Epílogo.

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Habían pasado un par de meses, Zoro trabajaba con empeño y dedicación, había comprado un departamento más amplio y faltaban unas semanas para el cumpleaños 18 de (t/n), pero eso no significa que no se hayan visto otra vez.

-¡Zoro!- gemía la joven mientras el mayor la embestía. –Más... más... fuerte... por favor...- se aferraba a la fuerte espalda de su compañero, mientras él la sostenía por la cintura, aumentando sus movimientos.

-¿Así?- dio una profunda embestida que hizo que ella gritara de placer.

-Si... así...- jadeaba, había uno que otro beso.

El encuentro culminó con Zoro dejando su esencia dentro ella, estaban exhaustos llevaban toda la tarde con tan placentera actividad, hace unas semanas que no se veían y (t/n) se las ingenió para ir a verlo, comenzando con unos besos, terminado con ambos abrazados en la cama.

Zoro se recostó sobre la joven, su cabeza debajo de sus pechos, escuchaba su agitado corazón, ella acariciaba los cabellos del mayor mientras recuperaba el aliento.

-Fue fantástico...- dijo ella.

-Lo sé... te extrañaba...- dijo con una sonrisa Zoro, sonrojando a la joven.

-Te amo...- el peliverde se levantó al escucharla, sonriendo y besándola tiernamente.

-También te amo... por cierto ¿cómo le hiciste para venir?- se interesó.

-Luffy me está cubriendo...- dijo con una sonrisa, pero el peliverde enarco la ceja, se llevaba con el joven de sombrero de paja, aún era poco tiempo de interacción, ya sabia de lo que era capaz y precisamente guarda un secreto no era algo que se le daba.

-¿Luffy sabe que estás conmigo?- preguntó muy serio, desconcertando a la joven.

-S... si...- él se levantó, comenzando a vestirse. –¿Zoro?-

-Vístete...- sólo se puso los pantalones y salió a la sala.

Al salir de la habitación el peliverde descubrió que Law estaba en la sala, leyendo un grueso libro, trayendo consigo unos audífonos y su reproductor de música, quien al sentir la presencia del dueño del departamento, levantó la vista.

-¡¿Desde cuando estás aquí?!- cuestionó Zoro, Law guardó sus cosas en una mochila.

-Hace un par de horas que entre al departamento, porque llegue desde que (t/n)-ya llegó...- dijo con simpleza.

-¿Luffy?- preguntó.

-Si... digamos que Mugiwara-ya no puede guardar secretos...- sonrió con cierta burla.

-Lo sabía...- en ese momento la joven salió sonrojada.

-Law... niisan... hola...- saludo sin verlo a los ojos.

-Se te olvido que iría por ti...- la joven la había olvidado. –¿Sabes que si Doflamingo se entera que estás aquí se enojara?-

-Lo... sé...- Law se levantó.

-Podrían aguantarse unos días más, no pienso escucharlos cada vez que te escapes...- desvió la mirada, sonrojando a la pareja.

-¡Eres un pervertido!- le dijo Zoro, avergonzado. –Se supone que esta es mi casa...- se cruzó de brazos.

-No soy ningún pervertido, sólo que si Doflamingo se entera que (t/n) está aquí, no sólo rodará tu cabeza, también la mía...- suspiró con frustración. –Digamos que velo por mis intereses...-

-Pudiste tocar la puerta...- reclamó el peliverde.

-Eso hice... pero al parecer puede pasar el fin del mundo y ustedes ni se enteran...- dijo y tanto Zoro como (t/n) se sonrojaron a más no poder.

Arrodíllate y besa mis pies. (One Piece. Zoro y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora