Narra Darwin
La hermana de Gumball era adorable, algo peculiar, pero linda. ¿Por qué la considero peculiar? Sencillo: tiene un sexto sentido super desarrollado que cada que Gumball me da un beso le habla o aparece de la nada con una sonrisa de oreja a oreja. Es gracioso, pero curioso.
— ¿Darwin? — Gumball miró furtivamente cada esquina del cuarto antes de acercarse —. Estoy hecho polvo — se acostó en mis piernas y se acurrucó en mi regazo.
— ¿Y éso? — cuestioné divertido. Nunca le había visto hacer un puchero.
— Anaís, no deja de acosarnos — me hizo ojitos como de gatito aplastado.
Reí al momento — ¿Eso es lo que te molesta? — quise saber.
— Sí. Tardé tiempo en aceptar mis sentimientos por ti, el frijol, tu secreto... Y lo único que quiero es amor, cariño y comprensión. No que me acose una pelirroja de 13 años — se quejó mientras se abrazaba a mi cintura.
— Lo entiendo, pero es tu hermana y es adorable — acaricié tiernamente sus cabellos rebeldes.
— ¿Cuál secreto? — ésa voz hizo que ambos nos tensáramos y que Gumball se levantara de golpe para separarse de mí.
— Eh Mmmmm... Que Darwin no sabe cocinar. E-es una vergüenza, ¿no crees? — me lanzó una mirada rápida para hacerme entender que estaba mintiendo por nosotros.
— Eso no es ningún secreto. Es un hecho que deducí por mí misma, y ¿Qué tienen que ver los frijoles aquí? — se cruzó de brazos y caminó hasta estar frente a nosotros.
— Es que... — Gumball iba a inventar otra mentira, pero con una mirada le hice saber que ya era suficiente.
— ¿Sabes guardar secretos Anaís? — pregunté a lo que la pelirroja frunció el ceño.
— Am... Sí — contestó extrañada.
— Bueno, ya sabes que soy el novio de tu hermano, ¿cierto? — quise establecer los hechos de forma ordenada.
— Sí, y que por lo visto no estudias, ni trabajas ni sabes cocinar — sentenció.
— Bueno, eso también — pensé en un plan — ¿Qué te parece si vamos a la playa? — propuse.
— ¿Y el secreto? — reiteró.
— Te lo diré allá, ¿ok? — le sonreí. Ni muy contenta ni disgustada salió de la habitación para preparar las cosas que se llevaría a la playa.
— Bien, hagamos un picnic de playa — dijo Gumball animoso mientras se ponía en marcha a alistar lo necesario.
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Ya en la playa el azabache y la pelirroja se pusieron a jugar en la costa mientras yo acomodaba las cosas como mi cerebro me dio a entender ya que quería entrar al mar luego de que Anaís bajara la guardia. Comimos unos sándwiches, galletas, zumo de frutas y algunos postres; hicimos castillos de arena, figuras, jugamos con una cosa circular elástica que pasaba de uno a otro y recolectamos conchas.
Presenciamos el atardecer y al ver los últimos rayos del sol decidí levantarme de mi sitio y caminar a la costa.
— ¡Hey! — me llamó Anaís — ¿Qué estás haciendo? — quiso saber.
— No te preocupes, estaré bien — Gumball llegó a su lado para detenerla y ver de cerca lo que haría. Le dediqué una sonrisa y asintió cómplice a mi idea.
Ingresé al agua sin hacer esperar el resplandor de mis escamas, cuando sentí que mi cola estaba casi completa brinqué lo más lejos de la orilla para entrar en aguas poco profundas.
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El secreto del tritón (Gumball & Darwin) [Yaoi]
Fanfiction¿Qué pasaría si el deseo de un joven tritón se hiciera realidad?... ¿Acaso su amor se dará entre tantos obstáculos? ¿Y si nada de esto hubiera llegado a pasar? ¿Cómo encontraría Gumball a aquél pesecillo que le sacaba sonrisas y alumbraba sus días...