Oliver mira el reloj y con su ceño fruncido escucha lo que dicen del otro lado, todas mis alarmas se activan, por favor que no sea lo que pienso.
—Mamá, cálmate —no escucho que le dice la señora Margot, Oliver se levanta de un salto como un resorte y yo hago lo mismo. Siento mis piernas de gelatina, mi garganta está seca y mi corazón bombea a mil por horas.
—Oliver ¿Qué... que pasó? —pregunto temerosa, por favor que no haya sido un infarto al señor Anderson porque me muero, o un accidente, yo debí hacer que Oliver se quedara en aquel restaurante. Yo debí convencerlo de ayudarlo, esa era la razón por la que me llevaron con ellos. Será mi culpa, yo pude evitar esta tragedia, una lágrima está a punto de correr por mi mejilla.
—Mamá ¿Por qué putas fuist....
—Bueno, hazlo... lávame la boca con jabón, pero no iré....
¿Qué? Yo estoy aquí por desmayarme y ahora no entiendo una mierda. Llevo mi mano a mi cabeza apartando algunos mechones de cabello de mi rostro, miro a Oliver con intriga.
—Oliver... —él sisea y lleva su dedo índice a sus labios, frunzo mi entrecejo, hasta ahora estoy recordando cómo se respira.
—Mamá, casi me matas de un infarto por llamarme a estas horas llorando ¡Es casi media noche! déjalo en la cárcel.
Juro que entre esta gente quedaré loca. Voy a desmayarme, sí, eso haré pero por no saber qué otra cosa hacer. Yo hasta estaba comenzando a llorar. Y resulta que es alguien que está en la cárcel, sé que es Henry ¿Quién más? ¿Por qué no llamaron a Brittany? Yo esperando miles de escenarios donde voy a otro funeral y es el mío, porque en serio otra desgracia no la soportaría.
—¿Y yo le dije que golpee a un oficial? —continúa por el teléfono — ¿Yo le dije que se corriera de la patrulla? —se dirige a mi— Alex, tengo que ir a la comisaría—murmura, aún sosteniendo el celular en su oreja.
—Voy contigo —digo, siento alivio, ir a la comisaría suena mejor que ir a un hospital y ver a alguien en coma, siento mis piernas flaquear mientras busco que ponerme, aún mi mente maquina la idea de que alguien murió, enserio quedé traumada.
Ni siquiera pregunto, Oliver sostiene el manubrio del auto con bastante fuerza, su mandíbula está tensa, está molesto, lo sé. Miro por la ventana pasar edificio tras edificio, ni siquiera me cambié, pero con este abrigo largo almenos no se ven mis shorts de la rana rené. Oliver parquea el auto y baja rápidamente, está hablando con su banco sobre una transferencia de dinero, bastante grande ¿En serio? ¿Tanto por golpear a un oficial? Yo lo hubiese dejado en coma, si tengo que pagar tanto que almenos valga la pena. Oliver rodea el auto y abre la puerta para mí, siempre lo hace, sé que debería estar acostumbrada, pero vamos... todas las veces pienso que es lindo, hago una carita dulce y él sonríe mientras continúa hablando por su celular.
—Y... ¿Por qué no llamaron a Brittany que vaya a sacarlo de la cárcel? —pregunto, una vez que corta la llamada, camino a la par suya, hay bastante viento, por suerte amarré mi cabello en una cola de caballo.
—¿Por qué a Brittany? —pregunta, frunciendo el ceño, guardando su celular en su bolsillo, volteo a verlo como si lo que dije no fue algo muy obvio ¿Cómo que por qué?
—Porque es su esposa ¡daahh! —resoplo, Oliver me mira por unos segundos con sus ojos entrecerrados y abre la puerta principal para que pase.
—Es el señor Anderson quién está en la cárcel por golpear a tres tipos y un oficial, no Henry —¿ah? Frunzo mi entrecejo y lo observo curiosa —aparte se les quiso escapar, olvidó su licencia en casa y la maldita motocicleta está retenida.
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Esposa de mi jefe © (Borrador de la 1era edición - 2016)
RomanceAlexandra Carlin, es una chica recién graduada de la universidad, sin éxito en el campo laboral, es contratada por fin como secretaria del presidente de una revista de prestigio a nivel internacional, Oliver Anderson, un joven apuesto de 25 años, Ol...