9

155 9 2
                                    

Nota: recuerden que esto es simple ficción y... Pues... Se viene una escena sexual, se recomienda discreción o si no es de tu agrado te brinques el capítulo n.n

Narra Darwin

Feromonas, era algo raro el que yo fuera afectado por ellas, de echo, nuestra especie tenía ésa habilidad para atraer a cualquiera o a nuestra pareja para procrear. Teníamos las conocidas feromonas las cuales despedían un dulce aroma y también algunos tritones como me estaba pasando justo en este momento, teníamos ésta sed inmensa de ser tomados por un macho, lo cual significaba que estaba en mi período de fertilidad, por consiguiente, mi cuerpo se humedecía en ciertas zonas.

Gumball me ayudó a llegar hasta su vivienda, pero no podría ayudarme a controlar mis instintos, no a menos de que hiciera aquéllo que mi cuerpo tanto demandaba.

— ¿Estás seguro que estarás bien? — quiso saber al depositarme en la cama.

— Lo estaré... Pero... Necesito que hagas algo por mí — conseguí articular con dificultad, mi cordura estaba prendiendo de un hilo.

— Claro, lo que sea... — acunó mi cabeza entre sus manos mirándome con ésos ojos llenos de preocupación.

— Primero, tienes que saber que estoy en mi período de fertilidad, por lo que mi cuerpo está listo para procrear... Y... Es raro que alguien de nuestra especie no copule en este período de tiempo... — se me dificultaba mucho hablar pues los jadeos se intensificaban —. Segundo, jamás me había pasado esto... Es la primera vez... No sé que hacer.... Sólo... Sólo quiero ser tomado por ti... — mis pensamientos se estaban dispersando en un mar de deseo, ya no encontraba coherencia en mis palabras.

— Pero... ¿Estás seguro? — su cara se veía roja —. Jamás lo he hecho con un hombre... Menos con un tritón, no sabría que hacer... — estaba hablando demasiado y yo ya no tenía paciencia.

— Cállate y bésame — me levanté un poco para rodear su cuello con mis brazos y atraerlo hacia mí. Apresé sus labios en los míos mientras sentía como el calor se intensificaba en nuestros cuerpos.

Me saqué la ropa con cierto desespero deseoso de que el azabache hiciera conmigo un desastre. Nosotros seguíamos sumidos en ése dulce beso que poco a poco se tornaba húmedo. Tomé asiento en su pelvis dedicándole una sonrisa lujuriosa y llena de satisfacción, pues tenía la intención de tomar el control de la situación. 

— ¿D-darwin? — su nerviosismo me parecía muy tierno. 

— No te preocupes, todo irá bien — le aseguré. Volví a besar sus labios, una de mis manos descendió hasta su hombría que al parecer ya estaba despertando por aquél beso húmedo de antes. 

Masajeé su miembro mientras nos besábamos hasta que llegó un punto en el que Gumball pareció perder la paciencia y me empujó sobre la cama con una mirada que jamás había visto en él. Besó mi frente con ternura mientras me susurraba con dulzura un "lo siento" por anticipado. 

— Trataré de ser amable — me explicó antes de proseguir, pero grande fue su sorpresa al ver una sonrisa amplia pintada en mis labios. 

— No importa, no quiero que seas amable — lo envolví con ambos brazos y lo besé nuevamente. Me arodillé a sus espaldas, eché mi cuerpo al frente para detenerme solamente de mis rodillas y las palmas de mis manos —. Anda, quiero tenerte en mi interior — le invité. Gumball introdujo su miembro en mi interior haciendo que una dulce ola de placer recorriera cada partícula de mi ser. Un pronunciado gemido salió de mis labios sin darme cuenta. 

El azabache empezó un delicioso vaivén con sus caderas que me hizo la piel erizar completamente. Mis jadeos y gemidos llenaron la habitación por completo. El ambiente se había vuelto caliente y húmedo de un momento a otro. Sin poder evitarlo mi mente ya se había disipado únicamente en ése suculento placebo.

— Mgh — me mordí los labios al sentir cómo llegaba a una zona que me hacía enloquecer en sobre manera. 

— Oh, ¿así que éste es el punto? — dijo ladino mientras volvía a llegar a aquél lugar en mi interior. 

— Ha... sólo... hazme lo que quieras — expliqué mientras el me tomaba por las caderas para ir a un ritmo más rápido. 

— Será un placer... — canturreó en mi oído mientras lamía y mordía mi nuca haciendo que mi espalda se erizara por completo, y a los pocos segundos sentí como se venía en mi interior. Fue simplemente delicioso. Gumball permaneció en mi interior un momento más, yo al contrario no me pude sostener más de mis brazos, recosté mi pecho en la cama y me quedé con el trasero al aire, una posición un tanto extraña pero que no me molestaba ya que quería seguir teniendo a Gumball en mi interior. 

— Pfff — suspiré. 

— ¿Qué? — preguntó. 

— No pensé que fueras a hacerlo en verdad — confesé. 

— ¿Lo dudabas? —.

— Por supuesto, según tú soy el primer chico que te gusta — expliqué. 

— Sí, y quizás el único — salió de mi interior para recostarse a mi lado, me recosté por completo y me giré a verlo. 

— Quisiera que lo fuera — pedí. 

— Oh, lo serás — me acercó a su pecho y besó mi frente —. Lo prometo — me dedicó una sonrisa que me derritió el corazón por completo. 

— Sabes que soy capaz de traer vida en mi interior, ¿cierto? — sus ojos se abrieron de par en par. 

— ¿De verdad? — preguntó a lo que yo asentí. 

— Los tritones podemos hacer éso, es una ventaja, cuando no hay mujeres y hay algunas mujeres que pueden embarazarse entre ellas — sus cejas se fruncieron. 

— Vaya, lo tienen todo planeado — analizó. 

— Sí, fue una evolución que tuvieron nuestros ancestros desde hace varias generaciones — recordé aquélla historia que me había contado mi padre cuando era más pequeño, en la cual nos aseguraba a mis hermanos y a mí que si algún día el momento llegaba debíamos desposar a cualquiera de la realeza o de nuestra especie para poder prevalecer, si es que era necesario. 

— Oye... ¿tienen métodos anticonceptivos? — su pregunta me dejó desconcertado, por lo que él prosiguió —. Me refiero, a alguna forma de hacer que ustedes no terminen en cinta — explicó. 

— Oh... no realmente, generalmente somos comidos por los depredadores del mar o nos perdemos, hubo un tiempo en el que los humanos nos cazaban para su beneficio, aún nos buscan y tratamos de mantenernos ocultos, morimos por enfermedades, accidentes o algunos incluso resultan ser incapaces de procrear, por lo que aún no nos hemos interesado en ése tipo de cosas. Al contrario, tratamos de reproducirnos lo más que se pueda porque somos pocos — su cara parecía palidecer. 

— Entonces... ¿es probable que tú estés... ? — no terminó la pregunta. 

— ¿En cinta? sí, lo es, además de que te quedaste un poco más en mi interior así que pueden aumentar las posibilidades — sonreí, pero él se puso más pálido. 

— ¿Sabes si eres fértil? — preguntó con cierto miedo. 

— No lo sé... a decir verdad es mi primer celo, la primera vez que realizo el coito y... mi madre me tuvo joven... quizás era demasiado fértil, pero eso jamás lo sabré, murió al tener a mi décimo octavo hermano. En mi familia eramos 20, sin embargo, por lo antes mencionado ahora sólo somos 8, mis 5 hermanas, dos hermanos y yo, además unos cuantos ya se han casado e ido de casa — sonreí pero al parecer empeoré las cosas ya que Gumball cayó tendido al suelo de la impresión. 

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Hola, hola ¿Cómo están? ¿Qué tal les trata el corona virus? (okno) bueno, perdonen la demora, sinceramente esto de la universidad me ha traído agobiada en sobre manera, además he de mencionar que he estado enferma, pero hey, esto no se trata de mí. 

En fin, espero que hayan disfrutado del capítulo y nos podamos leer en la siguiente actualización, chau los amo a todos ;*

El secreto del tritón (Gumball & Darwin) [Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora