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El actor se estaba maquillando cuando un chico fue a anunciar que faltaban diez minutos para que la obra comenzará. Por lo que el castaño acelero más su tarea.

Todos los palcos ya estaban ocupados por las personas que adquirieron un boleto para poder apreciar el grandiosos estreno de la aclamada obra, que por supuesto interpretarían los actores más talentosos de aquella época.

Una bella dama comenzó a dar la introducción de la obra, y fue entonces que un apuesto joven apareció de entre el humo artificial que se utilizó para un efecto más real. Era Terrence quién hizo acto de presencia.

Pasaron varias escenas en las que la obra se desarrollaba de una manera espectacular, sobre todo porque los protagonistas interpretaban el papel de una manera extraordinaria. Todo mundo quedaba completamente encantado por dicha actuación.

Llegó la hora de la escena final, Bella intentaba salvar la vida de Bestia y él peleaba con los bandidos. La escena avanzó aún más y pronto llegó la hora del baile. Susana lucía radiante con el vestido que fue elegido por los maquilistas, incluso Terry se veía de verdad como todo un príncipe.

Todas las personas fueron invitadas por el director de la compañía, Robert Hathaway, a la recepción que fue organizada en la casa de Karen Claise con motivo de hacer público su compromiso con John Clater.

-Vamos Terry, hay que asistir a la recepción, Karen ha sido una compañera muy buena y merece que por lo menos asistamos a su compromiso.- dijo Susana sacando la niña consentida que fue cuando su madre vivía.

-Susana, no me insistas, de verdad no estoy de humor para fiestas- replicó el joven a lo que la muchacha asintió.

-Esta bien...- respondió tomando su bolso- Te veré mañana.

Terry salió del teatro y comenzó a caminar sin rumbo alguno. Le gustaba sentir el viento soplar en sus mejillas, estando él solo con sus pensamientos. Camino y camino hasta llegar al puerto, donde después de ahí se adentró a una de las calles de mal a muerte.

Nada logró sacarlo de sus pensamientos, además del sonido de las olas. Solamente fue cuando al pasar por un callejón, escuchó gritos y observó que una joven de no más de veinte años acunaba en sus brazos a una pequeña. Frente a la mujer, un hombre le levantaba la mano con todas las intenciones de golpear su bello rostro.

-No... Déjame, no permitiré que le toques un solo dedo a mi hija- gritó la mujer con una melodiosa voz que hizo a Terry acercarse a aquella escena.

-¡Eres mía! ¡Siempre lo serás!- respondió el hombre tomando bruscamente la mano de la joven que se jalaba con una fuerza extrema. Pero sobre todo con un terror horrible en sus ojos.

-Suéltame- gritó pero fue tarde porque ya estaba en el suelo.

Terry no dudó más y fue en seguida a defenderla, tomó al hombre de su chaqueta y le dio una bofetada que terminó por dejarlo en el suelo. Ya que solo fue un pequeño golpe, ayudado con el alcohol que el hombre ya había ingerido.

-¿Estas bien?- preguntó el chico extendiéndole la mano a aquella bella dama- Mi nombre es Terrence Grandchester.

-Soy Lilly- tomó la mano del chico, éste noto que la muchacha temblaba de miedo.

-Yo te voy a ayudar, ven conmigo- dijo y la cobijo con su abrigo que se había quitado para cubrir a la chica.

Terry no la había visto del todo bien, debido a la poca iluminación que había en el lugar. Cuando pudo apreciar la belleza de esa mujer se quedó completamente helado.

Esa mujer era rubia, cabello rizado, tenía una nariz respingada, piel completamente blanca, pecas que cubrían su piel, pero sobre todo... Tenía unos ojos tan hermosos como los que él conocía a la perfección. Tenía ojos de color verde esmeralda.

Mañana es para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora