-¿Qué coño haces tú aquí? –grité asustada mientras abría los ojos. Collin estaba de pie con el bote de crema en la mano, apretándolo y… -No no para! -y plof, un chorro de crema cayó en mi espalda– ¿Eres retrasado o qué te pasa? Sal de mi casa –dije mientras intentaba restregarme la crema a mí misma, pero en muchas partes no llegaba-.
-Vengo a cortar el césped y ocuparme del jardín, tendrás que soportarme –dijo mientras se sentaba en un lado de mi tumbona –Trae, yo te la pongo –apartó mis brazos, no sin resistencia por mi parte, y comenzó a restregar la crema por mi espalda.
-Eres un baboso, Collin –dije con fastidio-.
Él se rió victorioso. Me resistía pero sus manos tocando mi espalda me producían una sensación extraña. Me resistía a aceptar que algo que viniese de ese prepotente me pudiese gustar, pero sí, me estaba gustando y eso me hacía estar muy incómoda.
-Ya no te quejas ¿eh? –dijo mientras bajaba su mano más de lo debido-.
-Cállate y estate quietecito –dije sujetando su mano- ¿No tienes que trabajar? –apunté al cortacésped con mi dedo-.
-Sí, y teniendo estas vistas será un placer.
-Vete a la mierda.
Se levantó y comenzó a cortar el césped. Yo seguí tomando el sol, pero al cabo de un rato decidí ponerme boca arriba. Al levantarme vi a Collin sin camiseta trabajando. Dios, estaba muy bueno. Tuve ganas de abofetearme al pensar eso. Volvía a tumbarme pero estaba nerviosa. Cuando acabó de cortar el césped se sentó en la tumbona que estaba junto a mí.
-¿Has tenido noticias de mi rival? –preguntó divertido-.
-¿De quién? –respondí confusa-.
-De Jackson.
-Vives con él, pregúntale –dije con fastidio-.
-Eso es que no –se carcajeó- Que rápido se ha rendido, aunque es normal, está claro que te voy a conseguir yo –me guiñó un ojo-
-Sigue soñando –dije levantándome y subiendo a mi habitación-.
¿Qué se había creido ese prepotente? Cogí el portátil, puse el perfil de Jackson y busqué su número. Por la ventana podía ver a Collin aún sentado en la tumbona. Carraspeé mientras marcaba el número en el móvil para atraer la atención de Collin y comencé a hablar notablemente alto.
-Hola Jackson, soy Lucy –dije sonriendo mientras veía a Collin observarme-.
-Sí, encontré tu número en Facebook jajaj…
-Quería preguntarte si te apetecería venir a comer mañana, en agradecimiento por lo del otro día.
-Vale pues mañana nos vemos, trae bañador. Adiós.
Colgué, y le dediqué un guiño de ojo a Collin. Su mandíbula estaba descolocada. Chúpate esa.
Entre a darme una ducha y cuando bajé al salón vi a Collin todavía allí trabajando. Me apetecía molestarle, como había estado haciendo él. Cogí un refresco y salí de nuevo al jardín, giré la tumbona hacia donde se encontraba él y me senté a observarle.
-Ya sé que te gustan estos músculos pero podrías disimular un poco.
-Calla y trabaja, o no cobrarás –dije mientras daba un sorbo a mi refresco- Mm… Que bien sienta algo fresquito con el calor que hace.
Negó con la cabeza y siguió trabajando.
-Así me gusta, que esos músculos trabajen –dije triunfante, intentando molestarlo-.
Se volvió a girar y me dedicó una mirada seductora.
Cuando acabó entro a la casa para decírselo a Henry, y yo entré detrás de él. Henry estaba preparando la comida.
-Ya he acabo, Henry –dijo Collin-.
-Bien, has acabado rápido, había mucho que hacer.
-Sí, Lucy me ha animado a trabajar duro –dijo mirándome-.
-Por supuesto –dije yo sonriendo-.
-Veo que os habéis llevado bien –dijo mirándonos respectivamente- Puedes quedarte a comer si quieres, Collin.
Mierda, mierda y más mierda. Él me miró con una sonrisa de oreja a oreja y después miró a Henry.
-Gracias, pero hoy no puedo, he quedado con mis padres –suspiré aliviada, había faltado poco- Pero mañana estoy disponible –volvió a mirarme más sonriente aún-
-Ya he invitado a comer a un amigo mañana –me apresuré a decir-.
-Bueno, pues cuanta más gente mejor –dijo Henry sonriente- Nos vemos mañana Collin –le entregó el dinero y Collin salió, no sin antes devolver el guiño burlón-.
Me había salido el tiro por la culata. Quería fastidiar a Collin y ahora lo tenía que soportar otro día en mi casa, comiendo conmigo.
Al día siguiente me levanté no muy tarde y me vestí con un short vaquero y una camiseta de tirantes rosa neón. Ayudé a mi madre a preparar la comida, y por lo menos que viniesen los dos a comer tenía algo bueno: comeríamos canelones caseros, mi comida favorita. Henry llegó y me ayudó a poner la mesa, y cuando ya era la hora de comer llamaron a la puerta. Ahí estaban los dos, sonrientes en la puerta. Y muy guapos, para que negarlo. Entraron y saludaron a mi madre y a Henry y nos sentamos todos a comer. Fue una comida normal, hablamos de las cosas que se suelen hablar con los padres, pero ambos me miraban casi todo el rato y eso me hacía sentir incómoda. Cuando acabamos de comer Henry y mi madre se fueron a ver la televisión al salón y yo me quedé sola con ellos dos.
-Bueno… -dije notablemente nerviosa. ¿Qué se supone que debía hacer ahora? ¿Actuar como si fuésemos amigos? Entonces miré por la ventana y vi la piscina- ¿Os apetece un bañito?
-Para eso hemos traído los bañadores… -dijo Jackson frunciendo el ceño-.
-Jajaja claro –reí nerviosa-.
Subimos a mi habitación, cogí mi bikini y entre al baño a cambiarme para que ellos se pudieran cambiar ahí. Mi bikini era azul celeste, mi favorito, no tenía tirantes y se ataba con dos nudos a los lados. Salí preguntado primero si estaban ya vestidos y los vi a los dos, sin camiseta, a cada cual mejor. Si Collin estaba muy bueno Jackson no se quedaba para nada atrás. Los dos me miraron de arriba a abajo sin disimulo alguno y me dio vergüenza, seguramente me sonrojé. Cogí la toalla y les hice una señal con la mano para que me siguiesen hasta la piscina. Lancé la tolla a una silla y me tiré de cabeza a la piscina, por si acaso me empujaban, pero no, empezaron a empujarse entre ellos y acabaron los dos cayendo al agua. Me tumbé en una esquina, dejándome flotar para tomar el sol, mientras ellos hablaban. Al cabo de un rato noté que se acercaban a mí y me incorporé, teniendo a cada uno a un lado. Se miraron sonriendo con complicidad y después me miraron a mí. Tuve un mal presentimiento.
-¿Aceptas el reto, gallina? –dijo Collin burlonamente a Jackson mientras yo me giraba a mirarle-.
-Acepto –dijo decididamente Jackson-.