Acabamos ahogados entre líneas
con las manos heladas.
Intentaba olvidarme de tu alma
amarilla,
buscando cualquier otro color que
no llevase tu nombre.
Volví a fallar, como de costumbre.
Y tu volviste a mi, torturándome.
Eres una gran esperanza andante
mientras yo soy un intento de
catástrofe que no sabe correr.
No es que renuncie a ti, no es eso.
Si no que me necesito a mí misma
para poder soportar todos los daños
que la vida me pueda causar.
Y contigo aquí, es algo imposible.
Lo siento, te quiero.