El trago me sacaba un recuerdo con cada sorbo. No había mucho por hacer. Habías dejado las ventanas abiertas cuando te fuiste y el aire entro y despeinó el sentimiento.
No hay mucho por decir pequeña. Corre. Corre rápido y no te olvides de azotar la puerta cuando te vayas. Quizá así mí alma se asuste y decida no seguirte.