Parte 43

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Llegamos a casa luego de algunos cuarenta y cinco minutos de reunión, mi madre y Stefanie ya están listas con todas sus maletas y hablan con Rosa en la cocina. La ama de llaves de Oliver siempre tan amable y me sonríe pícaramente al verme entrar a la cocina junto a él, no puedo evitar que la sangre suba directamente a mis mejillas, ya sé que piensa todo el tiempo y bueno, es verdad, pero aún así es vergonzoso. Luego de saludar a Rosa voy directamente hacia mi hermana y mi madre quienes están en el desayunador comiendo una tarta de limón, las dos me abrazan efusivamente al mismo tiempo.

Oliver entra y sólo dá los buenos días, no las habíamos visto desde anoche, al salir esta mañana ambas dormían, como es de imaginarse no son madrugadoras, típica madre y hermana de Alexandra Carlin. Mi madre se levanta a abrazarlo con la misma energía tomándolo por sorpresa, Oliver odia los abrazos, pero mi madre los ama; dice que un abrazo puede cambiarle el día a alguien que esté pasando por un mal momento.

Bueno, es mejor que se acostumbre.

Oliver sólo sonríe pero una sonrisa de incomodidad que ya conozco. Les habíamos dejado dicho con Rosa que tuvieran listas las maletas, que íbamos a pasar por ellas luego de la reunión y así fue, el chofer ya había llevado todo su equipaje hasta la limusina que nos iba a llevar al aeropuerto donde el jet de Oliver estaba esperando para despegar.

Nos despedimos de Rosa, quién me dá un largo abrazo y a mi madre y a Stefanie también. Como es de imaginarse a Oliver lo abraza sorpresivamente pero él la fulmina con la mirada, con ella si tiene confianza como para reprocharle esos gestos.

—Apuesto a Alex no la mira de esa forma cuando lo abraza, ¿eh? —Golpea el brazo de Oliver con su codo mientras guiña un ojo.

Oliver observa a Rosa con su expresión más neutral, ella le dá una tarta de limón para que comiéramos en el camino y un jarro de café, de ese riquísimo de selección francesa que invade mis fosas nasales y se me hace agua la boca. No puedo evitar tomar un sorbo antes de salir de la casa y Rosa me mira con una sonrisa de oreja a oreja mientras agradezco.

El chofer nos lleva hasta el jet, lo diviso desde lejos por las enormes letras que forman Anderson en color rojo sangre, no es un viaje muy largo, me recuesto sobre el hombro de Oliver mientras él extiende su brazo para que me recueste más cómoda en su pecho mientras lee algo en su laptop, y sí que es cómodo, casi en instantes me quedo dormida sin percatarme que pasa a mi alrededor.

Unos suaves y cálidos labios en mi nariz me despiertan, intento abrir los ojos y lo logro hasta que estos se acomodan a la luz, y más besos en mi nariz y en toda mi cara, y luego en mi cuello, no puedo evitar reír sonoramente.

—Oliver —riño, él se carcajea, llamando la atención de mi hermana que nos observa divertida, por suerte mi madre está dormida, si no se le hubiese ocurrido cualquier cosa vergonzosa, eso lo sé.

Oliver va a cambiarse y se lo agradezco, no quiero que se aparezca ante mi familia con un traje empresarial de diseñador. Yo también me cambio, no quiero tener que ver a mi padre y de paso llevar un vestido súper apretado que no me deje respirar para maldecir bien.

Una vez que Oliver se ha sentado a la par mía, observo el archivo que está leyendo, son estadísticas con barras de colores y demasiados números que me causan ceguera, pestañeo varias veces para tratar de mirar más claro pero me es imposible, Oliver sonríe al verme tan intrigada en algo que está seguro no entiendo. Comemos la tarta de limón y tomamos el café que aún se guarda caliente por el bendito recipiente, mientras Oliver me explica todos esos números que marean hasta que arribamos en la bendita ciudad de Miami.

Bajo del jet el inmediatamente un aire templado golpea mi rostro haciendo que cada rizo en mi cabeza se revuelva dándome un aspecto despeinado casi de inmediato, que lindo, así me recibe mi ciudad, ya me siento en casa, aunque en Stefanie no tiene el mismo efecto por las cantidades de fijador que acostumbra usar al igual que mi madre; aunque mamá sí tiene que sostener su vestido marrón porque el viento hará que todos aquí tengan una excelente vista de sus calzones con recogidos extraños.

Esposa de mi jefe © (Borrador de la 1era edición - 2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora