Diecinueve

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El día que siguió fue largo y agotador. Los padres de Gerard, Mikey y James pasaron largo rato con él mientras yo iba a casa a buscar ropa y demás cosas para la estadía de Gerard en el hospital, aunque sólo serían dos días más quería que estuviese lo más cómodo posible. Cuando volví al hospital, cerca de las cuatro de la tarde, encontré a papá charlando con los Way en la sala de espera. Resultaba totalmente extraño verlo ahí, pero me sonrió y nos abrazamos.

Habíamos estado días sin hablar.

— ¿Dónde están Peter y Patrick? —Le pregunté a Mikey.

— Uh... se fueron hace un rato. Mamá habló con ellos y les dio todas las ecografías y esas cosas que Gerard había estado guardando durante el embarazo. Claire llevaba puesto un trajecito rosa, se veía adorable. Me pidieron que me despidiera de ti por ellos.

— ¿Claire?

— Así la llamaron. Claire Josephine Wentz.

— Es un nombre tonto.

— Creo que es bastante genial —Mikey se encogió de hombros.

— Como sea, ¿Gerard la vio?

Mikey negó.

— Dijeron que él había pedido que fuera una adopción cerrada... yo sabía algo de eso, pero, uh... se me hace extraño pensar que Gerard tuvo durante meses a una criatura creciendo en su cuerpo para que, al nacer, ni siquiera poder verla.

— Él quería que fuera así.

— ¿Crees que cambió de parecer?

Yo suspiré.

— Iré a verlo —respondí, dedicándole una pequeña sonrisa.

Gerard estaba durmiendo cuando entré a su habitación. Había un enorme ramo de flores sobre su velador y junto a él una carta a nombre de Patrick y Pete. Estaba abierta así que ya la había leído, y aunque era fácil tomarla para ver qué decía, no quise entrometerme. En lugar de eso me dispuse a poner esa suave manta con estampado de Regular Show sobre su cama y apilé su ropa al interior del velador. Dejé su taza favorita sobre el mismo y su teléfono celular. Luego me acosté junto a él, abrazándolo. Y me quedé dormido.

Despertamos cuando el sol ya se había escondido. Una enfermera estaba ahí para tomarle los signos vitales y tocar su vientre. Seguía hinchado, y Gerard se quejaba por lo bajo cuando los finos dedos de la muchacha se hendían en su cuerpo. Quería empujarla lejos para que dejara de hacer eso, pero era su trabajo. Aunque lo incomodara.

— Hay unas fajas que ayudan con este proceso —comentó ella—, sé que quizás te resulta extraño ver que tu hija ya nació pero que tu cuerpo no ha cambiado demasiado. Pero es todo parte del proceso... tu cuerpo se irá deshinchando y los órganos irán recuperando su posición poco a poco. Al cabo de unos meses serás el mismo de antes, o quizás quedarás mejor.

Ella rió, y Gerard rió también. Pero yo no pude hacerlo, estaba demasiado ocupado odiándola por tocar su cuerpo. Luego de unos minutos ella se marchó para dejarnos solos. Gerard decidió que era un buen momento para pedir la cena y aunque la comida del hospital olía mal, sabía bastante bien. Después de beber un té volvimos a acostarnos sobre su cama, su rostro lucía más tranquilo y los rastros del llanto ya no se veían en ninguna parte.

— Estoy gordito —comentó entre risas—, se siente raro.

— Estás super sexy, cállate —repliqué riendo también.

platonic ・ frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora