Lo encontré una noche medio vacío,
con el corazón en las manos
y la cabeza totalmente echa un caos.
Solamente me preguntó que
si aún quería cambiarle a mejor,
le dije que nunca quise hacer eso,
que yo sólo quería enseñarle
que la vida merece la pena
si te sientes satisfecho contigo mismo.
Echó a llorar a mis pies
pidiéndome perdón por destrozar
y después intentar olvidar.
No sé si aún había algo amarillo en él,
pero le seguía queriendo
de todas formas