todos. Yixing cierra los ojos, siente a Luhan a su lado, su mano sobre el muslo acariciándolo con suavidad. Cierra los ojos, y siente el calor del fuego, el sonido del río cercano, y siente una paz sin igual. Una perfección difícil de explicar, que simplemente existe.

Cuando abre los ojos al terminar de tocar la melodía y ve los brillantes de Luhan, sonríe y le besa, aparta la guitarra y entrelaza los dedos con los de él, mientras Lay Han ladra a una luna que se deja ver entre los árboles al ir cayendo el sol.

El paisaje es hermoso. La hierba, el fuego, el cielo sin nubes y las copas de los árboles que se mueven de manera sinuosa por la brisa de verano que sopla. Pero lo más hermoso es Luhan, que le mira a los ojos, y le dedica una mirada llena de tranquilidad y cariño, que llama a Lay Han y hunde los dedos en su pelo mientras sonríe y su rostro muta abandonando su aspecto juvenil.

Y, en ese momento, lejos de todo y rodeado de lo que más le importa, vuelve a sonreír y toca otra canción.

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⏰ Última actualización: May 04, 2017 ⏰

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[layhan] 21 daysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora