Preparativos
De solo pensar que en poco tiempo dejaría de ser la Yaima de siempre y se transformaría sin saber siquiera cómo en un ser genéticamente diferente la hacía estremecer. Un conjunto de alteraciones químicas fluían por su cuerpo en ese momento: temor, ansiedad, sorpresa, culpabilidad. No quería hacerle mal a su madre por una poción mal hecha o un exceso de adormecimiento. Nunca en su vida había sido tan irresponsable. Eso le provocaba más adrenalina que todo lo demás. Pero a la vez sentía una confidencia especial hacia aquella mujer, si así podía llamarla. Sabía que todo saldría bien, y sabía que la esperaba un viaje único.
Caribdis había salido disparaba hacia el fondo del lago, y volvió con algo oscuro y viscoso entre los dedos.
- ¿Comenzaras a preparar esa cosa para mi mama? - pregunto la niña.
Ella respondió en modo afirmativo, sumamente concentrada. Es importante decir que sus acciones no duraron más de quince segundos. Volvió a desaparecer y aparecer con más elementos.
Una especie de escarabajo pequeño y azul, el cual no tenía idea de donde había sacado. Lo tapo con una roca para que no se escapara. Unas hojas parecidas a las de menta, pero sin ningún aroma más que el del barro. Y por último, paró en seco. Y miro a Yaima.
- ¿Con que quieres que sueñe tu madre mientras no estamos?- cuestiono.
- ¿¿se puede elegir?? - dijo la niña.
- Pues claro, ¡¡sino no te lo estaría preguntando!!
- ¡Bueno, bueno! Emmm - pensó rápidamente Yaima - Con mi padre y yo, estando de vacaciones. - prefirió.
- ¡No! Algo más sencillo, abstracto, debe de estar sola. - le replico.
- Genial - contesto en desacuerdo Yaima - entonces que sueñe que este sola, en un lugar hermoso y tranquilo. ¡Una playa! - le pareció una fantástica idea.
- Ok, playa. - dijo Caribdis desapareciendo otra vez y volviendo con un puñado de arena y una flor de agua amarilla como el sol.
- ¿De dónde sacaste la arena? - le pregunto la niña por curiosidad mientras ella terminaba de acomodar cosa por cosa para empezar el hechizo.
- En la tierra, se encuentra todo tipo de cosas. Puedo seleccionar el que quiera con mucha facilidad - le contesto sin mirarla. Le pidió su mochila y allí apoyaron las cosas. En un frasco vacío armo la poción.
Primero, tomo la arena con el dedo índice y el pulgar y hecho una pizca dentro del recipiente translucido. Repitió lo mismo cuatro veces. Usaba su mano derecha igual de bien que la izquierda. De hecho, las usaba simultáneamente sin entorpecerse. Agarro un palo que estaba tirado distraídamente en el piso, y utilizándolo como mortero, molió las hojas verdes, la arena y la flor. Con el puño cerrado apretó las algas negras. Chorreó el agua de ellas y tan solo ese poco basto para que todo se oscureciera. Un vapor se desprendió lentamente del brebaje y se dispersó en el aire.
- Solo falta lo esencial. Con esto último - dijo seriamente - podría dormir a un oso.
Para la desgracia de Yaima, tomo el feo y brillante escarabajo, el cual pataleaba inútilmente en el aire y lo presiono con sus dedos. El bicho dejo de moverse, claro está. Una sola gota, un líquido verde azulado cayó, mientras susurraba una frase en una lengua extraña. Solo una ínfima gota. Luego tiro su cuerpito al agua sin inmutarse.
La pasta oscura y pegajosa, comenzó a aclarar y la poca arena se disolvió como el azúcar. La náyade acerco su boca y soplo suavemente, hasta que el contenido se volvió transparente como el agua.
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El lago
AventuraYaima es una niña especial, a pesar de que todavía lo ignora. De hecho, fue elegida para que la perspectiva de su vida cambie para siempre de una forma increíble. A veces, las sorpresas llegan solas. En esta ocasión, la sorpresa, es traída por el ag...