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La mente de Terry siempre creo imágenes, falsas, sobre algún día poder formar una familia con la bellísima Candice White.

Aquella mujer que conoció en una noche, mientras viajaba en medio del océano Atlántico. Desde aquel momento le entregó su corazón, e imagino cosas inmorales.

Todo su mundo se fue hacia abajo cuando las palabras que ella le dirigió penetraron en sus oídos.

—Estoy... Embarazada.

—No importa— Fue la respuesta inmediata que él dio sin siquiera darse a la tarea de pensar más a fondo en la situación. Imaginando que Candy estaba sola, sin compromiso alguno— Me haré responsable del bebé.

Candy no comprendió nada. Le había confesado que estaba embarazada, lo cuál conllevaba una acción previamente consumida. 

Él pensaba sobre todo lo que haría, siempre teniendo en cuenta que su adorada Candy era soltera, sin compromiso. 

Detuvo por un momento la dirección de sus pensamientos. Él ya estaba creando todo un plan de bodas y aún con la futura oposición de su padre el gran Duque de Grandchester, pensaba casarse con Candy que seguramente sería madre soltera. Sus pies tocaron el suelo, los pensamientos se enfriaron y recordó que él fue al hogar de Pony para pedirle a su amada que fuera su esposa. 

Sí, su esposa para poder hacerla después su mujer, lo cuál lo llevo a la verdadera razón del embarazo. Un bebé no se concibe por obra y gracia ¿o sí? Por supuesto que no. Se necesita un hombre y una mujer, con el deseo de amarse mutuamente pero sobre todo, en aquella sociedad tan conservadora, se necesitaba de una alianza matrimonial para que el hombre si de verdad era caballero, pudiera reclamar a partir de ser el esposo, los derechos nupciales otorgados al contraer matrimonio. 

—¿Quién.... Quién es el-el pa-padre?— pregunto cerrando sus ojos, y, evitando con ello que las lágrimas salieran de aquellos preciosos zafiros. 

—Terry...— la joven trataba de ocultar su mano derecha donde descansaba un hermoso anillo de matrimonio. 

La puerta se abrió de espaldas al castaño, de la cuál ingreso un hombre alto, rubio y con una enorme sonrisa dirigida a la joven que estaba frente a él. 

—Candy querida, hemos llegado para la cena de noche buena. Espero que...— se detuvo en seco al percatarse de la presencia de alguien más en la habitación.—¿No soy inoportuno? 

—Albert...— susurró Candy.

Fue la imaginación de Terry o ¿Albert le habia dicho querida a Candy? ¿Acaso Albert era el hombre que estaba casado con Candy? 

—¡¿Terry?!— exclamó el rubio identificando al muchacho. 

—Albert— su tono de voz era acusador, denotando su desconcierto ante lo que creía que había entre los dos rubios. 

—Terry yo... Creo que tienen que hablar. Candy todos te esperamos en la mesa— dijo el chico y salió de la habitación haciendo énfasis en la palabra 'todos'.

—¿Por que no...?

—Sé que soy una Andley, la noticia no fue publicada en el diario por petición tanto mía como de la tía abuela al no aceptar mi elección de marido. Es deshonroso para la familia.— ella se giró y miró una vez más la nieve. Percatándose de la tormenta de nieve que se suscitaba fuera del cálido hogar.— Tras saber la verdadera personalidad de William Andley, pedí que se me permitiera quedarme en el hogar de Pony. 

Terry ponía cierta atención al relato, aunque el dolor que sentía en el pecho era insoportable. Su vida estaba completamente destrozada. Todo sus sueños se vinieron abajo. Quería morir. 

 —Sabía que tu estabas al lado de Susana, yo pase dos años esperando día a día que un lindo joven castaño apareciera con un anillo de compromiso. Pero eran solo pensamientos, me arrepentía todos los día y todas las noches estando sola o con mis amigos, de la decisión que tomé al pensar primero en Susana y después en mí. No quería salir, conocer personas,  se me ofreció ir a especializarme en enfermería... No acepte. Tenía la esperanza de volver a verte, y que tu me dijeras que podíamos ser algo más que amigos. No fui a buscarte porque si tu no ibas significaba que estabas con ella, por lo que me resigne a aceptar que eras feliz. Sabiendo que así yo también podía serlo. 

>>Annie y Archie contrajeron matrimonio, donde asistieron varios jóvenes que a criterio de la tía Elroy, me convenían y le convenían a la familia. Conocí a Jonh Clater un chico que trató de forzarme a casarme con él. Albert intervino, yo no me case con él. 

>>Tom Steven's mi mejor amigo de la infancia, se enteró por la inmensa tristeza por la que estaba atravesando, así que me visitaba diario y me hacia reír muchísimo. Pasaron varios meses de esa manera, siempre teniéndole confianza le decía que aún te seguía amando. Un día me llevó al lago Michigan, me pidió que fuera su novia... 

>>Yo no quería aceptarlo, seguía aferrada al recuerdo y la esperanza que tu algún día dijeras que no estabas más con ella. Por supuesto yo no tenía derecho de siquiera pensar en eso, fui yo la que te empujé a los brazos de ella. Perdóname. 

>>Transcurrieron tres meses de noviazgo, lo llegué a querer de una manera muy especial pero... Jamás lo logré amar. Siempre fui sincera en ese aspecto. Y aún con la insistencia de la tía abuela en que terminara con aquel granjero, seguí siendo su novia. Sabía que estaba haciendo bien, pero sobre todo lo que me dictaba mi corazón. Se suscitó la fiesta de compromiso, yo no dudé un segundo más, acepté tanto como el compromiso y mi futura boda, como la segunda oportunidad para ser feliz, al lado de un buen hombre. 

>>La noticia no se hizo correr, era una vergüenza que la hija de William Andley se casará con un granjero que no le podría ofrecer absolutamente nada, o eso era lo que pensaba la tía abuela. La boda fue un acontecimiento que yo siempre soñé diferente, en todos los aspectos. 

Terry no soportó más verla siquiera de espaldas, no podía creer que su amada pecosa se hubiese casado con un hombre que no era él. Al parecer se había tardado mucho con los preparativos al lado de la actriz, así como en su recuperación. Sí tan solo... Sí tan solo hubiese decidido ir meses atrás... ¿De que sirve ahora lamentarse? Ella ahora era mujer de otro hombre, ella esta a punto de formar una familia con otro, con su esposo, con el ganador. 

Una vez más, el destino se empeñaba a separar a Candy de aquel al que de verdad ama. Aquel que ahora, ya veía ni una sola razón para seguir con vida. Terrence Grandchester admitía más que nunca que su destino era siempre estar solo, siempre...

 —P-perdón.— dijo la joven soltándose a llorar como hace tiempo no lo hacia. 

—Perdóname tú a mí, demore mucho tiempo... Ahora quisiera que jamás te haya dejado ir. Candy mi amor, te amo... Sé muy feliz a su lado, hiciste lo correcto. No podías esperarme toda la vi-vida— su voz se le quebró por las lágrimas— Forma la familia que siempre soñaste, quierelo, amalo, se feliz, recuerda que Terrence siempre te apoyara en todo...— dijo Terry, tomó su abrigo, la caja del anillo y abrió la puerta para salir de aquel lugar. 

Iba caminando por el pequeño pasillo y estaba a punto de abrir la puerta cuando sintió que una mano fina le tocaba el hombro. 

—Hace mucho frío, la tormenta no pasará pronto, aquí esta cálido. Le prepararemos una cama para que pueda descansar, mañana será navidad y creó que a los niños no les caerá mal la compañía de tan admirable caballero ¿o si joven Grandchester?— exclamó la hermana María con una mirada de compasión en sus ojos. 

Terry hizo caso omiso a las palabras de la monja y abrió la puerta. Un frío congelante le propinó una gran bofetada, haciendo que cerrara los ojos. Esto hizo sentir más confortante al chico que tenía el alma destrozada. 

Queriendo o no, volvió a la casa que le parecía ahora vacía y sin vida. Muy distinto a como él la recordaba cuando la visitó años atrás, cuando aún tenía vida al saber que tenía una oportunidad con 'ella'. 

Mañana es para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora