Ethan se levantó apenas de su cama, no había podido dormir bien desde que Hanny se había ido a Nueva York, la extrañaba y su ausencia se notaba. Escuchó un toque en su puerta y se detuvo al ver a su madre asomándose por detrás de esta, con una gran sonrisa.
Lo único que tenía de su madre eran los ojos, unos hipnotizantes de color azules, lo demás lo había sacado de su padre, el pelo rubio y la piel blanca, en su interior le hubiese gustado tener el cabello marrón de su madre.
— ¿Estás despierto? —preguntó entrando. Ethan asintió y se puso de pie.
—Sí, desde anoche—dijo mientras su madre caminaba hacia las ventanas y abría las cortinas de su habitación.
—Las extrañas, ¿verdad? — continuó con un tono más triste. Ethan suspiró.
—Sí, no sabes cuánto... no solo perdí a Renee si no que también a Hanny—afirmó con un poco de amargura. Su madre se acercó y negó con la cabeza.
—Hanny volverá, y Renee siempre estará con nosotros—trató de calmarlo.
—Nunca me gustó esa frase "con nosotros", es mejor "en nuestra memoria" ¿no crees?—le preguntó mirándola a los ojos.
—Me expresé mal. Ve a lavarte y baja a desayunar, tienes escuela—lo apuró golpeándole el trasero.
—Yo también te quiero—bromeó Ethan sonriendo mientras iba al baño. La madre de éste esbozó una sonrisa y salió de la habitación.
Ethan al terminar de ducharse, bajó rápidamente la escalera de la gran casa donde vivía junto a su madre y su padre. Este último era como si no viviera ahí, ya que sus negocios y dinero eran más importantes, por lo menos así lo pensaba él. Ethan tenía un hermano mayor, Andrew quien estudiaba su último año de leyes en Harvard y claro que lo extrañaba, su relación era muy buena. Cuando se dirigía a la cocina, Sofy, la nana de toda la vida de Andrew y Ethan lo detiene.
—Buenos días, mi niño—lo saludó.
—Buenas Nana Sofy, ¿dormiste bien? —la abrazó cariñosamente.
—Como siempre... tienes visitas.
— ¿Yo, a esta hora? —preguntó extrañado.
—Sí, una señorita muy linda y carismática, te está esperando en el living, ve— Ethan asintió y fue al living sorprendiéndose de la persona que lo estaba esperando. Piel blanca, pelo ondulado y revuelto de un marrón claro y ojos color avellana.
—Mary, ¿qué se supone que estás haciendo aquí? —le preguntó molesto. Mary se levantó del sofá nerviosa saludándolo.
—Vine a buscarte para que vayamos a la escuela juntos, como quedamos—respondió feliz. Ethan se cruzó de brazos anonadado.
—¿Estás loca? Jamás quedé en ir a la escuela contigo—Mary lo miró sin entender, estaba comenzando a enrojecerse—. Deberías ir a la escuela, so-la—dijo Ethan realmente molesto.
—L-lo siento, pero el mensaje...
—¿Qué mensaje?—ella sacó torpemente su celular y le mostró una conversación, de un número que claramente no era el suyo, pero que tenía una foto de perfil de él. Gruñó.
—Te hicieron una broma, boba. ¿Acaso no te diste cuenta? Ni en mil años te hubiera hablado— Mary se puso roja de vergüenza, bajó la mirada, no podía creer que había caído en algo así. Ethan suspiró hastiado, ¿qué tan tonta podía llegar a ser? No pudo negar que le produjo algo de lastima—. Mira, averiguaré quién fue y yo mismo lo golpeo, ¿te parece? —Mary asintió sin levantar la cabeza—. Ahora, es mejor que te vayas, la puerta está por allá—apuntó la puerta. Mary caminó a la salida, mientras Ethan la dirigía a ella. Cuando iba abrir, su madre hizo presencia extrañándose por la situación.
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Los Secretos de Renee
Novela JuvenilHanny perdió a su mejor amiga de manera inesperada, llevándose con ella una parte de su alma y corazón. Nadie sabe qué pasó, nadie entiende el porqué y no hay esperanzas de descubrirlo. Pero ¿qué pasaría si Hanny tiene la llave de los secretos que...