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Narra Gumball.

El mar impasible permitía formar un reflejo perfecto de la pequeña lancha y mis compañeros, todos movidos a su ritmo haciendo lo que cada quien debería; yo tomaba notas del tiempo que cada quien tenía ahí abajo, por eso me tomaba la libertad de disfrutar un poco de la brisa salada junto a la quietud que brindaba pocas veces el mar. Ésta era una de las cosas que me gustaba de la profesión, salir al mar determinado tiempo; aunque fuera para hacer trabajos, estar así en el exterior resultaba agradable, incluso tal vez hasta placentero. Sonreí al sentir nuevamente la pequeña corriente de aire azotando mi cabello. El tiempo era demasiado agradable en el mar. Claro, sólo en el día y cuando no había lluvia o más bien una tormenta.

— Watterson, ¿cuánto tiempo me queda?—

— ¿Hm...? — revise las notas, luego la hora y tomé el wokitoki para contestar — Tres minutos, deberías volver—

— Entiendo, estoy cerca, me tomará menos de dos minutos — dicho y hecho, dos minutos después Sara ya estaba casi fuera del agua —. Los chicos y yo quedamos en que te corresponde tomar muestras del arrecife biótico en el Este — se recogió el cabello en una coleta camino al centro de manejo — te acercaremos a la zona, ya hemos acabado aquí y tenemos que llegar en tres horas al puerto —

Yo sólo asentía a todo lo que me decía, ella era la encargada de la investigación después de todo. Éso, y que no era muy fanático de nadar en aguas demasiado profundas, por la presión, el equipo y que muchas veces era demasiado oscuro para mirar tus propios pies.

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La excursión pasó con normalidad, recopilamos datos de la bahía y lo que restaba era hacer análisis y comparar resultados con los parámetros anteriores, en fin un buen acopio de fórmulas con desarrollo.

Al mirar la hora recordé que yo debía recoger la muestra de plantón, tomé lo que necesitaba para salir disparado a la costa, donde ya habíamos marcado que se podía recolectar dicha sustancia. Cumplí mi meta pero entonces un bulto alejado de la orilla tomó mi atención y curiosidad.

Me acerqué lentamente hasta tener su rostro a pocos centímetros de mi parámetro visual para notar que era un chico que parecía estar inconsciente y herido, aunque su pecho y respiración me aseguraban que seguía con vida el estado en el que se encontraba me tenía preocupado.

Lo removí un poco para ver si despertaba o diera otras señales de vida pero nada, el chico dormía como un perezoso sin ganas de querer soltar la cama.

Tomé sus brazos para poder arrastrarlo lejos de la orilla y revisarlo adecuadamente.

— Hm... Pues no te encuentro nada de malo, bueno, a parte del raspón en tu cabeza, vivirás — le miré detenidamente. Era el mismo chico de hace semanas, ¿cómo vine a reaccionar apenas ahora?... Más importante aún, ¿qué hacía ahí? — Hey, ¿puedes oírme?—

— Ay... ¿Qué me pasó? — se detuvo la cabeza con una mano e hizo su cabello hacía atrás.

— Hola — saludé.

— ¿Quién eres tú? — rápidamente  quiso huir lejos de mí.

— Tranquilo, no quiero hacerte daño — le aseguré.

— ¿Cómo llegué aquí? — examinó la costa con curiosidad.

— Am... Soy Gumball Watterson. No sé cómo llegaste hasta la costa ni qué haces aquí pero parece que estás bien, o ¿quieres que te lleve al médico más cercano? ¿Tienes a alguien que pueda llamar para que te cuide?— me acerqué con cuidado a él mientras no notaba que lo hacía ya que seguía observando el sitio.

— Lo conseguí... — sonrió grande y yo lo miré con extrañeza.

— ¿De qué hablas? — quise saber.

— ¿EH?. Oh, no, nada... — apretó los labios con nerviosismo.

— Entiendo... Entonces, ¿quieres el médico o ir con algún familiar para que cuide de ti?— lo miré detenidamente un segundo.

— Mmm... No tengo familia, ni un hogar al cual ir. Escapé de casa y... Creo que estoy bien, sólo fue un pequeño golpe, ya sanará — al decir esto soltó una pequeña risita nerviosa.

— Comprendo, bueno, al menos déjame curar tus heridas. Ven conmigo — tiré de su brazo para levantarlo y hacer que se recargara en mi hombro —. Agárrate de mí ¿okay?— mi mano viajó hasta su cintura para darle más estabilidad y empecé a caminar cuando él se abrazó a mi cuello.

— Gracias... E-es muy amable de tu parte — sus mejillas se sonrojaron levemente, pero no le tomé importancia, quería llevarlo a un lugar seguro.

— No hay de qué — sonreí amable.

— ¿Has visto una bolsa verde con algas? — preguntó.

— No — admití, pero mientras íbamos caminando pude ver un manojo de algas que podría ser lo que él había dicho — ¿No será eso lo que buscabas? — me acerqué al objeto con él de mis hombros.

— ¡Sí! — sonrío aliviado luego de haberlo tomado —. Gracias —.

— Sólo lo encontré, no es nada — dije con simpleza.

— Pero lo encontraste, es importante para mí y es más que suficiente — aseguró.

— Si tú lo dices — le resté importancia haciéndome de hombros.

— Sí — sonrió feliz.

Caminamos un poco antes de llegar a mi casa pero lo suficiente para que él no se cansara de hacerlo. Al llegar lo primero que hicimos fue beber agua y es que al ser una zona costera era sencillo deshidratar se en verano con el sol a todo su esplendor. Le cedí el asiento en la sala mientras iba por el botiquín y al regresar mi prioridad fue desinfectar la herida y ponerle una gasa para que no se contaminara.

— Listo, mmm... No me has dicho tu nombre — medité luego de un momento.

— Darwin, soy Darwin — comentó con nerviosismo.

— Muy bien, Darwin — Sonreí, su nombre era extraño, me recordaba al científico que había expuesto la teoría de la evolución pero a él le quedaba bien.

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Hola!! Hasta aquí el segundo capítulo, espero que sea de su agrado y podamos seguir llevándonos bien. He retomado mis historias ya que hace tiempo que las había dejado de lado por cuestiones personales pero he regresado ^-^9

Los quiero!! Nos leemos en la siguiente actualización :3

El secreto del tritón (Gumball & Darwin) [Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora