27. Puedes confiar en mí.

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-Hace tiempo que no te veía- la señora corre hasta Jimin, quien se ha levantado de la banca gracias a la sorpresa.
Lo envuelve en un cálido abrazo.
-¿Qué haces aquí?- dice este sin bajar su tono de frialdad.
-Estaba caminando con...- se detiene haciendo una mueca-¿Cómo estás hijo? Hace tiempo no te veía- sonríe ella. La misma sonrisa con ojos incluidos que Park Jimin posee.
Sin duda es su madre.
-Genial, todo está bien.
-¿Y tu padre?.
-Mejor que nunca- noto que Jimin desvía la mirada para no hacer contacto visual con ella.
-Eso es bueno- sonríe de vuelta, intentando ignorar que su hijo la está tratando como lo peor-¿Quién es ella?- me apunta saludándome con una nueva sonrisa.
Me levanto sacudiendo un poco mi falda y dejando mi bebida en la banca. Camino hasta llegar frente a ella.
-Kang SeolYeon. Es un gusto- hago una reverencia expresando respeto.
-Es muy bonita hijo- vuelvo a ponerme derecha viendo cómo le da un pícaro golpe a Jimi en el hombro-¿Eres novia de este niño inmaduro?- me pregunta bromeando.
-S-si- asiento con la cabeza algo nerviosa. Miro de reojo a mi cita, este tiene una tomar sonrisa posada en su rostro.
-Mira que feliz te has puesto- la mamá ríe encantadora. Vaya pedazo de mujer, me siento pequeña al lado de ella; se ve tan elegante, propia y refinada...a pesar de no vestir ropas extremadamente elegantes se le nota que es una persona educada y que sabe cómo actuar.
Sencillamente perfecta, ese sería el eslogan que le pondría.
Jimin borra su mirada inmediatamente, mordiendo su labio con culpa. Como si lo hubieran descubierto.
-Nosotros ya nos vamos. Adiós- dice cortante tomando mi antebrazo intentando alejarme. Opongo fuerza para despedirme antes.
-Es un gusto- hago otra reverencia y me dejo llevar por Jimin. Su madre me dedica una tierna sonrisa y se despide con la mano.
Nos vamos alejando cada vez más, pero no dejo de mirar a la mujer que vamos dejando atrás con cada paso. Un hombre y una pequeña niña se le acercan, ella abraza a la pequeña con una sonrisa.
-¿Por qué eres así?- pregunto de repente, haciéndolo detenerse mirándome seriamente.
-SeolYeon, eso es algo muy personal y prefiero no hablarlo.
Normalmente no intentaría ir más allá, pues no me gusta entrometerme en temas tan profundos porque las conversaciones se vuelven incómodas y nunca puedo dar respuestas racionales, pero, ahora quiero indagar más acerca de lo que Jimin oculta.
-En serio me gustaría saber...- comento poniendo me mano en su hombro, dedicándole una comprensiva mirada.
Sea lo que sea, yo no podría juzgarlo. Nunca podría dejar a la persona que me ha devuelto las sonrisas por un simple problema familiar o personal.
-No.
-Siempre he sido muy egoísta, pensando sólo en mis problemas sin tomar en cuenta que los demás también sufren- trago algo de saliva- Tú...me estás importando más de lo que deberías, por eso es que estoy siendo tan insistente contigo ahora, ¿entiendes?.
Baja la mirada inflando sus mejillas con aire, lo cual lo hace ver infantil pero guapo a la vez.
-Lo entiendo, y...me alegra mucho lo que acabas de decir, pero, no quiero volver a tocar ese tema.
-¿Volver a tocarlo? Jimin, ¿a quién le has contado esto?- aprieto su hombro con temor. Los problemas personales siempre son la debilidad de las personas, por lo tanto, contárselo a cualquiera significa exponer tu punto débil para que cualquiera pueda usarlo en tu contra.
Lo aprendí a la mala.
-A...unas personas.
Mi memoria divaga unos momentos, intentando recordar si alguna vez mencionó algo parecido.
Bingo.
-¿No será qué...?- planteo mi pregunta- ¿Las personas con las que te molestaste el día que nos conocimos? Son ellas, ¿cierto?.
Baja su mirada sin contradecirme, lo único que causa es que reafirme que di en el clavo.
-Dejémoslo así- responde.
Entiendo todo, él no quiere contarme lo qué pasó porque ahora esta persona es la que está poniendo un muro que sea imposible derribar.
-Sabes que yo no podría juzgarte por nada- muevo mi mano hasta su barbilla, levantándola de tal forma que me mire-Yo siempre estaré para ti cómo tú siempre lo has estado para mí, así que...si quieres contarme; no importa si es en medio de la noche o en la madrugada...yo estaré dispuesta a escucharte- sonrío reconfortantemente, como si con esa sonrisa pudiera expresar todo el apoyo que soy capaz de darle cuando las cosas vayan mal en su vida.
Si cara se ilumina lentamente, por lo que creo que ha entendido todo lo que quería transmitirle.
-Eres la mejor, lo sabes, ¿cierto?- toma mi mano moviéndola de su barbilla. Entrelaza nuestros dedos, causándome un escalofrío.
-No, no lo sabía- suelto una pequeña risita.
-Por cierto, parece que ya te estás acostumbrando a declararte como mi novia frente a la gente, ¿no?- mueve sus cejas de arriba hacia abajo con una sonrisa pícara.
-Ah...eso- intento buscar algo que responder- ¿Y nuestras bebidas? Creo que las dejé en la banca del parque- cambio el tema notoriamente.
-Ahí estarán bien. Ya he cumplido mi sueño de cita ideal.
Sé que no quiere regresar por el miedo de volver a encontrarse con su madre.
-¿C-cita ideal?.
-Siempre soñé con ir al parque y tomar una bebida junto a una linda chica- me da un leve y juguetón empujón en el hombro.
Muerdo mi labio conteniendo una sonrisa. Sus palabras siempre me hacen avergonzar. Bajo mi vista hacia el suelo gracias a la sorpresa de sus halagos.
-No bajes la mirada princesa; se te puede caer la corona- me dice dulcemente.
-Estás poético hoy- río un poco intentando ocultar más vergüenza de la que ya estaba conteniendo en mi sonrojado rostro.
-Tengo algo de inspiración- ríe- No puedo creer que haya dicho eso- tapa la mitad de su rostro con la mano libre.
-¿Qué deberíamos hacer ahora?- pregunto, aún no quiero irme.
-¡Oh, es verdad! Aún falta algo para la cita perfecta.
-¿Qué cosa?.
Se queda pensante, entre decirlo y no.
-No nada. Será para la próxima.
Me ha dejado con la curiosidad.
-Vale.
-¿Y si vamos a comprar otra bebida al carrito de hace rato?- señala al camino que dejamos atrás.
-Ni de broma- bufo molesta.
Lo hace para molestarme por mi escena con la cajera de ese negocio. Además de que también le encanta hacerme molestar.
Sus risas se escuchan fuertemente, y, ahí desaparece mi coraje contra él. Porque la música que causa su felicidad es tan dulce que la siento como miel en mis oídos, y, sólo me contagia haciéndome reír junto a él.
No hay mejor sensación.

Hola, hola🔥 sé que casi no acostumbro dejar notas personales pero... Quería comentar esto:
Para mí escribir siempre ha sido una escapatoria del estrés y todo lo malo, me encanta escribir y no quiero dejarlo nunca.  Pero últimamente tengo tres historias en proceso y se ha vuelto tedioso,  me he quedado algo seca de ideas. Por eso me gustaría tomar un descanso sin tener la presión de actualizar, ¿me dan permiso  😅? Lo único que pido es que cuando regrese las mismas personas estén para leerme y no nós separemos.
Es todo lo que tenía que decir, gracias 🙈❤️️.

No bajes la mirada princesa;se te puede caer la corona. [Park Jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora